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Una frase sincera “Amo a mi trabajo” a menudo se convierte en una práctica diaria de autosugestión. En cierta medida, nosotros mismos somos culpables, y no el empleador exigente. Lee en este artículo sobre cómo entrenar el cerebro y por qué es útil dormir en el trabajo.
Si estás acostumbrado a medir tu trabajo únicamente por el grado de fatiga, entonces es probable que tu esfuerzo sea extremadamente ineficiente. Los psicólogos llaman a este enfoque “ilusión de trabajo”: en lugar de dedicar un par de horas intensas a tareas importantes, pasas 10 horas al día luchando de manera monótona con una lista interminable de asuntos pequeños. Esto en especial afecta a los artistas.
Los autores del libro Máximo rendimiento establecen un curioso paralelismo entre los deportes y los ejercicios mentales. En su opinión, el cerebro es como un músculo que deseas entrenar. Cuanto más tiempo se activa el músculo, más resistente se vuelve. Pero también tiene que descansar, de lo contrario, se lesionará fácilmente. Es por eso por lo que cualquier ejercicio se hace con pausas, y los entrenamientos están programados.
Hablando de descanso... De ningún modo trates de combinar el trabajo y el descanso: los científicos dicen que esto es literalmente peligroso para la salud. La propiedad curativa de las vacaciones, especialmente cuando se trata de viajar, es que debes cambiar por completo y no volver de ninguna manera a la rutina de trabajo. Incluso una hora al día dedicada al trabajo durante tus vacaciones afecta profundamente su efectividad: tu cerebro simplemente no notará un cambio de escenario si igual tendrá que resolver problemas de trabajo.
Según un estudio de la NASA, 26 minutos es la duración óptima del sueño diurno, capaz de refrescarte y devolverte la eficacia en tu lugar de trabajo. Sin embargo, hay otras opiniones de expertos que aseguran que en 26 minutos se puede entrar a la etapa de sueño profundo, y para “reiniciar” el cuerpo se necesita de 10 a 20 minutos de siesta. Parece que la duración exacta de esta “autorrenovación” es individual, pero, indudablemente, útil.
De acuerdo con los experimentos científicos, algunas personas realmente logran adaptarse al trabajo nocturno sin mayores problemas para su salud. Sin embargo, el porcentaje de tales personas afortunadas es comparativamente bajo. Además, el problema inmediato es que, incluso si estás bastante cómodo en este momento, trabajando de noche, los investigadores igual te aconsejan que pienses en consecuencias a largo plazo: presión alta, enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes, signos del envejecimiento prematuro del cuerpo.
Parece lo más natural resolver una tarea, confiando en la experiencia anterior y los esquemas familiares, pero, lamentablemente, esta es una decisión equivocada. Donde se requiere creatividad, la experiencia comienza a llevarte a un callejón sin salida. Estanislao Bachrach, autor de del libro Ágilmente, dice que a veces es mejor dejar un problema insoluble sin resolver. Fortalecer la concentración no te sacará del estancamiento, sino que solo aumentará la ansiedad.
Nos referimos al escritorio que ves en la pantalla: su limpieza no es menos importante que la limpieza de la mesa de trabajo frente la cual estás sentado. Para mejorar la productividad, los psicólogos aconsejan el minimalismo: no llenar con carpetas y accesos rápidos cada centímetro cuadrado, y no abrir un montón de pestañas en el navegador.
Observa tus períodos de actividad: es absolutamente normal que alguien esté listo para generar ideas por la mañana, y para otros el momento más fructífero es la noche. Idealmente, debes hacer una lista de tareas para hacer de tal forma que las que consumen más energía caen en la hora de tu actividad máxima.
Si te ves obligado a ajustarte al modo estándar de horas de trabajo (de 9 a las 18 horas), tu jornada laboral debería comenzar con la tarea más difícil e incluso desagradable.
Tener una lista de cosas que tienes que hacer delante de tus ojos, por supuesto, es práctico. Pero al mismo tiempo, es capaz de molestar exactamente de la misma manera que una lista de problemas que nunca se termina que necesitas resolver lo más rápido posible.
Cuando estamos estresados, el cuerpo produce tres hormonas principales: adrenalina, norepinefrina y cortisol. A esta última se le debe prestar especial atención, ya que su sobreabundancia afecta la formación de depósitos de grasa. Después del aumento de energía que nos proporciona la liberación de hormonas, nos volvemos lentos y necesitamos nutrientes para reanudar el funcionamiento normal del cuerpo.
Incluso si tienes una agenda muy apretada y además de esto una vigilancia estricta de tu jefe, se puede reducir el grado de estrés en el trabajo de manera muy sencilla, sin salir del lugar de trabajo.
¿Tienes tu propio secreto que te ayuda a hacer frente a la rutina diaria? ¡Tal vez tu comentario puede salvar a docenas de trabajadores!