12 Crueles verdades que todos nos negamos a creer (hasta que la vida nos muestra la dura realidad)

Psicología
hace 5 años

Cuando somos niños y nos tratan como a un frágil florero de cristal, nuestra infancia acaba bastante rápido. Pero en los adultos, por desgracia, aplican otras reglas: con el paso del tiempo entendemos que en gran medida los únicos interesados en lo que necesitamos “somos nosotros mismos”. Nadie está obligado a tomarnos de la mano, a darnos su hombro en un momento difícil o acariciarnos la cabeza por hacer buenas acciones. E incluso hay personas mucho mejores, inteligentes y atractivas.

Genial.guru se atrevió a recopilar simples verdades que todos aprendemos tarde o temprano sobre la cruda realidad.

1. Sacrificarse por los demás no tiene ningún sentido

¿Has escuchado la frase “Yo hago todo por ti y tú no lo valoras”? Por lo general, junto con ella sigue la fría respuesta: “¿Y quién te ha pedido que lo hagas?”.

Vamos a ser honestos: nuestros sacrificios no son necesarios para las personas de nuestro alrededor. Frecuentemente ellos se sienten incómodos o enojados debido a una obsesión ajena. Probablemente, la excepción puede ser una conducta codependiente, cuando ambas personas en el fondo del alma reciben cierto placer de tal relación.

2. A ninguno de nosotros le pondrán un monumento en el trabajo

Como dicen, el burro fue el que más trabajó en la granja pero nunca se convirtió en el jefe. Tarde o temprano te encontrarás frente a frente con una verdad desagradable: los directivos y colegas entenderán que estás listo para esforzarte demasiado en absolutamente cualquier trabajo. Y en el momento en que estés arruinando tu salud por una ardua carga, ellos con toda tranquilidad estarán sentados viendo sus redes sociales o haciendo chismorreos por otra taza de café. ¿O esperabas que tu adorable jefe todo el tiempo te estuviera felicitando, como la profesora del jardín de niños?

3. La positividad corporal no tiene que ver con la ausencia de auto cuidado

Axilas sin rasurar, uñas rota o el rechazo de medios higiénicos te darán rápidamente el título de una persona desagradable en lugar considerarte como un partidario de la positividad corporal. Aun así, el pensamiento principal de este movimiento reside en una relación de respeto hacia otras personas y la aceptación de la apariencia propia y la ajena (por ejemplo, la estructura natural del cuerpo o las consecuencias de operaciones).

Pero detrás de las fuertes declaraciones del tipo “adoro todos mis kilitos” frecuentemente se oculta la pereza, el no querer ir al gimnasio y una actitud irresponsable hacia la propia salud.

4. La apariencia tiene importancia

Puedes hablar cuanto quieras sobre la riqueza de tu mundo interior y la belleza de tu alma. Pero nadie ha revocado el refrán “Como te ven, te tratan”. En las entrevistas de trabajo no solo valoran las habilidades profesionales, sino también la apariencia del candidato y la capacidad de poder comunicarse con otras personas. Sí y en una cita romántica tendrá más oportunidad una persona en que se ve bien y segura de sí misma que un tímido desaliñado.

5. Ser una buena persona no es una profesión

En el trabajo no están obligados a tolerarte solo por tener unos ojos bonitos. O porque tienes tres hijos, una hipoteca, 4 créditos y una mamá enferma. En primer lugar, los jefes siempre estarán interesados en los resultados de tu trabajo. Si no le traes un beneficio a la organización, entonces tienes que estar consciente de que en cualquier momento puede llegar a tu lugar un trabajador más enérgico y eficiente.

6. Mamá no siempre tiene la razón

Con el tiempo dejamos de tomar en cuenta las palabras y conductas de nuestros padres como una verdad en última instancia. En lugar del entusiasmo infantil llega la comprensión de que mamá y papá son personas normales. Ellos tienen sus defectos, hábitos cotidianos no necesariamente agradables y sus criterios no siempre son inteligentes y correctos. Además, ellos pudieron haber cometido muchos errores durante tu crianza. Es triste, pero nuestros hijos tarde o temprano tendrán que decepcionarse un poco de nosotros.

7. Tendrás que aprender hasta que te retires; o incluso más

Las tecnologías modernas se desarrollan con tal velocidad que tal vez en 10-15 años tu profesión ya no exista. Lo que significa que siempre se tiene que estar preparado para dominar nuevas esferas de trabajo. O, en su caso, aumentar constantemente la cualificación y convertirte en una “pieza” única e irrepetible, es decir, un especialista en el sector de la industria.

8. Si nunca vas, algún día dejarán de invitarte

El truco de “me voy a hacer a un lado, pondré cara de ofendido y todos correrán para invitarme a jugar” solo funciona en el jardín de niños. En la vida adulta hay pocos a los que les interesa jugar a la persecución eterna. Tarde o temprano te encontrarás con una situación en la que se olvidarán de ti. O simplemente pensarán que no estás interesado en ellos.

9. Los “cursos de autoconfianza” no funcionan

No tiene sentido dibujar las “tarjetas de deseos”, visualizar los objetivos, pegar en una hoja una hermosa casa, una playa con palmeras y autos lujosos. Todas estas cosas no funcionan hasta el momento en que empiezas a trabajar activamente en lo deseado. Además, tales cursos son peligrosos porque a menudo se te enseña a manipular a otras personas.

Después de cursos de ligar, los hombres podrán comenzar a coleccionar victorias de amor, pero al mismo tiempo se sentirán solos. Y las víctimas de los “cursos de feminidad” son engañadas con el supuesto de que, después de completarlo, su cónyuge rápidamente se levantará del sofá y comenzará a ganar millones.

10. Lo siento, pero tú no eres el centro del universo

¿Te hiciste una hermosa manicura de otro mundo y tus colegas no la admiraron lo suficiente? ¿Gastaste la mitad de tu sueldo en un nuevo traje y nadie lo apreció? Es mejor que tú mismo recuerdes cuándo fue la última vez que te alegraste sinceramente porque alguno de tus conocidos adquirió algo nuevo. Sin embargo, hay una buena noticia: muy pocas personas notarán unas medias rotas o un agujero en el dedo del calcetín. Por supuesto, si tú mismo no realizas un drama teatral o atraes la atención hacia ello.

11. Lo que eres ahora es tu propia elección

En realidad, esto es muy sencillo. La única persona que responde por tus acciones eres tú mismo. Si no sabes inglés, quiere decir que tú no lo has aprendido. Si tu jefe te grita, significa que tú mismo se lo permites. Nadie es culpable por el hecho de que no lograste terminar la universidad, no te arriesgaste a mudarte de ciudad o contraer matrimonio “porque así sucedieron las cosas”.

12. Siempre hay alguien mejor, más inteligente y más joven

El golpe más doloroso para la autoestima es probablemente cuando entendemos que en este mundo hay personas mucho mejores que nosotros. Sí, podemos coquetear y tratar de ser “eternamente jóvenes”, pero las arrugas comenzarán a ser visibles con cada año que agregamos a nuestra edad y la caminata será cada vez más difícil. Los hombres comenzarán a esconder la calvicie emergente y “meter” la barriga, las mujeres aprenderán a atar un pañuelo de forma artística ocultando una piel que ha dejado de ser joven.

Solamente queda aceptar el hecho y tranquilizarnos porque cada persona es única a su manera. A ti te gusta ser único y especial, ¿cierto?

¿Consideras que estas realidades son ciertas? ¿O estás dispuesto a debatir con nosotros?

Ilustradora Anastasiya Pavlova para Genial.guru

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