Muy de acuerdo con lo de las verduras y la forma de cocinarlas
17 Historias sobre personas que todavía no pueden olvidar lo mal que las alimentaron en la infancia
Los recuerdos de los platos de la infancia permanecen con nosotros de por vida y dan forma a nuestras preferencias alimentarias. Además, para casi todos, la comida más deliciosa es siempre la de las abuelas. Pero resulta que no todo el mundo tuvo la suerte de convivir con familiares a los que les encantaba comer bien. Algunas personas crecieron creyendo que las verduras son malas solo porque son saludables, y que la ausencia de una corteza negra significa que la comida aún no está lista.
Genial.guru leyó historias de personas que crecieron en familias donde la comida se trataba simplemente como una fuente de energía, y llegó a la conclusión de que la capacidad de cocinar bien es una parte importante de una infancia feliz.
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Mi mamá lo llamaba salsa con carne, y yo le decía pegamento estofado. Era una olla grande con agua, carne picada barata y harina. Allí se hervía el agua, se añadía la carne picada cruda, la harina para espesar y pimienta para dar sabor. Este platillo iba acompañado de muchas papas hervidas, a veces en forma de puré, pero sin leche ni mantequilla. Puede que no fuera una receta muy buena, pero era barata, fácil y nos llenaba. © Dan Hunter / Quora
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Los únicos buenos recuerdos de mi infancia son el pollo frito y la sopa de patatas. Casi todo lo demás era terrible. Puedo entender que mamá tenía prisa tratando de alimentar a 2 niños hambrientos... Pero recuerda, cuando estés apurado, no intentes hacer sopa francesa de cebolla, porque apestará. Una sopa bien preparada debe consistir en cebollas cocidas a fuego lento en aceite durante unos 45 minutos; luego se les agrega el caldo, el ajo, la salsa inglesa, y se cocina todo por 30 minutos más. También necesitarás croutons y queso gruyer... Juro que mi madre solo cocinaba las cebollas en caldo y las servía con una rodaja de queso suizo. © tattooedBetty / Reddit
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Ella fue una gran madre y siempre estaba dispuesta a ayudar, pero mis hermanos y yo evitábamos lo que cocinaba como una peste. Su filosofía era: si algo no se fríe a fuego máximo, no se cocinará. Salchichas, huevos, pescado, morcilla: si la comida no se había puesto negra, aún no estaba lista. El olor a tocino quemado permanecía en la casa cada vez que se fritaba algo. Con el tiempo, incluso empezaron a gustarme las salchichas quemadas. © USCSS-Nostromo / Reddit
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Cuando era niño, pensaba que estaba bien que las verduras fueran tan desagradables. Creía que era una especie de medicina. Si algo es bueno para la salud, debe tener mal sabor. Solo cuando me convertí en adulto y comencé a cocinar para mí mismo me di cuenta de que no es necesario hervir las verduras hasta obtener una papilla gris verdosa. La baba de brócoli es una pesadilla. Resulta que incluso las verduras “malas” pueden ser deliciosas si se cocinan correctamente. Amo mucho a mi mamá, pero aparte de su sopa de lentejas “masculina” (en la que la cuchara quedaba fija y un tazón de la cual te llenaba por una semana), su comida deja mucho que desear. © Adam Greenan / Quora
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Mi mamá cocinaba... bueno, digamos que casi todo estaba demasiado cocido o muy frito. Cuando había espaguetis para cenar, significaba pasta pasada de cocción y salsa de bolsita. Sin carne, sin queso. La primera vez que vi queso y otros alimentos en una pizza, me negué a comerla. La de mi mamá consistía en masa y salsa de tomate. Realmente creía que esa era la única pizza real. Por suerte, mis amigos me convencieron y probé una rebanada de pizza con queso y peperoni. Mis papilas gustativas estallaron de alegría en ese momento. © Stephen Wernick / Quora
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Literalmente odiaba todo lo que cocinaba mi padre. Tomaba carne excelente y la ponía en una olla multicocina, donde no había más que agua. ¡Solo era carne cocida durante varias horas! También ponía todos los ingredientes en una sartén sin calentar, cortaba todo en una tabla de vidrio y consideraba que el microondas era el mejor aparato de cocina jamás inventado. © artgarfunkadelic / Reddit
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Mi suegra es una cocinera muy conocida, en el mal sentido. “Cocina a fuego alto hasta que todo esté seco” es una cita sobre su estilo de preparar alimentos. Es una persona que usa la alarma contra incendios en lugar del temporizador de la cocina. Afortunadamente, a mi esposa le enseñó a cocinar su abuela. © zerbey / Reddit
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Cuando empecé a vivir con mi marido, me contó sobre sus preferencias con respecto a la comida y qué alimentos no consumía. Por cierto, comía casi de todo, pero odiaba la pasta a la boloñesa y el sabor del vinagre en cualquier comida. Estaba bien, vivíamos en paz y tranquilidad sin la pasta a la boloñesa. Pero un día me dieron tantas ganas de comer eso que cociné para mí misma una cacerola pequeña. Comí una porción y todavía quedaba un poco. Bueno, pensé que volvería a casa del trabajo y podría comerla. Y a mi esposo le cociné su puré con goulash favorito. Cuando llegué a mi hogar, él estaba en la cocina, comiéndose... mi pasta. Me había dicho que no le gustaba porque, cuando era pequeño, su abuela cocinaba ese plato con carne picada horrible y aceite apestoso. Pero luego vio mi olla, la olió y todo se nubló. Recién recobró el sentido cuando me vio mirándolo con reproche en los ojos mientras se terminaba mi cena. © Lozbenidze / Pikabu
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Recién hace poco logré convencer a mi madre de que hacer caldo de pollo y sopa de pollo eran dos procesos diferentes. Finalmente reconoció que hervir el caldo durante un par de horas, colarlo y luego agregarle carne recién cocinada era mejor que servir una papilla de verduras y carne de caucho. © DonOblivious / Reddit
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Albóndigas. ¡Las malditas albóndigas! Soy de una familia italiana, pero mi mamá las cocinaba tan mal que estaba seguro de que debían saber a plástico quemado. Debo decir que era una receta “familiar” heredada de mi bisabuela. Evité las albóndigas hasta que me gradué de la escuela secundaria, y todavía estoy molesto porque nadie intentó convencerme de que podían ser deliciosas. Resulta que me encantan las albóndigas con salsa, y he estado tratando de ponerme al día durante los últimos 15 años. © FunkSiren / Reddit
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Mi mamá no sabía cocinar para nada. Ni siquiera podía preparar unos raviolis humanamente. Así que, cuando mis padres se divorciaron (yo tenía unos 10 años entonces), aprendí a cocinar una sopa más o menos simple, porque no había otra forma de sobrevivir. Siempre había comida en casa, pero mi madre cocinaba cosas completamente incomibles. Tomaba arroz y lo echaba en la olla en cantidades mucho mayores a las necesarias, por lo que no había posibilidades de que se cocinara del todo, porque el agua se acababa y agregar más no era algo de lo que mi madre fuera capaz. Tiraba un cubo de caldo allí, y listo, la cosa incomible estaba lista. La cuchara quedaba clavada en eso como una estaca. Durante 3 años seguidos, desde el primero hasta el tercer grado, mi abuela pasaba a vernos después del trabajo, les llevaba esa papilla a los vecinos del quinto piso (para el perro, que no sé cómo sobrevivía después de comer eso), y me cocinaba comida normal. Así que tuve una especie de infancia “hambrienta”. © Ms.Yara / Pikabu
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Mi madre era una mujer maravillosa en muchos sentidos, pero no en lo referente a la cocina. Si compraba salmón o merluza congelada, primero el pescado se quedaba en el fregadero hasta que empezaba a oler mal, y luego mi madre simplemente lo cocinaba en el horno. Sin especias ni sal, nada. Solo un pescado caliente. Cuando crecí y probé este alimento bien preparado, ¡quedé completamente extasiado! © AmishHoeFights / Reddit
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Cuando era niño, estaba convencido de que las verduras y los frijoles cocidos sabían a cerdo salado. Mis dos abuelas se aseguraban de agregar carne de cerdo grasosa y mucha sal a las verduras y a las legumbres. Mi mamá continuó esa tradición. Recién cuando me convertí en un adulto que vivía separado de sus familiares me enteré de que las verduras cocidas podían tener su propio sabor. © Louise Sackville / Quora
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Todos los domingos, mis padres preparaban una carne a la que yo le tenía miedo. Sin condimentos (ni siquiera sal o pimienta), solo hervida en agua hasta convertirse en sopa. Se podía comer con una cuchara y, sin embargo, era tan gomosa que me dolía la mandíbula. Vivíamos bastante humildemente y comíamos eso todas las semanas. Yo tenía unos 30 años cuando un amigo me invitó a una cena y dijo que harían un plato de carne. Decidí que simplemente lo aguantaría y fui a su casa, pero allí olía increíblemente. La cocinaron en el horno, la sazonaron y la sirvieron con coles de Bruselas asadas. Al final, me comí la mitad de toda la carne que había y, tras contarle a mi amigo que eso era algo que había estado perdiéndome toda la vida, me llevé el resto a mi casa. © miles_allan / Reddit
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Mi marido odiaba las sopas porque mi suegra siempre les ponía limón. Solo cortaba medio limón y lo ponía dentro mientras cocinaba. Y eso que él le pedía no hacerlo, pero era en vano. Ahora le gustan mucho mis sopas, y a menudo me pide que cocine una. Las preparo según las recetas de un libro clásico de “comida sabrosa y saludable”. Sin limones. © Rosa256 / Pikabu
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Mi mamá lo quemaba todo. Incluso yo nací bronceado. No era que no me gustara la comida que ella hacía... pensaba que así era como debía ser. Una vez, fui a visitar a un amigo y me dieron de comer una comida muy sabrosa. Se lo conté a mi madre, a lo que ella respondió: “¡Seguro que cocinaron de alguna manera poco saludable!”. © shadywhere / Reddit
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Casi todo lo que comía estaba hervido. Si mamá freía algo en una sartén, simplemente agregaba agua y lo hervía. Lo mismo sucedía con los productos horneados. Las verduras enlatadas se cocinaban hasta convertirse en papilla. Y a veces, mi madre horneaba las pechugas de pollo durante 45 minutos a temperatura máxima. Pasé la mayor parte de mi vida adulta aprendiendo a cocinar correctamente, y durante los últimos años he estado enseñándole a mi pobre madre a hacerlo. © unknown_author / Reddit
Cuéntanos, ¿tus recuerdos de comida de la infancia son buenos o, más bien, dignos de ser olvidados?
Comentarios
Yo tengo tan buenos recuerdos de la comida de mi mamá....