12 Mitos sobre los vaqueros que nos ha impuesto Hollywood y que todavía creemos

hace 2 años

La era de los vaqueros, las principales estrellas del Salvaje Oeste, duró solo un poco más de 20 años. Y durante este tiempo, los valientes jinetes, hábiles con el lazo, lograron hacer todo lo posible para convertirse en un símbolo de la cultura estadounidense. Los protagonistas de los westerns fueron imitados en todo el mundo, y los sombreros stetson y las botas con estrellas todavía inspiran a los diseñadores de ropa en la actualidad.

Genial.guru le encantan las películas sobre el Lejano Oeste. Y también, como ya sabes, nos gusta atrapar a los cineastas cometiendo errores. Y decidimos desacreditar los principales mitos sobre los vaqueros que han surgido gracias a Hollywood.

Los vaqueros son algo puramente estadounidense

Todos conocemos bien esta imagen cinematográfica: un hombre guapo con un revólver en la cadera, montado a caballo, cabalga hacia el atardecer. Simboliza el empedernido avance de los Estados Unidos hacia Oeste. Pero, de hecho, incluso el propio término “vaquero” apareció en el Viejo Mundo. Fue utilizado por primera vez en forma impresa por el escritor Jonathan Swift en 1725 para describir a los niños que pastoreaban vacas en una familia o comunidad rural.

Los predecesores inmediatos de los vaqueros estadounidenses fueron los pastores vaqueros mexicanos. Fueron ellos quienes comenzaron a pastar ganado a caballo. Su lazo (cuerda con nudo corredizo) se convirtió en el lazo de los cowboys, su chaparajo se convirtió en chaparreras y su sombrero se convirtió en el famoso sombrero de ala ancha.

Son los conquistadores del Salvaje Oeste

En las películas, los vaqueros exploran nuevos territorios y establecen sus propias reglas sobre ellos. Esto es parcialmente cierto. Pero solo parcialmente. Te contaremos cómo apareció este oficio en primer lugar. Hasta la década de 1860, la mayoría de los ganaderos criaban vacas para ellos mismos en lugar de venderlas. Una gran parte de estas personas vivían en Texas, y por todo el estado deambulaban libremente enormes rebaños de vacas, que cualquiera podía atrapar y llevarse, por lo que la demanda de carne de res era baja.

Sin embargo, en 1865 se abrió una planta procesadora de carne en Chicago y la demanda de carne aumentó. Pronto, el ganado pudo venderse en los mercados del norte por hasta 40 USD por cabeza, y se volvió rentable transportar los rebaños por ferrocarril. No había vías en Texas, pero sí en Kansas. La ruta de un estado a otro se conoció como Chisholm Trail. Su longitud era de aproximadamente 1 600 km. El trabajo del vaquero era llevar la manada a lo largo de este camino, no conquistar tierras inexploradas.

Los vaqueros peleaban con los indios

En los westerns vemos a los vaqueros peleando constantemente contra los indios. La población indígena y los recién llegados al Salvaje Oeste realmente tuvieron numerosos conflictos. Pero los conductores de ganado no tenían nada que ver con eso. A menudo tenían que cruzar las tierras de los indios y entonces ellos les cobraban una tarifa por el ganado que pasaba por su territorio. La mayoría de las veces los pastores contrataban a colegas indígenas para que los ayudaran a mover los rebaños a través de los ríos o a buscar vacas perdidas. Así que había muchos indios entre los vaqueros.

Los vaqueros son hombres adultos y duros

En las películas vemos a hombres adultos, cuyos rostros están cubiertos de profundas arrugas, que dan testimonio de la dura vida en el Lejano Oeste. Pero en realidad, los vaqueros eran jóvenes que necesitaban dinero. Entre ellos a menudo se encontraban adolescentes de 12 o 13 años, hijos de agricultores, que percibían la conducción de ganado no solo como una forma de ganar dinero, sino también como una especie de dedicación.

También había chicas entre los vaqueros. La mayoría de las veces solo acompañaban a sus maridos y viajaban en carros, pero también había excepciones: en 1888, una joven llamada Willie Matthews se disfrazó de niño y trabajó y montó junto con el resto del grupo.

No se separaban de sus armas

En las películas, los vaqueros son difíciles de imaginar sin un revólver en sus manos. En realidad, en el Lejano Oeste, los conductores de ganado la mayoría de las veces no portaban armas. Muchos de los jefes de los senderos, que manejaban los recorridos, exigían que sus trabajadores no llevaran sus armas con ellos, por temor a que los disparos causaran pánico entre los animales. Además, en algunos poblados de Texas y Kansas, las armas estaban prohibidas.

Contrariamente a los estereotipos occidentales, no había tiroteos durante los traslados. Al menos no se ha encontrado evidencia de ellos. Y, en general, la tasa de criminalidad en el Salvaje Oeste era significativamente más baja de lo que nos muestran los westerns.

Todos los amaban y respetaban

A juzgar por los westerns, ser un vaquero era genial. Eran amados por las chicas, temidos por los villanos y respetados por todos a su alrededor. Y siempre tenían monedas encima. Pero en la vida real, lamentablemente, no fue así. En el siglo XIX, el pastoreo era un trabajo con un estatus social bajo.

Los periodistas de Texas les daban advertencias a los ciudadanos sobre “esta clase nómada de personajes inútiles” que “podían olvidar que hay una diferencia entre lo mío y lo tuyo”. Los salarios de los vaqueros eran muy bajos: apenas tenían suficiente dinero para la comida, un lugar para dormir y un poco para otros gastos.

Era un trabajo genial y muy interesante

En las películas, el trabajo de los vaqueros está lleno de aventuras y un espíritu de verdadera libertad. De hecho, conducir ganado es un trabajo monótono y agotador. No había lugar para el pensamiento libre y la independencia, porque existía una estricta disciplina y control. Un vaquero se quejó: “El viaje que alguna vez fue tan emocionante y aventurero se ha vuelto indescriptiblemente sombrío y agotador”.

El traslado del ganado tomaba de 3 a 6 meses. A menudo los vaqueros pasaban 3 días o más sin dormir, en la silla de montar. La ración de los vaqueros era exigua y monótona: frijoles y galletas. Casi no comían carne, porque el ganado que conducían era el lucro del cliente, en ningún caso se le debía tocar.

Los vaqueros eran solitarios

Durante el traslado se utilizaban cocinas de campo como esta.

El vaquero solitario es un personaje clásico del western. En realidad, el ganado siempre iba acompañado de un grupo de pastores que clasificaban y contaban los animales juntos. Se necesitaban alrededor de 12 vaqueros, cada uno con un mínimo de 4 caballos, para trasladar un rebaño de 2 000 a 3 000 vacas por el sendero Chisholm.

Defendían a los débiles

El vaquero es misericordioso con las mujeres, reservado con los extraños, generoso con sus amigos y cruel con los enemigos. Él es la justicia encarnada y, por el bien de proteger a los débiles, incluso está dispuesto a violar la ley. Al menos así vemos al vaquero en las películas. Incluso hay un código de vaqueros que prescribe ser honesto, amable con las mujeres, los niños, los ancianos y los animales, y siempre dispuesto a ayudar a los que tienen problemas. Pero el autor de este conjunto de reglas no es un vaquero, sino el cantante de country Gene Autry.

Durante la era del Chisholm Trail, no existían códigos. Por supuesto que había vaqueros nobles, pero esto no significa que todos ellos, por definición, fueran una especie de Robin Hood del Salvaje Oeste.

Siempre andan a caballo

Es difícil imaginar a los protagonistas de películas sobre el Lejano Oeste sin sus fieles caballos. Pero muchos vaqueros no tenían sus propios animales; por lo general, los dueños de los ranchos eran quienes les proporcionaban animales para montar.

Además, muchos vaqueros preferían los camellos a los caballos. Allá por los años 50 del siglo XIX, el gobierno había comprado estos animales para seguir moviéndose al Oeste. La manada tenía su base en Texas. Con el tiempo, los camellos se dispersaron y se volvieron salvajes. Eran capturados y utilizados como medio de transporte.

La era de los vaqueros duró mucho tiempo

Se han rodado tantas películas sobre vaqueros que uno involuntariamente tiene la sensación de que han existido durante al menos 100 años. Sin embargo, los vaqueros fueron un producto de la economía de la posguerra, por lo que no duraron mucho, aproximadamente desde 1865 hasta 1890.

En la década de 1890 se resolvieron las disputas por la tierra en el Salvaje Oeste y se privatizaron la mayoría de los pastos compartidos. Las parcelas fueron valladas con alambre de púas, que mantenía a las vacas en su lugar. Ya no se necesitaban transportadores de ganado de larga distancia.

En el invierno de 1886-1887 las temperaturas cayeron por debajo de cero en partes del oeste. Muchos estudiosos creen que este fue el comienzo del fin de la era de los vaqueros. Los traslados del ganado continuaron, pero en menor escala, hasta mediados del siglo XX. La mayoría de los vaqueros dejaron de vivir en el camino abierto y fueron contratados por ganaderos privados.

Llevaban un sombrero y botas geniales

Estamos acostumbrados a ver vaqueros en la pantalla con sombreros stetson de ala ancha, camisas de franela y botas geniales con estrellas. Pero, en realidad, vestidos de esta forma estos chicos iban a los bares y a los estudios fotográficos para tomarse una foto como recuerdo. Fueron estas imágenes las que formaron nuestra idea, alejada de la realidad, de cómo eran los “caballeros de la pradera”.

¿Por qué crees que los vaqueros se han convertido en un símbolo de la cultura estadounidense?

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