15 Usuarios de Genial que tuvieron maestros que parecieran haber aprendido con la Chilindrina

Historias
hace 2 años

Admitir los errores es algo que a todos nos cuesta en cierta medida, y los profesores no podían ser la excepción. Que los maestros tienen un rol muy importante dentro de nuestra sociedad es algo que no podemos negar, como tampoco podríamos refutar la idea de que el simple hecho de ser humanos los hace propensos al error, como a cualquier otro.

En Genial.guru hemos recopilado 15 historias de nuestros lectores que comprueban que los maestros también se equivocan.

  • Cuando estaba en quinto grado le dije a mi maestra de geografía que en un inicio los continentes estaban unidos. No me creyó, así que tuve que sacar una copia de una gran enciclopedia de mi papá para llevársela al día siguiente. © Erica Chávez / Facebook
  • Una vez, una profesora de literatura nos mandó a hacer fichas de diferentes libros con sus autores. Yo, en una de ellas, puse La Ilíada de Homero; cuando la vio me preguntó: “¿y el apellido?”. Yo la miré con una cara de incertidumbre y le dije: “no tiene”. Me mandó a investigar el apellido de Homero. © Karen Avila Marquez / Facebook
  • Esto sucedió en California. Somos una familia chilena; un día, la maestra de español se enojó con mi hijo porque él dijo “qué”. Ella lo corrigió diciendo que lo correcto era decir “mande” (sabemos que ese es su equivalente en México). © Ignacio Gomez / Facebook
  • En la secundaria una misma maestra nos daba Historia y Geografía. Ella nos decía que el Tíbet era el río que pasaba por Roma y que el sexto continente era la Atlántida. © Angélica Martínez / Facebook

  • Mi profesora de inglés estaba convencida de que en Australia se hablaba australiano y no inglés. Soy nativa de Sídney y no entendía por qué se me daba tan bien el inglés pero no hablaba australiano. © Mika SweetLand / Facebook
  • Mi hija era asmática de pequeña. El maestro de educación física le dijo que esa enfermedad no existía, que era algo inventado por su mamá (yo), así que fui a la escuela y llevé todo el historial médico de mi hija. En la entrada me encontré con un amigo que hacía muchos años no veía; me preguntó a qué iba y le dije, muy enojada, que iba a buscar al profesor de educación física, que él debería informarse más sobre esa enfermedad antes de opinar y decir bobadas. Bueno, él era el profesor de educación física de mi hija. © Danny Morales / Facebook
  • En el colegio tuve un profesor que pensaba que la Vía Láctea no era una galaxia. Así, dictaba su clase diciendo que nuestra galaxia, como las demás, estaba compuesta de “vías lácteas”. Por algún tiempo estuve convencido de que era así, pues me lo había dicho mi profesor. © Homero Montoya Cubas / Facebook
  • En tercer grado, tuve un profesor que no sabía dividir y tenía que enseñarnos a hacerlo.
    Como yo ya sabía, porque acostumbraba a estudiar con mis primos, que eran un par de años más grandes que yo, lo corregía en clase. Eso hizo que él se molestara conmigo y me pusiera calificaciones bajas en mis exámenes. Todo terminó cuando mi padre fue a hablar con él y le pidió que se pusiera a estudiar, y a mí, que en adelante no lo corrigiera en público.
    Era un profesor recién egresado y recién llegado a la ciudad desde una comunidad rural, sin experiencia y sin muchos conocimientos. Afortunadamente, siguió el consejo de mi papá y continuó estudiando; actualmente, tiene un par de posgrados y después de ese incidente se hizo muy amigo de mis padres, quienes lo acogieron prácticamente como a un hijo más, incluso lo acompañaron a pedir la mano de su novia cuando decidió casarse. Ahora, sus hijos, que ya son adultos, son como mis sobrinos. © Julia Marin Roththal / Facebook
  • En una clase de inglés había que escribir una oración y yo usé la palabra habitation, en ese entonces no sabía que habitación en inglés era room. La profesora se empezó a reír delante de todos y a decirme que no inventara palabras, que esa palabra no existía. Al otro día me aparecí en la escuela con un diccionario gigante de inglés-español y le mostré que la palabra sí existía y que, aunque no la usé correctamente, yo no había inventado nada. © Chica Almodóvar / Facebook
  • En un examen de métodos instrumentales tenía que dibujar y nombrar los principales componentes de un espectrofotómetro. Uno de ellos era la fuente de luz y así lo nombré, pero la maestra me calificó como incorrecto, porque en la imagen que ella tenia decía foco. Según ella, foco y fuente de luz no eran lo mismo ni tenían la misma función. © Carmen Lara / Facebook
  • Últimamente empecé a tomar clases de piano. Dejé de asistir cuando el profesor nos dijo que habíamos sido engañados toda la vida, ya que, en realidad, la tierra era plana. © Chavez America / Facebook
  • Mi maestra de química me regañó ante toda la clase, porque yo decía que la cera derretida de las velas se llamaba esperma; ella decía que se llamaba espelma. No le hice caso, cuando llegué a mi casa decidí buscarlo en el diccionario para asegurarme que yo estaba en lo correcto. Me quedó como lección que el profesor no siempre tiene la razón. © Govinda Adriana Lucia Romero Sanabria / Facebook

¿Qué crees que se necesita para ser un excelente profesor? ¿Cuál es tu mejor recuerdo con un maestro?

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No me gustaría que me atendiese la médica que ponía el estómago del revés

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