Por qué no nos gusta que nos digan qué hacer y cómo responder de forma constructiva

Psicología
hace 2 años

Los seres humanos anhelamos la independencia. Tanto a los niños y adolescentes como a los adultos no les gusta que les digan qué hacer, y rebelarse se convierte en una necesidad. En psicología, a esto se le llama reactancia, una reacción emocional que se opone a las reglas o regulaciones que parecen amenazar algunas libertades en la conducta. Aunque sea algo común, en este tipo de situaciones, la tendencia es exaltarse, lo que puede llevarnos a lastimar emocionalmente a los demás o incluso a nosotros mismos.

Genial.guru te contará cómo podemos mantener la calma cuando alguien nos ordena algo, según la psicología, o qué podemos hacer si tratamos con personas que justamente odian escuchar alguna instrucción o consejo.

1. Haz un inventario de reacciones y emociones

Realiza un inventario de las emociones y reacciones que tienes a lo largo del día cuando estás frente a opciones que son limitadas por reglas o incluso cuando tu libertad parece amenazada. Es importante aprender a reconocer cuando el “yo” rebelde puede ser perjudicial para nosotros o para quienes nos rodean.

Para evitar que nuestras reacciones puedan provocar peleas o problemas en nuestras relaciones, conviene trabajar la tolerancia y comprensión de la reactancia psicológica, en lugar de simplemente ser una persona que responde de forma negativa sin darse cuenta.

2. Evita que tus reacciones tomen el control

Manejar las emociones, además de observación, requiere disciplina y práctica, hasta que de manera natural el rebelde interior trabaje a nuestro favor y no en contra. Puede servir realizar respiraciones profundas antes de que las emociones afloren, y trabajar en tener respuestas que tomen en cuenta a quienes nos rodean.

Aunque hay cosas que no nos guste hacer, considera que no vale la pena pelear por asuntos pequeños, además de que tomar una actitud responsable sobre nosotros o los que nos rodean es útil para evitar que se dañen las relaciones.

3. Utiliza la psicología inversa para influir de forma positiva

Podría ocurrir que estemos frente a alguien que simplemente odie cualquier tipo de consejo o instrucción. Para estas personas, la psicología inversa puede servir como una herramienta. Por ejemplo, con niños (entre 2 y 5 años) y adolescentes que se niegan a escuchar, porque piensan que se les está limitando su libertad de actuar, pensar o sentir.

Para usar la psicología inversa puede bastar con crear un misterio o dar opciones ante algo. Para influir positivamente, procura que no sea una manipulación emocional en beneficio propio.

4. La empatía te ayudará a reducir reacciones negativas

Se dice que la empatía, es decir, inducir a que una persona considere la perspectiva del interlocutor, puede ayudar a reducir la reactancia psicológica, o dicho de otra manera, podría servir para que se entienda que nadie amenaza la libertad de conducta de alguien.

5. Presta atención a las posibles suposiciones falsas

Cuando alguien odia que le digan qué hacer, podría existir un pensamiento que le murmura que está por perder autonomía, siente que le tratan como a un niño o puede tener miedo de ceder el control de su vida. Para evitar esto, hay que observar e interpretar la situación, ya que, muchas veces, esas ideas no son ciertas.

6. Actuar con prudencia te ayudará a tomar mejores decisiones

Detrás de lo que podría sentirse como una orden, puede haber un buen consejo de alguien que se preocupa por nosotros y que nos da instrucciones para nuestro propio beneficio. En ese sentido, hay que aprender a elegir de forma sabia la respuesta y no simplemente querer “tener la razón”.

7. Aplica técnicas para neutralizar reacciones negativas como la ira

Los pensamientos negativos o la ira son de las reacciones no deseadas que pueden aparecer luego de recibir una orden. Tómate un tiempo para pensar cómo quieres responder y recuerda que detrás de una sugerencia o una indicación no necesariamente hay alguien que trata de controlarnos.

Reconoce la emoción y aléjate de la situación si es necesario o prueba estrategias para el control de la ira, como la reestructuración cognitiva, en la que se reemplazan los pensamientos negativos inútiles por otros más razonables. En lugar de pensar “quieren controlarme”, por ejemplo, considera “no es exactamente lo que me gustaría, pero es por mi bien”.

8. Aprende a expresar una opinión con respeto hacia los demás y hacia ti mismo

El enojo es una respuesta natural que puede expresarse con firmeza pero sin agresividad, es decir, de una manera sana. Para hacerlo, se debe aprender a dejar en claro cuáles son nuestras necesidades sin lastimar a otros y desde la base del respeto.

Si necesitas calmarte, hazlo interiormente y también en la conducta externa. Trata de reducir el ritmo cardíaco y deja que los sentimientos pasen.

9. Evita usar un lenguaje controlador si quieres que un mensaje no sea percibido como una amenaza

Los mensajes persuasivos pueden ser percibidos como amenazantes, especialmente cuando se utilizan palabras que son contundentes y controladoras, como “deberías”, “debes” o “necesitas”. Por el contrario, usar términos como “considera”, “puedes” o “podrías” en una conversación resulta menos desafiante y, por lo tanto, sirve para evitar un comportamiento reactante.

10. También puedes utilizar una posdata para reducir el efecto amenazante

Para que un mensaje resulte menos amenazante, otra sugerencia es utilizar una posdata luego de comunicar algo “autoritario”, que sirva para que las personas entiendan que son libres de decidir por sí mismas lo que es bueno para ellas.

Si sientes que necesitas ayuda para mejorar tus relaciones personales o aprender a manejar tus emociones, considera pedir la ayuda de un profesional de la salud mental. ¿Tienes alguna anécdota divertida con alguna persona mandona? ¿Qué consejo darías para lidiar con este tipo de gente?

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