Por qué es importante que los niños hagan preguntas y cómo puede ayudar eso a la relación entre padres e hijos

Psicología
hace 2 años

Llega un momento en la infancia en el que todo, y queremos decir absolutamente todo, es motivo de pregunta para los niños: “¿Por qué se hace de noche?”, “¿Por qué soñamos cuando dormimos?”, y demás incógnitas que, cuando las respondemos, nos llevan a otro sinfín de preguntas que a simple vista parecen sencillas, pero sus respuestas son tan complejas que a veces necesitamos ponernos a estudiar como si fuéramos otra vez a la escuela.

Genial.guru cree que la infancia es una etapa importante, por eso te cuenta todo lo que hay detrás de esas dos palabras que pueden ponernos los pelos de punta, pero que para los niños son muy valiosas (no te preocupes, también te daremos algunos consejitos para salir del bucle de preguntas).

Por qué es importante que los niños pregunten “por qué”

Bueno, no decimos que responder sus preguntas sea más divertido que ver una serie, pero sin duda, para los más pequeños, puede ser mucho más productivo que mirar televisión, ya que al cuestionar se están haciendo partícipes activos de su propio aprendizaje. Además, el pensar, verbalizar y formular preguntas sobre lo que no entienden, les ayuda a tener un pensamiento mucho más crítico de las cosas.

Por eso evita manifestar que sus preguntas son molestas, en su lugar puedes decirle que mañana continuarás respondiendo. Los niños necesitan esta interacción con sus padres y saber que ellos estarán acompañándolos en el proceso de aprendizaje.

Pueden hacer un promedio de 73 preguntas por día

Según un estudio, los niños hacen un promedio de 73 preguntas por día, así que, por semana, los padres deben responder un total de 511 “por qué”. Luego de ver esa cifra, muchos querrían escapar, pero en su defensa diremos que están empezando a conocer el mundo exterior. ¡Hay mucho que no saben! Buscan información sobre cosas que se escapan de su experiencia.

Según la psicóloga clínica Sally-Anne McCormack, los niños hacen muchas preguntas porque son curiosos por naturaleza: “Todo lo que les rodea, ven, tocan, sienten y huelen es nuevo para ellos. Quieren saber más al respecto”. ¿Te imaginas si estuvieras viajando a un país totalmente diferente al tuyo? Sin duda deberías hacerle muchas preguntas a tu guía para poder desenvolverte mejor, así que cuando estés con un niño intenta responder con paciencia y con palabras sencillas para ellos.

Para ellos es una manera de comunicarse

La etapa de las preguntas, según estudios, comienza alrededor de los tres años, cuando sus frases se vuelven más largas. La curiosidad por lo desconocido y la comunicación se ponen en desarrollo prácticamente al mismo tiempo, y por ello, mientras nos hacen adentrarnos en un camino interminable de preguntas, lo cierto es que ellos también están aprendiendo a verbalizar las inquietudes que tienen en su mente.

Además, están empezando a entender que cuando dicen “por qué”, provocan una respuesta tuya. Así que puede que ni siquiera sea la pregunta real, sino una forma de decirte que algo es interesante y que quieren saber más al respecto.

Solo hacen preguntas a las personas en las que confían

Por mucho que “taladren” nuestros oídos, lo cierto es que si te hacen preguntas es porque confían en ti y en tus respuestas. Tienen la certeza de que lo que les digas será la verdad, así que es muy importante para ellos saber que pueden contar contigo cuando una incertidumbre les invada.

Los investigadores descubrieron que, antes de hacer una pregunta, los niños evalúan las probabilidades de que el adulto responda y si encontrarán la información que buscan. Esto significa que si los padres a menudo no responden o hacen que los niños se sientan ignorantes, es posible que sus hijos simplemente retengan sus preguntas la próxima vez. Para esos niños, investigar no valdría la pena, y eso sería un desperdicio, ¿verdad?

No siempre están esperando una respuesta a su pregunta

A veces no terminamos de responder lo que preguntan y ya están cambiando de tema, o vuelven a preguntar otra vez lo mismo. Lo cual puede ser un poco angustiante. Según una psicóloga, esto puede deberse a que aún no dominan las frases largas y es su manera de mantener un diálogo.

"Los niños no necesariamente están preguntando ’por qué’, tal vez es la única palabra en su vocabulario que da a entender que quieren saber más sobre un tema. Lo que realmente quieren decir es: “Eso es interesante para mí. Hablemos de ello. Cuéntame más, por favor”, agregan psicólogos. Así que puedes aprovechar la oportunidad para conversar sobre lo que te está preguntando; si por ejemplo pregunta por qué en la noche salen las estrellas, podrías hablar de lo hermosas que son y preguntarle si a él también le gusta verlas.

Esta interacción puede ayudar a que los niños crezcan más saludables

Preguntar mucho es un buen síntoma, ya que los investigadores afirman que los niños que están más motivados para aprender, tienen mayor posibilidades de hacer actividades exitosas en el futuro. Los profesionales evaluaron a 130 bebés hasta la edad adulta, y los que manifestaron mayor interés en aprender y disfrutaban de los aprendizajes, tenían más probabilidades de graduarse que sus compañeros menos curiosos.

Si tu hijo te hace una pregunta y no sabes la respuesta (que no te de pena, es más común de lo que crees) investiga junto con él la solución. Si para el niño es interesante un tema, investigarlo contigo será más divertido y al final tendrá una respuesta y un buen recuerdo a tu lado.

Algunas recomendaciones más al responder las preguntas de los niños

  • Es importante que respondas siempre con la verdad: “Criar a través de la mentira puede parecer un ahorro de tiempo, sobre todo cuando las razones de los padres para engañar es que es difícil de explicar. Sin embargo, este comportamiento puede desencadenar una pérdida de confianza”. Como ya hemos dicho, ellos confían en tus respuestas, no es necesario que des muchas explicaciones, ni que uses palabras complejas. Habla de una forma en la que él pueda entender y dale la información suficiente para apaciguar sus preguntas.
  • Cuando haya preguntas embarazosas en público, dile que se las responderás más tarde. No evadas las dudas, según un estudio de la Universidad de Michigan, los niños que no reciben respuesta tienen dos veces más de probabilidades de volver a hacer la misma pregunta. Y cuatro veces más de probabilidades de que su respuesta lo lleve a nuevas cuestiones.
  • Una manera de salir del bucle de preguntas es anticiparte y preguntarle cosas, como por ejemplo, cómo es el sonido de un tambor, o de qué color son las flores. Un grupo de profesionales, al evaluar a un conjunto de niños, descubrieron que aquellos que veían el interés de sus padres en hacer preguntas sobre una temática en cuestión aprendían mucho más rápido sobre lo que se estaba abordando que el resto. También, cuando pregunta el por qué sobre algo, puedes responderle: “¿y tú por qué crees que es así?”, para que el pequeño piense en sus propias respuestas y tú te dediques a escuchar y guiar su razonamiento.

¿Cuál fue la pregunta más graciosa que te hizo un niño y qué le respondiste? Si tienes alguna técnica para salir del bucle del por qué cuéntanosla, sin duda querremos saberlo.

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