15+ Cosas extrañas que hace 100 años se consideraban normales en la vida de los niños

Psicología
hace 5 años

A principios del siglo XX, la desigualdad social, las enfermedades, la guerra, el analfabetismo y la pobreza formaban parte de la vida cotidiana. Una infancia y adolescencia felices y despreocupadas eran la excepción, contra la que los niños modernos parecen unos chiquillos caprichosos. Pero a pesar de las diferencias en las condiciones de vida, cada generación de niños contribuyó a la historia. Algunos devolvieron la fe en Santa Claus, otros convirtieron las zapatillas de deporte en una prenda de moda, y otros volvieron a los hombres duros en unos padres cariñosos y tiernos que no dudan en cambiar pañales y pedir licencia de paternidad para quedarse en casa cuidando a su hijo.

Genial.guru ha realizado una búsqueda en los archivos de fotos antiguas para descubrir cómo se veía la vida de los niños comunes durante el siglo XX y qué lograron cambiar en este mundo durante los últimos 100 años.

Sueños de una bicicleta, Coca-Cola y una entrada al cine

Incluso hace 100 años, todos los niños soñaban con una bicicleta para viajar, si no en el mundo, a algún lugar cerca de su casa. La bicicleta era un bien costoso, pero uno podía trabajar de mensajero y recibir una como herramienta de trabajo.

Los niños de familias humildes se fabricaban sus propios juguetes y se entretenían con juegos callejeros, por ejemplo, organizaban batallas de canicas, parecidas al curling. En las familias ricas, los padres regalaban osos de peluche y trenes mecánicos a cuerda.

Hace 100 años, todos los niños también soñaban con probar la Coca-Cola. La popularidad de la bebida creció cuando, en 1931, Santa Claus apareció en carteles con anuncios del refresco en un traje rojo y blanco y con cejas negras (los otros Santas eran completamente canosos). La compañía no inventó, pero sí cambió y popularizó la imagen de Santa: ahora ya no castigaba a los niños, sino que simplemente compartía con todos el espíritu navideño, los regalos y la bondad.

En 1995, este Santa Claus apareció en una caravana navideña de camiones. Para millones de personas en todo el mundo, este anuncio se convirtió en el primer recordatorio de las inminentes fiestas. Además, también es un proyecto de caridad que recolecta regalos y crea un ambiente festivo para decenas de miles de niños de orfanatos.

En la década de 1900, solo los adultos iban al cine: el boleto era caro, de aproximadamente unos 25 USD en el recálculo de hoy. Para entretener a la gente antes del comienzo de la película se mostraban unos dibujos animados cortos. Por lo tanto, se puede decir sin miedo a equivocarse que, los primeros fanáticos de Mickey Mouse fueron los adultos.

Walt Disney cambió la situación al filmar cuentos de hadas para niños y al crear en 1937 el largometraje animado Blancanieves y los siete enanos, que se convirtió en la película más popular, y lo siguió siendo hasta el estreno de Lo que el viento se llevó.

En la década de 1950 apareció la televisión: poco a poco fueron surgiendo los dibujos animados, cuyos personajes se convirtieron en los mejores amigos y consejeros para los niños. La hora de la transmisión de los dibujos animados coincidía con los horarios cotidianos: por la mañana ayudaba a los niños a despertarse, por la noche se convertía en una recompensa por el buen comportamiento durante el día.

Los padres prohibían ir a la escuela

A principios del siglo XX, menos del 20% de los niños asistía a la escuela. Y solo el 9% de ellos la terminaba. Los que recibían educación superior eran contados con los dedos. El resto trabajaba desde muy temprana edad: vendían fósforos, leña para el fuego, iban a las fábricas y a las minas. Ganaban poco, le entregaban el dinero a sus padres, entre los que había muchos vagos.

Algunos trabajaban en familias, por ejemplo, los niños ayudaban en el taller del padre, y las niñas acompañaban a la madre a cosechar los cultivos y los vendían en el mercado.

En los Estados Unidos y en Europa ya operaban algunas escuelas públicas y gratuitas que aceptaban a todos. La lectura, la escritura y la aritmética eran sus materias principales. La formación duraba 8 años. Las niñas aprendían economía doméstica, los varones trabajaban la madera. Para muchos, esta era la única oportunidad de salir de la pobreza y volverse independiente.

Después de la década de 1930, comenzó una creciente demanda de especialistas altamente calificados, y con ello, la cantidad de escuelas públicas y universidades abiertas a todos. Apareció un sistema de alimentación escolar, los estudiantes recibían becas y eran preparados para ir a la universidad. Se formaron leyes que prohibían el trabajo infantil y obligaban a los padres a enviar a sus hijos a la escuela.

Si a principios del siglo XX los niños se preguntaban entre sí: “¿Quién te gustaría ser?”, después de 100 años, la pregunta suena diferente: “¿En quién quieres convertirte?”. Esto subraya el enorme papel que desempeñó el desarrollo de la educación escolar en la vida de cada uno de nosotros. Desafortunadamente, todavía hay países en los que la sociedad vive en el pasado.

Se podría vestirse como un adulto

Hace 100 años, para los niños de familias ricas, la ropa se cosía a medida. En las familias humildes, las cosas se pasaban de unos a otros, algunos niños iban descalzos hasta finales de otoño. En los pueblos, los materiales eran más accesibles, por lo que las mujeres muchas veces cosían y tejían algo para toda la familia.

Desde la década de 1960, el bienestar de la sociedad fue creciendo, las relaciones dentro de la familia cambiaron. Los niños comenzaron a vestirse con más elegancia y comodidad. Empezó a emerger la moda adolescente.

En 1955, se estrenó la película Rebelde sin causa, y los adolescentes se pusieron zapatillas de deporte, imitando al personaje principal. Las celebridades siguieron su ejemplo: Woody Allen se puso unos mocasines para ir al ballet, Led Zeppelin actuaron en zapatillas en una película. En respuesta, los fabricantes de zapatos de cuero inventaron el mito de que las zapatillas de deporte deformaban el pie.

Nada de vacunas, medicinas infantiles ni clínicas

En la década de 1900, todos los niños se enfermaban gravemente, y solo la mitad sobrevivía hasta los 15 años. En 2 años, más de 50 millones de personas murieron en el mundo a causa de la gripe. La tos ferina, la fiebre tifoidea y el sarampión se cobraban cientos de miles de vidas cada año. La viruela privaba de la vista, la rubéola, del oído, las paperas derivaban en pancreatitis que, a su vez, se convertía en diabetes.

Las personas que habían padecido polio en sus primeros años se convertían en personas paralizadas de por vida. Muchos tenían que vivir, literalmente, acostados en unos tubos como este.

Los medicamentos y una visita al médico eran caros. La mayoría de las veces, un niño de una familia humilde luchaba solo con la enfermedad. La situación se agravaba por la falta de saneamiento, por el hambre, por la falta de agua potable y por el hecho de que los padres y los niños dormían en la misma cama o en la misma habitación. Los que tenían la forma más fácil de llegar a un hospital eran aquellos que se lastimaban mientras trabajaban en una fábrica.

En materia de salud, se confiaba en los “métodos de la abuela”. La situación comenzó a cambiar por los reporteros de los periódicos que empezaron a recopilar en sus artículos, consejos simples de los médicos para aquellos que al menos podían leer.

La vacunación obligatoria de los niños y el mejoramiento de las condiciones de vida, entre ellos el agua corriente en los hogares, el acceso al agua potable y el hábito de lavarse las manos, se convirtieron en un gran avance. El segundo paso importante fue el desarrollo de una pediatría asequible y la prohibición del trabajo infantil.

Nadie obligaba a comer frutas y verduras

La diferencia de altura de los niños del siglo XX y XXI tiene que ver con la nutrición. Hace 100 años, en las ciudades solo unos pocos vivían en la prosperidad. Los niños no siempre nacían cuando la familia lo deseaba, y los padres se preocupaban más por alimentarse a sí mismos.

En los pueblos, la situación nutricional era mejor. Las verduras, las frutas, la carne y el pescado eran más fáciles de obtener (o de robar). Pero seguía siendo un problema el incesto: muchas aldeas vivían aisladas, y los viajeros de tierras lejanas rara vez llegaban allí.

Desde la década de 1960, en las ciudades comenzaron a aparecer alimentos frescos y baratos. Se volvieron populares las sopas instantáneas y la comida rápida. Los desayunos escolares incluyeron la pizza y los perros calientes. Se creía que una pequeña cantidad de esos alimentos no causaría graves problemas de salud.

Hoy en día, en muchas escuelas está prohibida incluso la venta de comida rápida y refrescos que contengan cafeína, y los padres se privaran de algo a sí mismos antes de ahorrar en la comida del niño.

Siglo XXI: la época de las nuevas oportunidades para los niños

Las escuelas están convirtiendo el aprendizaje en juegos, los alimentos para bebés contienen todas las vitaminas y minerales necesarios para un niño, la medicina se vuelve cada vez más accesible, en muchos países hay beneficios especiales para los pequeños.

Gracias a Internet está creciendo la disponibilidad de la información: es posible estudiar en una escuela o en una universidad desde cualquier parte del mundo. Juguetes, ropa, entretenimiento: los padres ya no escatiman ni tiempo ni dinero para conseguirlos. Un niño que es feliz hoy, hará que el mundo sea un poco mejor mañana.

El número de padres que se toman licencias de cuidado infantil está creciendo. Muchos asumen las responsabilidades de la casa y de la crianza del bebé, de modo que la madre pueda ocuparse de su carrera profesional. Debido a estos papás, el número de los opositores a cualquier conflicto armado ha aumentado significativamente.

Hay muchas fiestas que celebramos con toda la familia. No nos sorprende cuando los parientes viajan miles de kilómetros para vernos.

Pero lo más importante, los padres y los niños nunca han sido tan unidos. El amor incondicional, el deseo de hablar el mismo idioma, el cuidado mutuo, el apoyo y el respeto, el deseo de pasar más tiempo juntos, estas son las cosas por las que las familias luchan en el nuevo siglo.

¿Y tú estás de acuerdo con esta conclusión?

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