Por qué las moscas se frotan las manos (y otros 10 datos que demuestran que no solo se dedican a molestarnos)

Animales
hace 3 años

Las moscas no son una especie de insectos que se lleven muy bien con los humanos, y aunque no provoquen comezón como los mosquitos ni se vean tan mal como una cucaracha, lo cierto es que siempre logran ponernos nerviosos al posarse constantemente en nuestra comida, e incluso sobre nosotros mismos, como si nos estuviesen desafiándonos. Pero por muy nerviosos que nos puedan poner, estos insectos tienen hábitos constantes que, una vez que nos damos cuenta de ellos, nos dejan una gran inquietud.

Genial.guru es muy curioso, y como no les podemos preguntar directamente a las moscas por qué son como son, investigó 11 aspectos de las moscas que las vuelven insectos más complejos de lo que creemos.

1. Si se frotan las “manos” no es porque estén armando un plan maquiavélico

No es que las moscas estén pensando: “Vaya, vaya, apenas esta persona se distraiga, posaré mis patas sobre su comida”, mientras suelta una risa perversa y se frotan las manos. Aunque no se note, las moscas pasan mucho tiempo aseándose cuidadosamente; tal vez más que nosotros. Si miras a estos insectos, puedes notar que con frecuencia se frotan las piernas, el cuerpo, la cabeza y hasta las alas, y no lo hacen por comezón, sino porque se están quitando la mugre. Podríamos decir que son limpiadoras compulsivas.

Si se frotan las “patas” (porque en realidad no tienen “manos”), lo hacen por una razón biológica: al eliminar la suciedad de las patas, quitan todo elemento que pueda alterar sus sensores. Estos sensores son importantes para cuando aterrizan en una superficie, ya que necesitan determinar si la comida sobre la que están es comestible. Además son los que las ayudan a volar y encontrar comida, así que podemos ver que el aseo para las moscas es cuestión de supervivencia.

2. Se limpian más que nosotros porque se ensucian más

Si al degustar una jugosa naranja te mancharas, muy seguramente deberías limpiarte las manos. Pero en el pequeño mundo de las moscas, la tarea de mantenerse limpia para tener sus sensores activados es toda una hazaña porque, debido a su diminuto tamaño, cada pequeña partícula de polvo y granos de polen son una catástrofe sanitaria para ellas.

Deben limpiarse con mucho cuidado. Con sus patas higienizan su cuerpo, sus alas e incluso sus ojos (sí, los ojos, y ellas no tienen parpados) con tanta destreza que podrían ser contorsionistas. También usan su boca para limpiar los residuos de sus patas, y así desechar lo que es suciedad y comerse los restos de alimento que parecen comestibles.

3. Pueden sentir los sabores en todo su cuerpo

Según un estudio de la Universidad de Berkeley, las moscas tienen receptores que les permiten saborear la comida como humanos y detectar si un alimento es dulce o amargo, bueno o malo. Pero tienen una gran diferencia con nosotros: imagina que estás por comer una porción de tu comida favorita, como la pizza (todos la amamos); por mucho que te guste su aroma, lo cierto es que solo sabrás si tiene buen sabor una vez que entre a tu boca y puedas saborearla.

Según los profesionales, mientras que tú saborearías la porción alimentándote de aquella clásica forma, la mosca puede saborear la comida hasta con las patas y las alas, ya que tiene receptores de sabor distribuidos por todo su cuerpo. ¿Te imaginas saborear tu pizza con las manos? Bueno, es lo que ellas hacen. ¡Comer debe ser toda una experiencia sensorial!

4. El sentido del gusto no es para saborear la comida

Seamos honestos, si las moscas tuviesen tan solo un poco de buen gusto no comerían todo lo que comen. Su percepción del gusto no es para saborear la comida, sino para detectarla y discernir si van a comerla o no. “Las neuronas gustativas básicamente le dicen a la mosca si la comida es buena o mala para comer”, explicaron los profesionales.

5. Existen miles de especies de moscas

Y por “miles” no decimos simplemente 1000 o 2000; siendo el mundo tan gigante sería tal vez una cifra muy pequeña. Según los estudios, se han calculado 150 000 especies de moscas... Sin duda, esa cifra es muy excesiva si tenemos en cuenta que, por ejemplo, solo hay aproximadamente 18 000 especies de aves. Y creemos que con esa cantidad es suficiente. ¿Te imaginas a más de ellas rodeando tu comida?

6. No son tan veloces como creemos

Es muy difícil para nosotros atrapar a una mosca, de hecho, esquivan con tal destreza todos nuestros intentos para deshacernos de ellas que pensamos que son ninjas. Pero, en realidad, no son tan veloces como creemos.

Estos insectos solo pueden volar a 7 kilómetros por hora, lo cual equivale a una caminata humana. De hecho, si hicieran una carrera con las libélulas, perderían, ya que estas últimas pueden volar a 36 kilómetros por hora.

7. La destreza para esquivar el peligro se debe a sus ojos

Pueden no volar tan rápido como creemos, pero sin duda tienen una visión veloz. Para explicar un poco el por qué, tal vez es mejor aclarar que, cuando la luz penetra en nuestros ojos humanos, se genera una reacción química que luego envía esa información al cerebro a través de impulsos eléctricos.

Pero las moscas, en realidad, tienen una reacción mecánica que permiten señales neuronales más rápidas. Además, la corta distancia de los ojos de la mosca hasta su cerebro acelera el procesamiento de la información. Así que, mientras nosotros creemos que estamos por atacarlas con un atrapamoscas a una velocidad extrema, lo cierto es que ellas visualizan todos nuestros movimientos como si nos moviésemos en cámara lenta.

8. Las moscas pueden ver en todas las direcciones

Además de ver el mundo en cámara lenta, los ojos de las moscas les permiten ver en ángulos de 360°, así que pueden observar lo que está sucediendo delante y detrás de ellas. Ten por seguro, entonces, que si piensas combatir con una de ellas mientras te da la espalda, el resultado sería el mismo, escaparía de la misma manera que si estuviese de frente.

9. Pueden caminar boca abajo

Estamos tan acostumbrados a ver a las moscas caminar por todas partes que, si las vemos caminando en una pared boca abajo, no nos sorprendería. Pero lo cierto es que nosotros necesitaríamos de mucha destreza para caminar tan bien como ellas, como si fuese la cosa más normal.

No, no es que tengan mejor estado físico que nosotros, es porque sus patas tienen dos especies de almohadillas adhesivas en los pies llamadas pulvilli que le permiten al insecto adherirse a las superficies, y para despegarse, las patas de las moscas utilizan garras para quitar el pie pegajoso.

10. Tenemos muchas cosas en común con las moscas, como nuestro ADN

La genética de los humanos es muy similar a la de las moscas de las frutas, según los científicos. “Aproximadamente el 61 % de los genes de enfermedades humanas que se conocen tienen una contrapartida identificable en el código genético de las moscas de la fruta”, explicaron al momento de dar sus razones del porqué en determinados experimentos es tan bueno tener en cuenta la participación de las moscas, ya que son buenos reemplazantes de los humanos.

11. Eliminar a todas las moscas del mundo sería una mala idea

Por muy insoportables que sean, las moscas son importantes para el mundo. Los profesionales afirman que, además de posar sobre la comida de las personas, polinizan las plantas, devoran organismos en descomposición y se comen los drenajes. Nadie más que ellas estaría dispuesto a hacer ese trabajo sucio. ¿Te imaginas toda la mugre que se acumularía si se extinguieran?

Y si eso no te parece suficiente para tener que soportar a estos cohabitantes, también afirman que, si no existieran, tampoco existiría el chocolate, ya que una especie de ellas es la que poliniza la planta de cacao. Con esa razón, sin duda muchas personas de buena gana apreciarán su existencia en el mundo, tanto como su paciencia se lo permita.

¿Qué insecto te resulta más molesto? Cuéntanos si tienes alguna táctica para evitar a estas intrusas en tu cocina, sin duda queremos saberlo.

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