11 Consejos para enfrentar a los familiares tóxicos (sin culpa ni agresión)

Psicología
hace 2 años

Estar rodeados de personas tóxicas (por ejemplo, gente egoísta, interesada o manipuladora) puede afectar nuestra salud física y mental, así como nuestra calidad de vida. Establecer límites o dejar esas relaciones para buscar nuestro equilibrio y bienestar siempre será la mejor opción. Pero ¿qué pasa si esos sujetos son miembros de nuestra familia?

Resulta más complicado y no siempre sabemos cómo hacerlo. Por eso, en Genial.guru te compartiremos algunos consejos para afrontar esta situación.

1. Establece límites claros

Identifica lo que quieres, así como lo que no puedes permitir, para poder expresarlo con claridad. Por ejemplo, tal vez no siempre puedas acompañar a tu madre cada tarde o ayudar a tu hermano con la tarea, y lo mejor es que lo sepan: házselos saber.

También es probable que te sientas incómoda cada vez que alguien comenta, con toda la mejor intención del mundo, cómo debes criar a tu hijo. Aunque sean comentarios bienintencionados, pueden hacerte sentir mal, y lo mejor es defender tu posición y establecer límites.

Hablar no quiere decir sancionar. Defenderte tampoco es atacar. Procura establecer tus límites con claridad, y siempre con respeto y cariño, para informar quién eres, cómo eres y lo que quieres. La apertura y la empatía deben ser tus aliadas al hacerlo.

2. Aprende a ser asertivo, no seas condescendiente

Muchas veces preferimos guardarnos las cosas que pensamos o sentimos, con tal de evitar algún conflicto o para no herir los sentimientos de alguien más. Tal vez estemos atravesando por algún mal momento o simplemente no podamos con todo. Pero no es sano ocultarlo.

Puede que nuestros padres o abuelos nos demanden mucha atención y tiempo, o que nuestros hermanos se quejen porque no les apoyamos como se supone que deberíamos. Aunque podamos llegar a sentirnos irritados u ofendidos, debemos aprender a comunicar siendo asertivos. Por ejemplo, podemos hacerles ver a nuestros familiares que vamos a verles cada vez que podemos o que siempre pueden contar con nosotros.

Es importante ser asertivos y honestos a la hora de comunicarnos. Decir lo que sentimos implica reconocer que también nosotros tenemos necesidades que deben ser respetadas.

3. Da apoyo incondicional, pero sin dañar tu integridad

Se nos ha enseñado que la familia es, siempre y a toda costa, lo primero. Pase lo que pase, se la debe amar y respetar. Pero aunque sea muy importante en nuestras vidas, hay ocasiones en que algunos de los miembros nos lastiman de alguna manera. Algunos de ellos incluso pueden habernos hecho daño en nuestra infancia.

Aunque se nos repita siempre que la familia es lo primero, nunca hay que olvidar que en realidad primero está nuestra salud, nuestra integridad y nuestro bienestar.

No siempre es posible conciliar algunas heridas. Si existe maltrato por parte de algunos miembros de la familia, lo mejor es procurarnos a nosotros mismos. Buscar cuidarnos de esos abusos y daños que nos pueden provocar. Nuestra integridad, nuestra salud y nuestro bienestar siempre serán lo primero.

4. Toma distancia

A veces también puede pasar que haya miembros de la familia que aunque no son precisamente malos, pueden llegar a causarnos incomodidad. Por ejemplo, personas que demandan mucho tiempo y atención o que se aprovechan constantemente de nuestra incondicionalidad, abusando de sus peticiones.

Puede llegar a ser difícil, pero conviene aprender a tomar distancia de esos vínculos. Quizá no sea necesario romper de tajo con ellos, pero sí alejarnos un poquito, con tal de procurar nuestro bienestar. Nunca hay que olvidar que lo más importante es nuestra salud física y emocional, por lo que conviene cuidarnos de esos vínculos tóxicos que nos desgastan poquito a poco.

5. A veces es necesario confrontar

Tener el valor de confrontar a nuestra familia no es algo malo. Más bien, hay veces en que llega a ser necesario. Hay que estar atentos todo el tiempo sobre cómo nos tratan los demás, y hay que saber identificar cómo queremos que nos traten.

Cada vez que se dé el caso de que nos percatemos que se nos daña o maltrata, hay que tener el coraje de confrontar. Del mismo modo en que se requiere valor para enfrentar a nuestros enemigos, se requiere mucho más para confrontar a las personas que queremos. Nadie tiene el poder de hacernos sentir mal o hacernos sentir menos, excepto si se lo permitimos. Defendernos de maltratos y abusos es perfectamente normal y, en ocasiones, hasta necesario.

6. Cuídate de las manipulaciones

Es muy común que las personas abusivas se justifiquen y se aprovechen de nosotros para manipular algunas situaciones a su antojo. Hay que entender que eso no está bien. Aunque pueda llegar a ser más fácil dejar las cosas en el pasado, no prestarles atención o ignorar algunos comportamientos, lo mejor es aprender a cuidarnos.

Las personas abusivas lo seguirán siendo si no se les pone un alto o se las sigue justificando como si no pasara nada. Hay que aprender a no solapar comportamientos tóxicos y a no perdonarles toda grosería y abuso. Reconozcamos que, como adultos, necesitamos tener conversaciones sanas y defender nuestra posición.

7. Cuida tu salud física y emocional

El hecho de que algunos miembros de la familia puedan llegar a tener actitudes tóxicas no implica que tengas que soportarlos solo por tener la misma sangre. Si ellos no cambian o no trabajan en sus personas más vale que nosotros sí. Esto implica cuidar de nuestra salud física y emocional, por ejemplo, procurando espacios para nosotros: hacer ejercicio, cuidar nuestra alimentación y alejarnos de las personas que nos causan algún daño.

Aunque esto puede provocar que los familiares tóxicos nos reclamen o se victimicen, nunca hay que olvidar que nuestro bienestar está primero. Practicar algún deporte, hacer meditación y procurar la atención plena pueden ayudarnos a tener una relación más sana con nosotros mismos y nuestra familia.

8. Intenta no tomarlo personal

Aunque resulte difícil, hay que intentar no tomar sus comportamientos tóxicos como algo personal. La mayoría de las personas tóxicas suelen serlo no solo con nosotros, sino con casi cualquiera. Es probable que nos hagan sentir mal, como si fuera nuestra responsabilidad que ellas sean como son, pero aunque encender el interruptor de “culpa” es muy fácil, es mejor hacer el esfuerzo por entender que el problema no es nuestro.

Dejar de sentirnos culpables de todo y dejar de tomarnos todo personal nos ayuda a sentirnos más libres y ligeros. No hay que olvidar que las opiniones de las personas tóxicas hablan más de ellas que de nosotros.

9. Cultiva la paz en vez de odiar

Odiar a las personas por ser tóxicas no nos ayuda en nuestro crecimiento personal. Al contrario, solo genera un ambiente mucho más tóxico. El odio, lejos de hacernos sentir mejor, solo nos provoca más dolor.

Combatir la toxicidad con odio es como intentar combatir fuego con fuego. Es más probable que el fuego crezca sin control en vez de apagarse. Aprender a perdonar y cultivar la paz en nuestras vidas es como arrojar agua a esas llamas. Al final nos sentiremos mucho mejor si aprendemos a generar paz, en lugar de sentir odio.

10. Tiempo al tiempo

Decir que las personas nunca cambian es una afirmación completamente falsa. Es cierto que no todos lo hacen, ya que cambiar implica un compromiso con uno mismo por ser mejor que ayer, y no todos asumen esa responsabilidad. Pero también es cierto que muchas personas sí cambian con el tiempo, se vuelven mejores, reconocen sus errores y piden disculpas.

Si identificas que una persona ha cambiado, quizá valdría la pena considerar darle una oportunidad. A veces es bueno darle tiempo al tiempo. Pero eso sí, conciliar el perdón o recuperar la confianza de alguien es un trabajo de dos. Hay que aprender a distinguir cuándo hay que esperar y cuándo no. No olvides que lo más importante eres tú.

11. Aprende a soltar

Hay veces en que ya lo hemos intentado todo: dimos lo mejor de nosotros, y la relación no mejoró o ni siquiera cambió. Aunque puede resultar doloroso, a veces conviene soltar esos lazos, esos vínculos con personas que aunque queremos mucho, nos hacen daño. Puede llegar a ser muy difícil, pero con el tiempo, duele menos soltar que sostener.

Solo tú puedes decidir a quién acompañar y a quién dejar atrás. No siempre se pueden sanar o rescatar las relaciones por mucho que queramos. Hay que aprender a decir adiós y seguir con nuestras vidas. Solo así podremos crecer y ser mejores.

¿Qué otros consejos crees que pueden servir a alguien que debe lidiar con una familia tóxica siempre? ¿Qué cosas te han resultado a ti?

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