20 Personas cuyo enojo sin sentido lo pagó la persona incorrecta

Manejar las relaciones en el lugar de trabajo puede ser un reto, sobre todo cuando te enfrentas a compañeros difíciles. Ya se trate de compañeros que roban créditos, de compañeros pasivo-agresivos o de jefes que microgestionan, mantener la compostura es clave para conservar la profesionalidad y la tranquilidad. Aquí tienes experiencias reales de los lectores, junto con consejos de expertos sobre cómo manejar situaciones difíciles en el lugar de trabajo sin perder la calma.
“Nunca tuve problemas en el trabajo hasta los 50 años. Ahora, me siento anticuada. Una joven compañera descartó mi idea por considerarla ‘de otra época’, así que lo dejé pasar.
Pero una semana después, vi un correo electrónico en su pantalla y me quedé boquiabierta cuando vi que había presentado mi idea a nuestro jefe, incluso utilizando partes de otros proyectos míos como si fueran suyos. No me lo podía creer. Era como si hubiera tomado mis palabras y las hubiera pulido lo suficiente para que parecieran nuevas.
Por supuesto, en la siguiente reunión se llevó todo el mérito y todo el mundo se deshizo en elogios hacia ella. Fue entonces cuando me di cuenta de que tenía que alzar la voz, no solo por mí, sino por cualquiera que pudiera tropezar con esta ‘nueva era’ de la política de oficina”.
Lo que puedes hacer:
“Cada vez que terminaba un proyecto importante, mi compañero de trabajo hacía comentarios deshonestos. ’Guau! ¿Realmente lo has terminado a tiempo?’ o ’Interesante método, nunca se me habría ocurrido hacerlo así’.
Al principio intentaba ignorarlo, pero con el tiempo se me metió en la piel. ¿Y lo peor? Cada vez que sacaba el tema, ella actuaba como si me lo estuviera imaginando. ’Oh, no quise decir nada con eso’, me decía sonriendo. Pero yo sabía que no era así”.
Cómo manejarlo:
“Mi jefe me corregía hasta el más mínimo detalle, desde la redacción de mis correos electrónicos hasta los tipos de letra que utilizaba. Empecé a sentir que no podía hacer nada bien. ¡Incluso me preguntó por qué escribí ’Saludos’ en lugar de ’Atentamente’ en mis correos electrónicos! Por muy competente que fuera, nunca parecía satisfecho”.
Cómo establecer límites:
“Descubrí que un compañero de trabajo estaba difundiendo rumores de que era difícil trabajar conmigo. De repente, noté que la gente era más fría conmigo. No tenía ni idea de lo que se decía, pero sabía que tenía que abordarlo antes de que dañara mi reputación”.
Cómo manejar los chismes en el trabajo:
“Un compañero, Dave, se quejaba constantemente de todo: la carga de trabajo, las reuniones, el café, el tiempo. Su negatividad era agotadora y nunca ofrecía soluciones”.
Cómo mantenerse cuerdo:
“No importaba lo que hiciera, un compañero de trabajo, Jake, tenía que superarme. Si yo terminaba un proyecto antes de tiempo, él decía: ’Pues yo he terminado el mío en la mitad de tiempo’. Si recibía elogios de nuestro director, enseguida mencionaba algo que había hecho él”.
Cómo manejarlo:
“Me emparejé con un compañero de trabajo, Mark, en un proyecto importante. Yo cumplí mi parte a tiempo. Sin embargo, Mark seguía incumpliendo los plazos y llegaba tarde a las reuniones. Cada vez que lo llamaba, me daba una excusa: ’Me he liado con otra tarea’, ’No he visto el correo’, ’He tenido una emergencia familiar’...”.
Cuando presentó su parte, estaba tan apurado que tuve que rehacer la mitad yo mismo. Al final decidí que no seguiría cubriéndolo.
En lugar de eso, empecé a poner en copia a nuestro jefe en todos los correos relacionados con los plazos. También le preguntaba en las reuniones: “Mark, ¿crees que necesitarás una prórroga o debemos informar a la dirección del retraso? De repente, empezó a hacer las cosas a tiempo”.
Cómo manejarlo:
“Siempre que hablaba en las reuniones, mi compañero Steve me interrumpía en cuestión de segundos. Se puso tan mal que empecé a evitar hablar. Por fin, durante una gran presentación, me interrumpió en mitad de una frase y decidí que ya era suficiente.
Le dije tranquilamente: ‘Steve, me encantaría terminar primero mi intervención y luego escuchar tu punto de vista’. Parecía atónito, pero dejó de interrumpirme. Después, me acostumbré a seguir hablando cada vez que intentaba interrumpirme”.
Cómo manejarlo:
“Mi compañera de trabajo, Rachel, convertía cualquier problema menor en un desastre. Si alguien cometía un error tipográfico, actuaba como si eso arruinara todo el proyecto. Si un correo electrónico no recibía respuesta en una hora, entraba en pánico y empezaba a llamar a todo el mundo.
Una día, entró corriendo en mi despacho diciendo: ’¡Tenemos una emergencia!’. Me preparé para recibir malas noticias, pero descubrí que la ‘emergencia’ era que la impresora se había atascado.
Entonces me di cuenta de que no buscaba soluciones, sino que le encantaban el drama y el caos. Así que dejé de alimentarlo. La siguiente vez que reaccionó de forma exagerada, le respondí con calma y objetividad. Cuando vio que no me dejaba llevar por el pánico, encontró a otra persona con la que dramatizar”.
Cómo manejar la situación:
“Al principio, pensaba que mi compañero de trabajo, Dave, era simplemente ’ese chico’, el que siempre tenía un chiste para todo. Pero con el tiempo, sus bromas se volvieron más incómodas.
En las reuniones decía cosas como: ’Cuidado, no dejes que Sara haga las matemáticas, al fin y al cabo es una mujer’. Hacía comentarios fuera de lugar sobre el aspecto de las personas y se reía de ellos como si fueran bromas inofensivas.
Un día hizo una broma sobre mi origen étnico y decidí que ya era suficiente. Le miré tranquilamente y le dije: ‘Eso no tiene gracia. Te agradecería que fueras más profesional’. Se rio torpemente, pero no volvió a hacer un comentario así”.
Cómo manejar la situación:
“Llevaba mi almuerzo casero al trabajo todos los días, hasta que me di cuenta de que desaparecía de la nevera. Al principio pensé que me lo estaba imaginando, pero un día sorprendí a mi compañero comiéndose mi almuerzo etiquetado en su mesa.
Me enfrenté a él y se rio. ’¡Uy! Pensé que era mío. Además, tú siempre traes las mejores comidas’.
Fue entonces cuando decidí ponerme creativa. Al día siguiente, traje un sándwich con demasiado wasabi. Después de eso, mi comida dejó de desaparecer por arte de magia”.
Cómo manejar la situación:
Tratar con personas difíciles puede ser agotador, pero a veces el verdadero reto no es solo la persona, sino el entorno que crea. Si te encuentras constantemente caminando sobre cáscaras de huevo o sintiéndote agotado por la negatividad, podría ser el momento de considerar un enfoque diferente.