Cada día que pasa es inevitable generar desechos con nuestros consumos: los plásticos, papeles, cartones e incluso los objetos viejos y en desuso que tenemos en nuestro hogar terminan en la basura. Pero no necesariamente ese tiene que ser su destino, sino que, con un poco de imaginación y un par de manos habilidosas, podemos transformarlos en cosas totalmente servibles.
Muchos de nosotros solemos hacer, de vez en cuando, una limpieza general de las cosas que ya no usamos o que simplemente ya no nos son útiles. A su vez, existen dos tipos de personas: las que prefieren regalar dichas cosas a un familiar o conocido y las que deciden dejarlas en el contenedor de basura. Indistintamente de que algunas personas hayan arrojado cosas a la basura, podemos tener la certeza de que para otras personas, encontrarlas fue como descubrir un cofre del tesoro.
A la hora de tirar la basura, muchos de nosotros nos limitamos a dejarla dentro del contenedor sin mirar atrás. Sin embargo, existen personas que están atentas y les pegan una ojeada a los desperdicios de otros, y en algunos casos, su curiosidad las lleva a encontrarse con gratas sorpresas, como un par de zapatos nuevos o artefactos eléctricos en buenas condiciones.
Los residuos sólidos urbanos son los desechos de origen residencial y comercial que generan las personas a través de sus consumos diarios. Solo en México se producen más de 42 millones de toneladas de basura al año, lo que equivale a 175 veces el volumen de la Pirámide del Sol de Teotihuacán. Además, los desechos causan efectos negativos en la salud, y los mares y océanos reciben 12 millones de toneladas de ellos por año. Sin embargo, aunque las cifras causen de todo menos una sensación agradable, los grandes cambios empiezan con pequeñas modificaciones en nuestros hábitos. Reemplazar nuestros productos de todos los días por aquellos que pueden reutilizarse y causar el menor impacto ambiental es un buen comienzo.
Los bonitos muebles caseros pueden hacer que cualquier espacio sea acogedor y cómodo para vivir. Si estás cansado de ver una vieja lámpara de araña en el techo, sentarte en una mesa descascarada o en una silla chirriante y quieres cambios inmediatos, pero no puedes permitirte gastar dinero en la tienda de muebles, es hora de arremangarse y ponerse a trabajar. Parece que es el momento adecuado para crear obras maestras que te deleitarán todos los días, animándote incluso en los momentos más oscuros de la vida.
Resulta que los hashtags pueden ser muy útiles, no solo para encontrar nuevas fotos con gatos rápidamente. A veces, ayudan a cambiar nuestro mundo para mejor. Un día, un simple hombre quitó una pila de basura debajo de un árbol grande, realizó fotos del “antes” y el “después” del proceso, y las subió a las redes sociales, invitando a los demás a seguir su ejemplo. Lo sorprendente fue que miles de personas aceptaron el reto, dándole lugar al nacimiento del #TrashtagChallenge.
Durante toda una vida, arrojamos unas 28 toneladas de basura. Solo tienes que imaginar lo difícil que le resulta al planeta lidiar con tantos residuos. Para ayudarlo, podemos apostar por alternativas a los artículos desechables y aprovechar al máximo aquello que ya tenemos. Millones de personas en diferentes países del mundo ya apoyan un estilo de vida más ecológico y demuestran con su propio ejemplo que salvar a la Tierra cada día no es para nada difícil.
En la actualidad, arrojamos 3 millones de toneladas de desechos al día. Esto es casi 4 mil veces más que hace 100 años. Y aunque los científicos están investigando cómo reciclar esa enorme masa que envenena a la Tierra, todavía no consiguen disminuir esas tristes estadísticas. Una mujer francesa, Bea Johnson, y su familia, han resuelto el problema de la basura en casa desde hace mucho tiempo. Si cada uno siguiera su ejemplo, mañana despertaríamos en un mundo con el que ahora solo podemos soñar.
A veces, con la mejor de las intenciones, la gente incluso está dispuesta a perjudicarse a sí misma de alguna manera en un intento de ayudar a los demás. Y parece que la respuesta a una acción tan noble debería ser cierta amabilidad, pero no siempre es así. A menudo las buenas intenciones se convierten inesperadamente en escándalos y malentendidos. Las historias de los héroes de nuestro artículo son prueba directa de ello.
Algunos ancianos en algún momento deciden: “¿Cuándo, sino ahora, vivir la vida al máximo?”. Y empiezan a hacer todo tipo de cosas. Los héroes de nuestra selección recuerdan con una sonrisa lo geniales que son sus parientes mayores.
Se supone que las vacaciones deben ser una alegría, pero no siempre es así. Por extraño que parezca, a menudo, no son nuestros vecinos de hotel quienes nos estropean las vacaciones, sino nuestros seres queridos. Algunos lo consiguen incluso a miles de kilómetros de distancia.
Las ocurrencias de las personas a nuestro alrededor a veces nos dejan perplejos. Lo bueno es que estas historias inusuales se pueden compartir en línea. Los protagonistas de nuestra historia han compartido momentos en los que desconocidos, vecinos e incluso parejas hicieron cosas que simplemente no se pueden comprender, por más que lo intentes.
Viajar en avión no es solo una forma rápida de llegar a su destino, sino también un pasatiempo imprevisible. Algunos se encuentran con gente peculiar sentada en el asiento de al lado, otros viven aventuras en el aeropuerto, mientras que hay quienes tienen miedo a volar y se limitan a ponerse nerviosos silenciosamente.
A veces la vida está llena de sorpresas. Lees una historia y crees saber exactamente cómo va a terminar porque has estado en situaciones similares o las has oído mil veces. Pero entonces, la vida da un giro inesperado y la trama se desarrolla de una manera que nunca habrías imaginado.
Parece que las ventas en línea atraen a todo tipo de individuos poco razonables. Aunque de vez en cuando surgen historias increíbles que te dejan boquiabierto, estas son la excepción y no la regla. ¿Cómo lidiar con esto? La mejor opción es simplemente reírse de los descarados cazadores de gangas que terminan llevándose su merecido.
Existen personas que se perciben a sí mismas como las más astutas y creen firmemente que los demás deben soportar sus caprichos. Estos impúdicos están dispuestos a hacer lo que sea necesario para lograr sus objetivos, sin darle importancia a la opinión ajena. Lidiar con ellos en la vida cotidiana es un verdadero desafío, pero leer acerca de sus peripecias puede resultar bastante entretenido.
¿Qué nos pasaría a nosotros y a nuestro planeta si este llegara a ser tan grande como el Sol? El diámetro de la Tierra es de 12 874 km. Cruzarlo es como conducir de ida y vuelta a través de los EE. UU. 3 veces. Eso no suena como mucho, ¿verdad? Bueno, ¿qué tal repetir este viaje 305 veces más? Imagínate los gastos de gasolina. Ese es el diámetro del Sol: aproximadamente 1 392 082 km. Comparado con nuestra Tierra, el Sol es inimaginablemente grande. Entonces, ¿qué nos sucedería si nos volviéramos de su tamaño? Hay cuatro escenarios posibles, dependiendo de lo que queramos decir con “el tamaño del Sol”.
Es ampliamente conocido que los cierres ajustables son utilizados para asegurar los pañales al cuerpo del bebé. No obstante, a pesar de su uso común, muchas madres desconocen el propósito específico de las cintas adhesivas que hay en la parte trasera de los pañales autoajustables.
Hay personas que al ver un local de ropa y objetos usados, voltean la vista avergonzadas. Pero existen otras que tienen muy presente que la basura de algunos es el tesoro de otros, por lo que encuentran en las profundidades de estos locales auténticas reliquias, sabiendo que, aunque su etiqueta muestre un costo bajo, tienen un precio invaluable.
Puede que a la hora de ir por algo bueno pensemos que lo ideal son las tiendas de marca. Aquellas donde los objetos parecen tener brillo propio, tanto que solo tenemos ojos para ellos y creemos que necesitamos adquirirlos de inmediato, cueste lo que cueste. Sin embargo, quizás pocos sospechen que los verdaderos tesoros se esconden en los sitios menos pensados. ¿Cuáles? Segunda mano, tiendas de usados y hasta basura. Sí. Muy pocos lo saben.
Las personas podemos producir más de un kilo de basura al día, mientras que los desechos de una persona que sigue un estilo de vida con cero residuos podrían ser tan pequeños como un tarro de 227 gramos al año. Puede que no generar desechos parezca una tarea complicada, pero Esther Peñarrubia, una ingeniera agrónoma y conferencista sobre residuo cero, es un vivo ejemplo de que se puede tener una vida más sostenible en el mundo moderno, así como lo muestra en sus redes.
Si bien todo lo que pasa en las familias reales está muy difundido por los medios, esto no significa que no haya detalles que sean poco conocidos por la mayoría de la gente. Si se trata de los hombres, esto no es una excepción. Por más que intenten resguardar esos “secretos” de la prensa, a veces ciertos datos son identificados por sus seguidores, quienes siguen sus pasos atentamente.
Todos tenemos una forma diferente de ver los retos. Algunos los tomamos como un peldaño, algo que hay que superar y que nos ayuda a avanzar en la vida. Otros, sin embargo, los ven como problemas y los abordan con soluciones matemáticas. En cualquier caso, llegar al otro lado de cualquier situación difícil te hace sentir definitivamente ganador.
En el mundo, hay personas que, cuando algún objeto en casa dejó de ser útil, simplemente lo tiran a la basura. Sin embargo, otras se las ingenian para reutilizarlos, y así también cuidar su bolsillo. De esta manera, les sacan el máximo provecho antes de desecharlos. No todos tenemos este tipo de habilidades creativas, pero los protagonistas de este artículo podrían ayudarnos con unas cuantas ideas que podríamos emplear.
Cuidar el medio ambiente es algo que nos corresponde a todos, procurando que cada una de nuestras acciones no solo no afecte, sino que contribuya a tener una rutina más ecológica en nuestro día a día. Normalmente, tenemos en nuestro hogar objetos que, al dejar de funcionar, tiramos a la basura; pero muchas veces no sabemos el daño que le estamos haciendo a nuestro entorno al no conocer la mejor manera de desecharlos.
Es bastante difícil vivir con alguien. Esto se debe a que a pesar de que las personas lleven mucho tiempo viviendo juntas y se hayan acostumbrado mutuamente, resulta complicado aceptar algunos hábitos domésticos. Pero cuando comienza la vida matrimonial, cualquier pequeñez puede destruir una frágil unión.
En ocasiones, las nuevas adquisiciones dan lugar a simples decepciones. Algunas cosas dejan de funcionar rápidamente y se tiran a la basura. Otras resultan no ser tan buenas como afirmaba el fabricante. Por eso las compras que sirven por mucho tiempo y además facilitan la vida diaria se quedan para siempre en el corazón.
Seguro que en más de una ocasión, viendo a terceros hacer algo, pensaste: “No parece tan difícil, yo podría hacerlo”. Y es que visto desde fuera, todo parece siempre mucho más sencillo de lo que es. Ciertas cosas, por su complejidad o riesgo, es siempre mejor dejarlas en manos de profesionales, pero con otras en las que el peligro de “desastre” es menor, podríamos arriesgarnos a hacerlas por nuestra cuenta. A esas historias de autoemprendimiento va dedicado este artículo.
El hogar es el lugar donde pasamos la mayor parte de nuestras vidas, compartiendo momentos con nuestros seres queridos y creando recuerdos. Sin embargo, a veces llega el momento de mudarnos y vender nuestra casa. Vender una casa puede ser estresante, pero también marca el comienzo de una nueva etapa y permite a nuevas familias hacer de ella su hogar y crear sus propios recuerdos.
Entablar una relación amorosa no es tarea fácil. Todos invertimos tiempo y esfuerzo para hacer que las cosas funcionen. Pero a veces llega un momento en que la ruptura es inevitable. Y aunque la mayoría de las personas dejan el pasado atrás y siguen con sus vidas, algunos conservan recuerdos tan desagradables que el solo pensar en los días de antaño se vuelve una verdadera pesadilla.
Cuando éramos niños, no entendíamos el deseo de nuestros padres de ahorrar dinero: comprar uniformes del colegio más grande “para cuando crezca”, usar ropa de nuestros hermanos mayores, controlar los interruptores de la luz para que no esté encendida innecesariamente. Pero ahora buscamos formas de ahorrar dinero y aprovechar al máximo la experiencia de compras. Promociones, cupones, tarjetas de bonificación: todos los tenemos. Pero eso es solo la punta del iceberg. Algunos se basan en la experiencia y en la observación para elaborar sus propios trucos de vida.
Hacer amistad con los vecinos puede ser una gran idea. Después de todo, nos sostienen la puerta del ascensor para que lleguemos a tiempo, nos hacen compañía en tiempos difíciles y nos prestan ingredientes cuando no tenemos tiempo para ir de compras. Pero cuando las personas que viven cerca tienen una personalidad complicada, quizás sea mejor evitarlas.
Es muy complicado encontrar el lugar perfecto para vivir. No solo porque tienes que hallar un sitio que se adapte a tus necesidades, sino también porque algunos querrán servicios o escuelas cerca, o que su hogar se encuentre en una buena ubicación. Aunque es probable que trates de prever todo, hay cosas que no puedes cambiar, como por ejemplo, los vecinos molestos.
Parece haber dos tipos de personas. Están las que devuelven el carrito de la compra a su sitio y las que lo dejan en medio del estacionamiento, aquellas que recogen su basura después de terminar de comer y las que prefieren dejarlo todo sobre la mesa, esperando que otros se encarguen de limpiarla. Esa diferencia tan irritable para muchos parece suponer un reto extremo para la paciencia y la calma.
Los niños siempre están mirando lo que hacemos. Observan cómo actuamos en situaciones estresantes y cómo interactuamos con otras personas; prestan atención a cómo logramos lo que queremos. Y si pensamos que no les importa, que son demasiado pequeños o están inmersos en sí mismos, estamos equivocados.
En la vida hay dos tipos de personas: aquellas a quienes les fascina acumular cosas porque “algún día van a necesitarlas” y otras que prefieren renovar objetos comunes con cierta regularidad. No nos sorprende que, casi siempre, los miembros del primer grupo reciclen gran parte de todo aquello que botan los del segundo. Pero ¿qué pasaría si dentro de tanta “basura” apareciera un verdadero tesoro? No hay nadie mejor para decirlo que quienes lo han vivido.