11 Mentiras engañosas que te han contado sobre el espacio

Curiosidades
hace 9 meses

Dicen que en algún lugar hay un bolígrafo que puede funcionar en gravedad cero, a temperaturas extremas e incluso bajo el agua. Dicen que puede escribir en casi cualquier superficie, si lo pones bocabajo o cuando su entorno se calienta a 300 ˚C. Dicen que la NASA se ha gastado millones (o probablemente miles de millones) de dólares y casi una década para desarrollar tal artículo. El problema de los bolígrafos en el espacio es que no funcionan en las condiciones de ingravidez. La tinta no puede fluir hacia la bola normalmente, ya que la gravedad no le afecta. En cambio, se crea una presión en el depósito de tinta y los bolígrafos empiezan a gotear. Hace algún tiempo, la NASA usaba lápices. Pero los lápices de madera se consideraban un peligro de incendio en la mayoría de las naves espaciales. Todo porque en aquella época, la atmósfera en su interior era 100 % oxígeno. La necesidad de un superbolígrafo era evidente.

Pero independientemente de lo que digan los rumores, la NASA NO creó este bolígrafo, gastando una fortuna en la investigación. Su desarrollo fue patrocinado por Paul C. Fisher, de la Fisher Pen Company, con sede en Chicago. Gastó más de un millón de dólares y casi 10 años para fabricar un cartucho de tinta presurizado. Se suponía que permitiría que los bolígrafos “espaciales” funcionaran en gravedad cero y otras condiciones extremas. Finalmente consiguieron un bolígrafo que podía escribir a una temperatura de −35 ˚C a 120 ˚C, lo que es muy impresionante, ¿no? El bolígrafo se patentó en 1966. Y un año después, tras realizar varias pruebas exhaustivas, la NASA comenzó a proporcionar a los astronautas del Apolo este tipo de bolígrafos.

Curiosamente, los rumores sobre el gasto de la NASA en el desarrollo de “bolígrafos espaciales” han circulado durante décadas. Se han desmentido muchas veces. Pero aparecen una y otra vez. Muchas películas de ciencia ficción pueden hacerte creer que todo lo que ocurre en el espacio va acompañado de algún tipo de efecto sonoro. Lo cual es un concepto erróneo totalmente falso. En el espacio, nadie te oirá gritar. ¿Sabes por qué? En el espacio no hay aire, es un vacío casi perfecto. Y las ondas sonoras no viajan a través del vacío. No pueden llegar a tus tímpanos y hacerlos vibrar, enviando señales a tu cerebro. Pero es algo bueno, sobre todo para los astronautas en las caminatas espaciales. Si no fuera por la tranquilidad del espacio, estarían constantemente abrumados por el ruido de las tormentas solares.

Aquí hay otra. Todos los cometas tienen hermosas y largas colas. Eso no es más que un error popular. De hecho, los cometas son cuerpos espaciales muy difíciles de detectar. Suelen pasar mucho tiempo lejos de las estrellas. Allí, en la oscuridad del espacio, permanecen bastante inactivos y completamente congelados. Los cometas solo adquieren cola cuando se acercan a una estrella. Es entonces cuando empiezan a calentarse. Este proceso hace que formen una especie de atmósfera nublada, que se llama coma, o cabellera, y una cola característica. La cola siempre apunta en dirección contraria a la estrella que influye en el cometa. Esto ocurre porque la cola es arrastrada en dirección contraria por la radiación y los vientos solares. Por eso la “cola” puede estar a menudo delante del cometa, y no arrastrándose tras él.

Ahora veamos un año luz. Esta misma noción nos hace creer que aquí hablamos de tiempo. Pero en realidad, los años-luz miden la distancia. La definición de la NASA de un año luz es la siguiente: “la distancia total que un rayo de luz, moviéndose en línea recta, recorre en un año”. Y como la luz se mueve a una velocidad de 300 000 km/h, un año-luz equivale a casi 10 billones de kilómetros. Haz las cuentas. La gente suele creer que en el espacio se experimenta una gravedad cero. De ahí la ingravidez que sienten los astronautas en la Estación Espacial Internacional. Pero eso no es exactamente cierto. La gravedad es una de las fuerzas más importantes que existen en el universo. Gracias a ella, la Luna puede orbitar la Tierra, y el Sol no se aleja flotando de nuestra galaxia, la Vía Láctea.

Pero los astronautas de la EEI no experimentan una gravedad completa, sino una microgravedad (que significa “gravedad muy pequeña”). La gravedad en la estación espacial es solo un 10 % más débil que la de la superficie de la Tierra. Pero los astronautas están constantemente en caída libre. La nave espacial, las personas que están dentro y todos los objetos a bordo siguen cayendo hacia adelante, no hacia abajo, sino alrededor de nuestro planeta, siguiendo una órbita específica. Y como todos caen juntos, la tripulación y las cosas de adentro parecen flotar. Por eso los astronautas pueden mover cosas tan pesadas como cientos de kilos con la punta de los dedos. Y aunque la microgravedad se llama a menudo “gravedad cero”, son cosas muy diferentes.

Puede parecer que el Sol está siempre en llamas. Al menos, eso es lo que parece en las fotos. Pero en realidad, nuestra estrella es una gigantesca bola de gas. Y yo me identifico. Las reacciones nucleares que se producen en su núcleo en todo momento hacen que el Sol “arda”. Cada segundo, cientos de millones de toneladas de hidrógeno se convierten en casi la misma cantidad de helio. Durante este proceso, se liberan enormes cantidades de energía en forma de rayos gamma. Luego, estos se convierten en luz. En otras palabras, el Sol emite una luz cegadora y un calor increíble. Pero de hecho no está “en llamas”, porque no hay oxígeno involucrado en el proceso. “Un humano puede explotar si sale al espacio abierto sin un traje espacial”. Bueno, en contra de la creencia popular, quitarse el traje espacial durante una caminata espacial no sería tan dramático como se suele imaginar en las películas.

Una persona simplemente perderá el conocimiento debido a la falta de oxígeno después de 15 segundos de estar en el espacio exterior sin protección. Antes de que esto ocurra, la persona debe exhalar todo el aire posible; de lo contrario, este oxígeno dañará sus pulmones desde el interior. Entonces, sin la protección del traje espacial, que es como una mininave espacial, la presión dentro de su cuerpo caerá. Esto causará problemas aun más graves. Y aunque esta persona definitivamente no estallará, no querrá permanecer afuera por mucho tiempo. “¡Los agujeros negros son aspiradoras cósmicas gigantes y aterradoras!”, dicen. Pero en realidad, los agujeros negros son más bien trampas para moscas. No buscan cosas para masticar. En cambio, se quedan ahí fuera de forma bastante pasiva. Solo cuando una estrella se acerca demasiado, el agujero negro entra en acción. Aun así, solo los objetos espaciales que cruzan una determinada frontera son destrozados.

Si el Sol fuera sustituido de pronto por un agujero negro, la órbita de la Tierra no cambiaría. Al mismo tiempo, la temperatura de la Tierra sería diferente. No habría viento solar. Y ninguna tormenta magnética creada por el Sol afectaría a nuestro planeta. Y digamos que el agujero negro que estaría sustituyendo al Sol tendría la misma masa que nuestra estrella. Entonces, según las leyes de la física, la Tierra tendría que acercarse mucho para ser arrastrada por este agujero negro. El mito del “lado oscuro” de la Luna fue desmentido hace más de 50 años. Y todavía no todo el mundo sabe que este “lado oscuro” es simplemente la parte del satélite natural de la Tierra que no mira hacia nuestro planeta. En ningún caso es más oscura que cualquier otra región de la Luna. Y la luz solar incide por igual en todos los lados del satélite. Solo parece oscuro porque nunca podemos ver ese lado de la Luna desde la Tierra. Todo debido al fenómeno conocido como “acoplamiento de marea”.

A lo largo de miles de millones de años (ohhh, déjame repetirlo: miles de millones de años), la conexión gravitacional entre nuestro planeta y su satélite natural ha cambiado sus órbitas. La velocidad a la que se mueven también ha cambiado. Y como la Tierra es mucho más grande que la Luna, la rotación del satélite se fue ralentizando. Hasta que, en un momento dado, alcanzó el punto de equilibrio. Y ahora, la Luna tarda el mismo tiempo en realizar una rotación completa alrededor de su eje y en orbitar completamente alrededor de la Tierra. Es posible que hayas oído hablar de Venus como el gemelo de la Tierra. Es cierto que ambos planetas tienen casi el mismo tamaño. Tienen una masa y una composición similares. La gravedad en la superficie de Venus es el 91 % de la de la Tierra. Por lo tanto, si tu peso fuera de 45 kg en nuestro planeta, en Venus pesarías 40 kg.

Y aun así, llamar a estos planetas “gemelos” es ir demasiado lejos. La atmósfera de Venus es 100 veces más gruesa que la de la Tierra. Además, las temperaturas de su superficie son increíblemente altas: hasta 455 ˚C. Eso es lo suficientemente caliente como para derretir el plomo. O para quemar tu pizza. Venus no tiene océanos de agua ni formas de vida. Además, gira hacia atrás en comparación con todos los demás planetas del sistema solar, incluida la Tierra. Por cierto, otro mito afirma que Mercurio es el planeta más caliente del sistema solar. Después de todo, ¡es el planeta más cercano al Sol! Pero, de hecho, Venus es más caliente. Los asteroides chocan con la Tierra mucho más a menudo de lo que la gente tiende a creer. Pero la mayoría de estas colisiones no son eventos de extinción que cambien la historia. La mayoría de ellos pasan completamente desapercibidos.

La mayoría de los asteroides que se acercan a nuestro planeta son calificados como pequeños objetos cercanos a la Tierra. Suelen arder en la atmósfera terrestre antes de tener la oportunidad de acabar con la vida en la superficie del planeta (¡no es que sean tan grandes como para hacerlo!). Y aun así, cada año caen sobre la Tierra entre 40 y 80 toneladas de basura espacial. La mayoría de estos desechos son pequeños asteroides, también llamados bólidos. Normalmente no tienen más de 20 metros de diámetro. ¿Eso es pequeño? Sí, lo dice aquí. Okey.

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