15+ Personas que encontraron esperanza cuando menos lo esperaban

Historias
hace 5 horas

La suerte muchas veces parece inalcanzable hasta que aparece cuando menos lo esperamos. Algunas personas encuentran dinero justo a sus pies, mientras que otras se cruzan con un desconocido generoso que paga su cuenta en un restaurante. La vida tiene una forma de sorprendernos con momentos tan extraordinarios que parecen sacados de una película.

  • Estaba a punto de pagar una cámara muy cara cuando, de repente, escuché una voz que preguntó:
    —¿Qué compras aquí?
    Me giré y vi a una niña disfrazada de hada.
    —Voy a comprar una cámara —le respondí.
    —¿Cuánto cuesta? Soy un hada —dijo con total seriedad.
    Pensé que era una broma, pero, aun así, le dije el precio. Ella sonrió y, con total naturalidad, dijo:
    —¡Perfecto! Nuestro centro comercial te regala esta cámara.
    Luego se acercó al vendedor y le pidió que ingresara el importe en la cuenta de administración del centro comercial. Yo seguía creyendo que todo era un juego, pero el vendedor anotó algo, me entregó un recibo... y la cámara.
    Levanté la vista para buscar al hada, pero ya no estaba. Había desaparecido. © Mark Shamer / Facebook
  • Todos hemos encontrado alguna vez billetes olvidados en los bolsillos de un abrigo viejo. Es una de esas pequeñas sorpresas que alegran el día. Pero lo de hoy me dejó sin palabras.
    Mientras ordenaba papeles en la mesilla de noche, encontré mil dólares. Y lo más curioso es que estaba completamente seguro de que ya me los había gastado. Definitivamente, mi memoria necesita una actualización urgente. © Overheard / Ideer
  • Mi auto se descompuso en una carretera de dos carriles, en pleno corazón de los Apalaches, a 20 millas de la ciudad más cercana y sin señal de celular. El primer vehículo que apareció tras la curva fue el de mi abuelo, quien vivía a tres horas de distancia. Había decidido, por pura coincidencia, hacer un viaje de fin de semana a las montañas. Desde que el auto se averió hasta que él me recogió, pasaron menos de cinco minutos. © joshebgaming / Reddit
  • Una vez salí a recoger los botes de basura que había dejado junto a la acera, para llevarlos de vuelta al costado de la casa. Lo hice sin pensarlo mucho, como cualquier otro día.
    Pero justo cuando regresaba al interior, escuché un estruendo: un coche se había estrellado contra el poste telefónico, exactamente en el lugar donde habían estado los botes minutos antes.
    Todavía me estremezco al pensar en lo que pudo haber pasado si no los hubiera movido. © theStringArray / Reddit
  • Esto me pasó hace unos años. Mi esposo estaba en la marina y, por su despliegue, se perdió el nacimiento de nuestro hijo y también se perdería su primera Navidad. Teníamos muy poco dinero, pero yo quería decorar un poco la casa y conseguir un arbolito, algo sencillo. Tal vez tenía unos 40 dólares para todo: el árbol y las decoraciones.
    Fui a una tienda de artículos para el hogar, pero lamentablemente los árboles naturales comenzaban a venderse hasta el Black Friday y para entonces, mi esposo ya se habría ido. Me acerqué a una empleada, le conté mi situación y le pregunté si había alguna manera de comprar uno antes. Ella fue a hablar con el encargado, y al poco rato me llevó afuera, a la zona de los árboles, que aún estaba cerrada.
    Le pregunté cuáles eran los más baratos, y con una sonrisa me dijo:
    —Mi jefe dice que escojas el árbol que quieras gratis.
    Gracias a su amabilidad, pude prepararle a mi esposo una Navidad hermosa junto a nuestro primer hijo.
    La expresión en su rostro cuando llegó y vio todo decorado no tuvo precio.
    Jamás olvidaré a esas personas tan generosas. © j_platypus / Reddit
  • Trabajaba en una zapatería. Una madre le explicaba a su hijo que no podía comprarle los zapatos esa noche, pero que los dejaría apartados mientras reunía el dinero para volver y pagarlos.
    Una mujer que escuchó la conversación se me acercó después de que la madre se fue, y me dijo:
    —¿Ves esos zapatos? Quiero pagarlos. Cuando la señora vuelva, dile que ya están cubiertos.
    Le pregunté:
    —¿Está segura? Cuestan 70 dólares.
    —No me importa cuánto cuesten —respondió—. Agrégalos a mi cuenta.
    Al día siguiente, la madre regresó para comprar los zapatos. La expresión de su rostro al saber que alguien más ya los había pagado no tuvo precio. © Currywursts / Reddit
  • Mi esposo salió a comer con sus compañeros de trabajo. En la mesa del restaurante había un cartel que decía: “Gana un teléfono”. Él, sin pensarlo mucho, llenó el formulario, aunque todos se rieron de él por hacerlo. Un par de semanas después, recibió una llamada: había ganado un iPhone. Fue a la tienda y, para sorpresa de todos, le entregaron un teléfono nuevo de verdad. © Elena Chervyakova / ADME
  • Mi esposo me dejó por otra mujer y prácticamente me quedé sin nada. El primer mes fue especialmente duro. Un día, después de recoger a mi hija del kínder, estábamos esperando el autobús cuando se nos acercó un hombre con un abrigo largo. Con una sonrisa, nos dijo:
    —¡Que tengan una linda tarde! Y enseguida subió al autobús.
    Lo observé a través de la ventanilla. Él seguía sonriendo y señalaba algo a mis pies. Bajé la mirada y vi una pequeña canasta con flores justo a mi lado. Pensé que quizá se le había olvidado, pero él seguía sonriendo y me saludó con la mano mientras el autobús se alejaba.
    Recogí la canasta y noté que había un sobre entre las flores. Lo abrí, y para mi sorpresa, contenía una buena cantidad de dinero. Cuando llegamos a casa, no dejaba de preguntarme quién era ese desconocido y por qué había decidido hacernos ese regalo. Las flores las podía entender ¿pero el dinero? Reconozco que en ese momento nos vino muy bien, aunque durante una semana no me atrevía a gastarlo. Pensaba que tal vez ese dinero estaba destinado a otra persona, y algo simplemente salió mal. @ Mark Shamer / Facebook
  • Ocurrió en invierno, hace unos seis años. Era temprano, alrededor de las 7 de la mañana. Estaba oscuro, hacía frío y yo tenía un sueño terrible mientras iba camino al trabajo. Hacía fila para subir al autobús, y cuando por fin lo abordé, me senté junto a la ventanilla, me acomodé y cerré los ojos para dormir un poco.
    Con el rabillo del ojo alcancé a ver el dobladillo de un largo abrigo de piel justo a mi lado y me quedé dormida.
    Desperté justo a tiempo, en mi parada. Al mirar al suelo, noté algo que brillaba: ¡era un reloj! La mujer del abrigo largo ya no estaba. No había nadie. Era la última parada del recorrido.
    Me llevé el reloj conmigo, por si acaso. Todos los días tomaba ese mismo autobús y, desde entonces, comencé a buscar el abrigo que había visto en mi medio sueño.
    Hasta que un día la vi. O al menos, vi a alguien con un abrigo muy parecido. Corrí entre la gente y grité:
    —¡Señorita! ¿Perdió algo en el autobús hace unos días?
    Ella se detuvo y me respondió:
    —Sí, perdí mi reloj de pulsera. Es muy valioso para mí.
    Si no hubiera sido por ese abrigo largo, jamás habría encontrado a su dueña. © Romino4ka / Pikabu
  • Cuando estaba en la universidad, me mudé a un nuevo complejo de estudiantes. Tenían algunos concursos bastante buenos, y lo único que necesitabas para participar era dejar tu nombre y correo electrónico. En mi segundo año, terminé un semestre con apenas 50 dólares en mi cuenta. Menos de un año después, recibí una llamada del complejo: ¡había ganado 5,000 dólares! Espero que mi suerte no haya alcanzado su punto máximo en la universidad. © Pjp288710 / Reddit
  • Un día, a finales de los años 80, me acerqué a un grupo de compañeros que estaban frente a la entrada de la escuela. Estábamos charlando cuando, de pronto, bajé la mirada y vi un billete doblado bajo nuestros pies.
    Lo recogí y pregunté en voz alta:
    —¿A quién se le cayó esto?
    Nadie respondió. Pensaron que estaba bromeando.
    Me di cuenta de que el dinero no era de ninguno de ellos, así que me lo guardé en el bolsillo. Ese día fui muy feliz, porque para mí, en esa época, esa cantidad era muchísimo.
    Han pasado muchos años, pero todavía me pregunto de dónde salió ese billete. © AlexS / ADME
  • Estaba volando a casa para la cirugía cerebral de mi madre. Tenía un tumor que los médicos iban a intentar remover, pero era una operación muy complicada. Llegué a la puerta de embarque y ya habían cerrado. Me informaron que acababa de perder mi vuelo directo y que tendría que tomar otro con múltiples escalas durante las siguientes cinco horas, lo que significaba que perdería la oportunidad de estar con mi mamá antes de la operación. Estaba ahí, frustrado conmigo mismo y con lágrimas en los ojos, cuando vi a la encargada de la puerta contestar una llamada y hablar con alguien. Resulta que el avión tenía un foco fundido, regresaría a la puerta y me dejarían subir. Fue una suerte increíble. Muchos pasajeros me lanzaron miradas de desaprobación como si fuera mi culpa, pero algunos me dijeron que debería comprar un boleto de lotería. © treestar0 / Reddit
  • Estaba en un gran concierto al aire libre cuando un tipo se me acercó y dijo: “¡No puede ser, eres tú!”. Luego me entregó mi licencia de conducir, que ni siquiera sabía que había perdido. © Motownmods / Reddit
  • Estaba pasando por un momento difícil en mi vida. Podría decir que me sentía completamente apático. Solo trabajaba, regresaba a casa y cuidaba a mi hijo. En ese tiempo, casi nada me interesaba. Pero logré recomponerme, empecé a cuidar de mí otra vez, a establecer prioridades y a dejar de lado todo lo innecesario. Lo que no sabía era que pronto tendría que irme a trabajar al extranjero, que mi vida personal empezaría a mejorar e incluso haría un amigo. © Overheard / Ideer
  • Hace una semana, en el trabajo, llegó una señora con un niño en cochecito. Tenía unos 28 o 30 euros en comestibles. Metió su tarjeta en el lector, pero fue rechazada tres veces. Estaba visiblemente nerviosa, aunque insistía en que sí tenía dinero en el banco.
    Como no había mucha gente y no se había formado fila, me preguntó si podía ir corriendo al cajero automático que estaba dentro de la tienda. Le dije que claro, y salió apurada, dejando al niño en su cochecito junto a mí.
    En ese momento, una mujer que estaba pagando en otra caja se acercó de pronto, metió su propia tarjeta en el lector y me dijo que quería pagar la compra de la señora. Insistió, y así lo hice. Lo único que dijo fue:
    —Todos hemos estado en esa situación.
    Justo cuando estaba finalizando la transacción, la madre volvió corriendo con 30 euros en efectivo en la mano, pero la otra mujer ya había salido por la puerta sin decir ni una palabra.
    Cuando le conté lo que había pasado, la señora se quedó asombrada. No podía creer la generosidad de una desconocida. © Minberg / Reddit
  • En los años 90, fui con una amiga a ver el ballet Romeo y Julieta. Había muchísima gente y las entradas estaban agotadas. De pronto, se nos acercó una señora y nos ofreció dos boletos al precio original: alguien no se había presentado. Sacamos el dinero encantadas, pero justo en ese momento apareció corriendo un revendedor... ¡y nos arrancó los boletos de las manos! En el forcejeo, las entradas se rompieron por la mitad. Pero la señora, tranquila, solo dijo:
    —No se preocupen, no quiero el dinero. Así que salimos corriendo hacia el control de acceso con nuestras mitades en la mano y tuvimos suerte: la parte con la tira de control estaba justo en las secciones que nos quedaron. ¡Y pudimos entrar! © Nik Ka / Facebook
  • El Día de San Valentín, poco antes de mi boda, una joyería local organizó un sorteo de un collar de perlas. Participé y gané. Un par de meses después, tuve la suerte de poder llevar ese collar el día de mi boda. © Unknown author / Reddit

¡Aquí tienes algunas historias increíbles de personas cuya suerte cambió de la forma más inesperada!

Imagen de portada Minberg / Reddit

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