20 Lectores de Genial nos cuentan cómo fue su peor cita con gente tacaña

Historias
hace 3 años

Dicen que el dinero no hace la felicidad. Sin embargo, para algunas personas, deshacerse del dinero es algo sumamente difícil, aunque se trate solo de unos centavos. Y es que en la vida podemos toparnos con gente tan tacaña que nos da la impresión de estar frente a El avaro de Molière en carne y hueso.

Les pedimos a los lectores de Genial.guru que nos contaran su peor experiencia con una persona avariciosa, y ellos fueron, en cambio, muy generosos con sus palabras. Esta es una compilación de las situaciones más inusitadas.

  • ¡Cenar en casa de alguien que te pide, al terminar de comer, que pagues por la mitad de los ingredientes! © Sylvie Huot / Facebook
  • Organicé una cena de personas en un restaurante para despedir a un amigo. Cuando llegó el momento de pagar la cuenta, uno de los invitados se negó a pagar porque no había comido ni bebido nada. Le dije que él se lo había perdido, porque todo estaba delicioso, y que de todas maneras debía ayudar a pagar el consumo del invitado de honor. ¡No me lo van a creer! Me contestó: “Él fue quien decidió irse”. © Gianni Lerouge / Facebook
  • Yo misma me compré mi anillo de compromiso. © Soumaya Mejri / Facebook
  • La invité, y al salir se robó todos los dulces que se encontraban en un frasco para los niños del restaurante. © Johanna Vanvilers Van Boven / Facebook
  • El día de la rosca de reyes, el que se gana el niño tiene que pagar otra rosca. Pusimos el muñeco en la parte del “tacaño” del grupo para hacerle una broma... Pero él fue más astuto, pues se lo tragó (era diminuto) y tuvimos que quedarnos callados, pues no nos atrevimos a decirle que sabíamos que estaba en su pedazo. Él, muy tranquilo, decía: “Qué raro, nos vendieron una rosca sin muñeco”. © Eli S Mmoois / Facebook
  • Estábamos en una pizzería y el tipo me quitó un cabello para ponerlo en la pizza y así no pagar. Le dijo a la camarera, rubia ella, que le respondió: “Es muy raro, solo hay hombres en la cocina...”. © Marion Tétris / Facebook
  • ¡Me gané un sermón de parte de alguien que me dijo que yo era despilfarradora porque compré UNA vez una baguette tradicional a 1,40 dólares en vez de comprar la clásica, que costaba 1 dólar! © Eritachi Lane / Facebook
  • Nos invitaron a cenar, y llevamos pasteles y champaña. Al servirnos la entrada, que era una ensalada mixta, mi marido se sirvió todo lo que había en la fuente. Pensaba que era “su parte”... y éramos 6 invitados. © Monique Chan Plubel / Facebook
  • Una “amiga” calculó el precio del agua por metros cúbicos, multiplicados por el tiempo que estuve en su casa, para que le pagara los baños que tomé mientras me quedé con ella. © Elodie Rochefort / Facebook
  • Fui a donde una amiga a jugar cartas. Nos ofreció una gaseosa y, como sabemos que es tacaña, le dimos 1 dólar por cada bebida. Nos respondió: “Pagué 1,50 dólares”. © Michèle Cyr St-Onge / Facebook
  • Invité a una persona que me trajo la mitad de una baguette que había comprado el día anterior. Finalmente, terminó comiéndosela. © Gianni Lerouge / Facebook
  • De vacaciones en Berlín, habíamos reservado solo el hotel y comíamos fuera. La primera noche, él me dijo: “Comer tres veces al día es demasiado, vamos a saltarnos el almuerzo”. Las manzanas eran gratis en la entrada del hotel, y puso una docena en su morral, que le servirían de almuerzo mientras yo disfrutaba de un verdadero plato de comida. Al regresar a casa, se llevó unos 20 rollos de papel higiénico. Los sacó de los baños del aeropuerto. © Christelle Burg / Facebook
  • Un amigo con el que solíamos ir a bailar a una discoteca se dormía siempre en el momento de pagar el peaje. © Caroline Lily / Facebook
  • Llegué con un hermoso pastel de cumpleaños y quienes me invitaron lo pusieron en el refrigerador diciendo: “Gracias, nos lo comeremos en otra ocasión”. Claro, si fue para eso que lo llevé... © Aurore Meunier / Facebook
  • Fin de la cena... Sirvieron una ensalada verde ya sazonada en la mesa. Cada uno se sirvió rápidamente y no quedó nada. La dueña de casa volvió con otra ensaladera llena ¡y no dudó en echarle el aderezo que quedaba en los platos de los invitados! “No, gracias, ya no tengo hambre”, dije. © Marie Dolène Séry / Facebook

Y tú, ¿conoces a alguien que parezca ser la personificación de Tío Rico? No dudes en contarnos tu experiencia en los comentarios.

Imagen de portada Amoin Naomi / Facebook

Comentarios

Recibir notificaciones

Lecturas relacionadas