18 Personas que tenían una buena razón para mentir a sus seres queridos

¿Sabías que el 2024 fue año más caliente jamás registrado, según reportó la Organización Meteorológica Mundial? Pues, si, y está relacionado con los hábitos cotidianos de los 8062 billones de personas en este planeta. Y no lo decimos nosotros, lo dice la NASA: la evidencia recabada por la agencia estadounidense asegura que el cambio climático ya no es un problema del futuro, sino del presente, y que la actividad humana es la causa principal. Pero no todo está perdido (al menos, no todavía). Así como hemos sido responsables del aumento de la temperatura global, también podemos ser parte de la solución. Por eso, te traemos estas 15 acciones simples que puedes poner en práctica en tu día a día y que contribuyen a la preservación del planeta e, incluso, al bienestar de tu bolsillo.
Tirar por el desagüe el aceite usado puede parecer un gesto inofensivo, pero en realidad es una de las prácticas domésticas más contaminantes. Cuando el aceite de cocina entra en contacto con el agua fría o las tuberías a temperatura ambiente, se solidifica y se adhiere a las paredes internas del sistema de drenaje, provocando obstrucciones que pueden derivar en costosas reparaciones.
Más allá de los daños a las cañerías, el impacto ambiental es aún más alarmante. Un solo litro de aceite usado puede contaminar hasta un millón de litros de agua, lo cual afecta gravemente los ecosistemas acuáticos. Por eso, su vertido está regulado por organismos como la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés).
¿Qué puedes hacer con ese aceite usado? Se puede usar como lubricante para bisagras o cerraduras, abrillantador de muebles de madera, protector de cuero o incluso como base para fabricar jabón casero. También es posible entregarlo en centros de acopio especializados.
Quizá no lo notes, pero dejar tus dispositivos conectados cuando no los estás usando daña al planeta y a tu bolsillo. Según el Energy Saving Trust, los aparatos en modo de espera (standby) pueden costarle a un hogar promedio más de 65 euros al año en energía desperdiciada.
Ahora imagina ese gasto multiplicado por millones de hogares en el mundo: toda esa energía se produce quemando combustibles fósiles, lo que aumenta las emisiones de gases de efecto invernadero y acelera el cambio climático. Por suerte, la solución es tan simple como urgente, solo tienes que desconectar lo que estés usando. Al hacer esto estarás ahorrando dinero, contribuyendo a reducir la demanda energética y, lo más importante, estarás dándole un respiro a la Tierra.
Cuando vayas al mercado a comprar lo que necesitas para reabastecer tu alacena, la opción más inteligente y ecológica es llevar tu propia bolsa de tela, también conocida como tote bag. A diferencia del plástico, que puede tardar siglos en degradarse, las tote bags están hechas con materiales duraderos como algodón, lona o incluso telas recicladas. Eso significa que puedes usarlas una y otra vez sin generar residuos innecesarios.
Considera que cada vez que eliges una tote bag en lugar de una bolsa plástica, estás evitando que más residuos sólidos terminen en ríos, mares o vertederos. Es un pequeño cambio en tus hábitos, pero con un gran impacto ambiental a largo plazo. La clave está en usarlas de forma constante: cuanto más la uses, mayor será su beneficio ecológico. Así que llévala contigo al supermercado, a la farmacia, al trabajo o a donde la necesites.
Científicos y ambientalista de todo el mundo confirman que cada año, 14 millones de toneladas de plástico terminan en nuestros océanos. Y si no hacemos algo ahora, para 2050 habrá más plástico que peces en el mar.
El plástico de un solo uso —ese que utilizamos durante unos minutos y luego tiramos— es uno de los principales responsables de esta crisis. Lo vemos en playas, flotando en ríos y atrapando o asfixiando a miles de animales marinos. Hoy, el 90% de las aves marinas tienen plástico en el estómago.
La buena noticias, es que podemos ser parte de la solución rechazando el plástico de un solo uso haciendo lo siguiente:
Según el Foro Económico Mundial, la escasez de agua a nivel global nos está respirando en la nuca. De hecho, mientras lees esto, 25 países enfrentan una realidad en la que el agua es un lujo, o simplemente, no existe.
El agua es un privilegio y cerrar el grifo mientras realizamos actividades cotidianas como enjabonarnos el cabello, afeitarnos o cepillarnos los dientes es una de las formas más simples, pero efectivas, de reducir nuestro impacto ambiental.
Aunque puede parecer un gesto pequeño, dejar el agua corriendo sin necesidad puede desperdiciar entre 8 y 10 litros por minuto. En solo cinco minutos podrías estar tirando por el desagüe hasta 50 litros de agua potable, perjudicando al planeta y también a tu bolsillo, ya que se verá reflejado en la factura del servicio.
Tirar a la basura una cáscara de banana o un trozo de pan mohoso puede parecer inofensivo, pero cuando los restos de comida terminan en el basurero, se descomponen sin oxígeno y liberan metano, un gas de efecto invernadero 25 veces más potente que el dióxido de carbono. Este gas permanece en la atmósfera durante más de una década, intensificando el calentamiento global.
De hecho, los residuos alimentarios representan del 8 al 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial. La buena noticia es que, si dejáramos de tirar comida a la basura, podríamos evitar emisiones equivalentes a sacar cinco autos de circulación.
Compostar en casa es una forma directa y sencilla de romper este ciclo perjudicial y proteger el planeta desde la cocina. Además de evitar la generación de metano, el compostaje regenera el suelo, reduce la necesidad de fertilizantes químicos y cierra el ciclo de los alimentos de manera natural. Separar residuos no requiere grandes inversiones, solo un pequeño cambio de hábito. ¿Y si hoy fuera el día en que decides convertir tus sobras en acción climática?
Colocar una botella de agua dentro del tanque del inodoro es un truco simple, económico y sorprendentemente efectivo para ahorrar agua en casa. En una familia de cinco personas, donde cada miembro utiliza el inodoro un promedio de seis veces al día, esta técnica puede ahorrar más de 6435 litros de agua al año. Solo necesitas hacer esto: reutiliza una botella de 600 ml, llenarla con agua o arena, y colocarla cuidadosamente dentro del tanque. ¡Así de fácil!
Al ocupar espacio en el tanque, la botella llena desplaza una parte del agua que normalmente se llenaría después de cada uso. Esto significa que el inodoro utiliza menos agua por descarga, sin afectar su funcionamiento. Si tu tanque es grande, puedes incluso colocar una botella más grande o añadir más de una.
Reparar y reutilizar son dos de las cuatro reglas de oro de la sostenibilidad: reducir, reparar, reutilizar y reciclar. Y aunque el reciclaje es importante, la reutilización va un paso más allá, porque evita desde el inicio la necesidad de producir nuevos artículos.
Cada objeto que decides reparar o volver a usar significa menos materias primas extraídas, menos energía consumida, menos emisiones contaminantes y menos gastos en tu presupuesto. Reutilizar alarga la vida útil de los productos, reduce la cantidad de residuos que terminan en vertederos y disminuye la presión sobre los sistemas de gestión de basura. Además, reparar y reutilizar despierta nuestra creatividad.
¿Tienes una escalera vieja? Con un poco de imaginación, puede convertirse en un estante decorativo. ¿Ropa que ya no usas? Puedes donarla, intercambiarla o convertirla en algo nuevo, como un tote bag o una falda. Basta con que vayas a Internet y le preguntes al buscador cómo transformar esas prendas viejas en algo nuevo y útil.
Cuando separas los residuos orgánicos de los inorgánicos, reduces significativamente la generación de basura, ya que esta se produce principalmente al mezclar materiales no biodegradables con desechos en descomposición. Para disminuir el volumen de tu bolsa de basura, además de comenzar tu compostera, puedes reunir materiales reciclables como botellas plásticas, cartones de huevos, envases y vidrio, y llevarlos a centros de reciclaje.
Otra opción inteligente es elaborar ecoladrillos, también conocidos como ecobloques o bloques de amor, rellenando una botella plástica con envoltorios de alimentos limpios y secos. Con estos bloques se pueden construir muebles e, incluso, algunas personas han llegado a levantar paredes. Pero si tu intención no es utilizarlos en una construcción, basta con entregarlos en un centro de acopio. Para que tengas idea del impacto ambiental de esta iniciativa, con cada ecoladrillo, puedes evitar que más de 700 gramos de plástico terminen en el océano.
Cuando salgas a caminar o a correr por un parque natural o a la playa, haz plogging para retribuir a la naturaleza todo su esplendor es dejar estos espacios mejor de lo que los encontraste: lleva a tu ruta una bolsa en la que puedas depositar los residuos plásticos que encuentres, como tapas de botellas, envoltorios de golosinas, palitos de chupetas o cualquier otro objeto que no pertenezca a ese entorno natural y que puedas cargar contigo durante tu recorrido.
Este sencillo gesto contribuye significativamente a la conservación del medio ambiente. La acumulación de basura en la naturaleza altera los ecosistemas, afecta a la fauna y flora locales y puede liberar sustancias químicas nocivas en el suelo y el agua. Al recoger estos residuos, estás limpiando el entorno y promoviendo la regeneración natural del área. Es un acto simple que, al multiplicarse, puede generar un impacto positivo considerable en la salud del medio ambiente.
Cuidar del planeta es un compromiso que nos corresponde a toda la población. Por eso, tenemos la capacidad de integrar en nuestro estilo de vida prácticas sencillas, pero de gran impacto. A fin de cuentas, este el mundo que le heredaremos a nuestros hijos y cada acción cuenta. Juntos debemos darle a la Tierra el cuidado que merece y necesita. Comienza hoy mismo a ejercer cualquiera de las opciones eco sustentables que te ofrecemos aquí y cuéntanos en los comentarios tu experiencia.