10 Errores de higiene que le hacen mucho daño a tu salud y cómo empezar a corregirlos
Seguramente en más de una ocasión llegaste a evitar sujetarte de las agarraderas del bus o el metro por miedo a las bacterias o suciedad. Y con justa razón, pues es un sitio que muchas personas frecuentan y tocan. Sin embargo, los hábitos diarios que no consideramos importantes podrían terminar propagando gérmenes, como, por ejemplo, lo que tocamos en casa o lo que guardamos en el bolsillo.
¿Qué hábito dejaste de hacer desde que analizaste lo poco higiénico que resulta? ¿Cuál es tu técnica para lograr cambiar los hábitos que no te gustan tanto o implementar alguno nuevo?
1. No limpiar el microondas
Una actividad que no solemos hacer con frecuencia es limpiar el interior del microondas, cuando la principal razón para hacerlo es bastante evidente: la comida y las bebidas se derraman y salpican en el interior del electrodoméstico, por lo que, sin darnos cuenta, quedan atrapados en el interior. Esto no solo hace que se vea mal, sino que lo convierte en un caldo de cultivo para bacterias y gérmenes.
2. Utilizar jabón en barra
Suena un poco ilógico creer que algo que está diseñado para ayudarnos a mantener nuestras manos limpias a su vez pueda guardar bacterias, pero por impactante que suene, así es. Las bacterias tienden a crecer dentro de la sustancia pegajosa que se crea cuando la barra de jabón entra en contacto con el agua durante algún tiempo, por lo que es el escenario ideal para que los patógenos crezcan y se desarrollen.
Sin embargo, no todo está perdido. Una solución podría ser lavar bien la barra de jabón después de usarla, así como lavar con frecuencia el recipiente en el que se deja para evitar el desarrollo de la sustancia pegajosa. Y, por otro lado, tenemos el jabón líquido, que no presenta el mismo riesgo de bacterias y que además puede venir prespumado para una máxima eficiencia.
3. Secar las manos con el secador de aire
Según un estudio publicado en Infection Control & Hospital Epidemiology, el secador de aire para manos puede no ser tan efectivo como podríamos pensar. Está comprobado que propaga gérmenes en la ropa, lo que hace que se transfieran más a otras superficies.
También encontraron que los secadores de aire caliente pueden expulsar grandes cantidades de esporas del aire del baño directamente a las manos, lo que incluiría bacterias que generalmente se encuentran en las heces. Por esta razón, se recomienda más el uso de toallas desechables.
4. Compartir toallas de mano
Debido a que nuestras manos pueden transferir microbios a cualquier cosa que toquemos, el baño no suena como el mejor lugar para tener una toalla familiar para secarnos después de habernos lavado las manos. Al no lavarnos correctamente las manos y luego secárnoslas con la toalla, estamos compartiendo bacterias con los demás habitantes de la casa.
Por ello, es importante lavarlas con frecuencia y, además, es recomendable darle una toalla a cada miembro de la familia (si es posible).
5. Sujetar o abrir cosas con los dientes
Sabemos que muchas veces puede sonar tentador usar los dientes para llevar cosas cuando las manos no son suficientes. O, incluso, cuando no podemos abrir un paquete, nos parece más conveniente usar los dientes en lugar de unas tijeras.
Tal vez no seamos conscientes, pero esto no solo puede dañar nuestros dientes, sino que, al entrar en contacto con el empaque o el objeto, estamos ingresando los gérmenes y suciedad a nuestra boca, lo que podría terminar en una infección en las encías o estómago. Ahora ya no suena tan cansado buscar unas tijeras o hacer doble viaje, ¿verdad?
6. Soplar las velas del pastel
Entre los cambios que hemos tenido como sociedad, podemos destacar la reflexión sobre los malos hábitos de higiene que tenemos. Y entre ellos está la tradición de soplar la velita de cumpleaños en el pastel. Aunque para muchos puede sentirse como una celebración incompleta, para otros la regla es un alivio al ser conscientes de lo poco saludable que resulta.
Un estudio encontró que soplar las velas en un pastel terminó en un 1400 % más de bacterias dispersas en la cubierta exterior de estos en comparación con aquellos que no fueron soplados. Sabemos lo que significa: la transferencia de bacterias y otros microorganismos del tracto respiratorio de la persona que sopla las velas al pastel que comen los invitados.
7. Dejar la limpieza completa de la casa para un día en específico
Muchas veces preferimos esperar a tener la agenda libre para dedicarnos a limpiar por completo la casa, y esto no está mal. Sin embargo, hay que tener en cuenta que hay cosas, como las chapas de las puertas, es decir, puntos que tocamos muchísimas veces tan solo durante un día, que claramente tienen que ser limpiadas más seguido, incluso a diario, de ser posible.
8. Limpiar la casa en el orden equivocado
Uno de los principales errores que podemos cometer cuando estamos limpiando la casa (y que tal vez ni siquiera nos hemos dado cuenta) es barrer y después limpiar los muebles.
Cuando una de las formas más eficientes (y la favorita de los limpiadores profesionales) de limpiar una habitación es trabajar de arriba hacia abajo. Esta es una manera fácil de asegurarse de que nunca tengan que limpiar algo dos veces, ya que comenzar con las superficies más altas permite que el polvo y la suciedad se acumulen en el piso, y no al contrario.
9. Descargar el excusado con la tapa levantada
¡Esa tapa está ahí por una razón! Las investigaciones han encontrado que bajarle a la taza del inodoro con la tapa hacia abajo podría reducir las partículas en el aire en hasta un 50 %. Además de las gotas de agua visibles que se generan al descargar el excusado, también se forman gotitas más pequeñas de solo micrómetros de diámetro y son expulsadas al aire circundante. Estas podrían contener bacterias fecales, como E. coli, y propagar enfermedades al contaminar nuestras manos, las superficies del baño e incluso objetos como los cepillos de dientes.
10. Dejar que el cabello se acumule en el cepillo
Lo que la mayoría de la gente olvida es quitar todo el cabello suelto cada vez que usa un cepillo, lo que puede terminar en un caldo de cultivo para las bacterias, la caspa y la levadura.
Debido a que los restos de aceites de la piel, las células muertas y los depósitos pegajosos de productos para el cabello transportan todos los gérmenes a la cabeza, siempre debemos quitar los restos de cabello y desecharlos. Además de remojar el cepillo en agua tibia y jabonosa al menos una vez al mes para prevenir el crecimiento de bacterias.