Los maestros juegan un papel muy importante en la educación de los niños. Ellos deben apoyar a sus alumnos y ayudarlos durante su desarrollo en el ámbito escolar. Sin embargo, lamentablemente no todos los docentes cuentan con el tacto para expresarse de la mejor manera con sus estudiantes.
En Genial.guru, hicimos una compilación de comentarios de usuarios que tuvieron maestros con los que de verdad había que tener muchísima paciencia para tomar sus clases.
- En el último año de bachillerato, el maestro de matemáticas nos dejó una tarea, yo la hice y le di copia a una de mis amigas que no la había hecho. El maestro, sin siquiera revisarla, le puso un 10 a ella y a mí me puso 8. Yo me quedé helada y no pude decir nada. Aún me acuerdo de esto y fue en 1999. © Sandra Melissa Bustamante / Facebook
- El profesor de matemáticas de noveno grado de mi hijo le quitó varios puntos en un ejercicio de un examen. Mi hijo me aseguraba que lo había hecho según el libro de texto, así que fuimos a verlo. A regañadientes, el profesor nos mostró el examen y trató de explicarnos un error que no existía, cuando le mostramos que el ejercicio estaba resuelto tal como estaba explicado en el libro, nos contestó que el libro estaba mal. Me di cuenta de que ni siquiera valía la pena discutir, así que le dije a mi hijo que si en la prueba final le salía un ejercicio parecido, lo hiciera tal y como estaba en el libro y ya veríamos qué pasaba entonces. Mi hijo sacó la máxima calificación en su examen final, me dio vergüenza ajena la respuesta del profesor. © Lilia Betancourt Guilian / Facebook
- Soy profesional en dirección y producción de radio y televisión, pero estudié ciencias políticas. Un semestre, me tocó tomar una materia electiva, pero tuve que elegir entre biología y cine, ya que eran las únicas disponibles. Elegí la de cine y resultó que la profesora era ingeniera industrial, la materia se daba de forma magistral y éramos unos 100 alumnos, más o menos. Gracias a esto, había alumnos de medicina, derecho, economía, psicología, etc. A la segunda semana de clases, la profesora nos reunió en grupos de 5 y nos puso a hacer un análisis cinematográfico de una película de un director asiático. Pero ella aún no había hablado de lo más esencial para hacer un buen análisis de cine, por lo que mis compañeros no tenían ni idea. Me tocó a mí explicarles a los de mi grupo sobre los planos cinematográficos y todos los términos, por lo que solo mi grupo sacó buena calificación. © Katherine Benavides / Facebook
- Tuve muchos docentes excelentes y otros que eran un verdadero horror. En quinto grado, tuve una maestra de música que hasta me daba risa porque enseñaba mal la letra de una canción que contiene palabras en idioma mapuche, asegurando que esas palabras eran como ella decía y me trataba como ignorante por discutirle, resulta que yo soy mapuche y la canción la había escrito mi abuelo. © Ayelén Cesa De Virgili / Facebook
- En octavo grado, teníamos que leer el libro El carnero. Yo fui la única de la clase que lo leyó y realmente me esforcé en hacer un buen trabajo. Cuando la maestra lo revisó me dijo que había reprobado y me puso una nota que decía que cómo iba a hacer una crítica sin siquiera haber leído, desde ese día solamente leo los resúmenes. © Catalina Pelayo / Facebook
- Tuve un maestro de física superestricto, todos los días tenía clase a las 7 de la mañana y en cuanto entraba al salón, empezaba a pasar lista de asistencia en orden alfabético y si llegabas después de que había pasado tu nombre, aunque fueran 10 minutos de tolerancia, te ponía inasistencia. Según él, con 3 “inasistencias” te mandaba a extraordinario; lo mismo hacía con las tareas, las pedía en orden alfabético y a los que éramos los primeros en pasar nos afectaba, los demás hasta se ponían a hacer la tarea en el salón. Un día, le pregunté: “Maestro, ¿por qué no un día pasa lista al revés?”. Y me dijo: “Tú no me vas a decir cómo hacer las cosas, salte del salón” y me reprobó. © Rafa Alonso Bass / Facebook
- En la universidad en la que estudié había un profesor de estadística que nos puso hacer un trabajo inmenso. Con el paso del tiempo, me di cuenta de que era para su tesis de maestría. Trataba muy mal a los estudiantes y tenía aires de grandeza, era alguien muy desagradable con un título universitario y complejo de superioridad. Al final solamente dejaba ver su inferioridad. © Da Ag / Facebook
- Una maestra de español a la que realmente no le caía bien. Tal vez no era yo la niña prodigio, pero tampoco llevaba malas calificaciones. Ella, al final del año, pidió todas las libretas para contar el número de firmas y que la libreta estuviera completa, pues tan así me odiaba que cuando era momento de dar los resultados, dijo que yo nunca había entregado mi libreta y sin libreta no había calificaciones, así que me reprobó en su materia y me mandó a examen extraordinario. © Lizeth Acuña / Facebook
- En los dos últimos años de la primaria tuve una maestra de matemáticas que pasaba una de las dos horas que nos daba clases hablando sobre su aburrida vida personal. Después exigía resultados de todo lo que no nos había enseñado, cosa que también hacía mal; no sabía explicar bien. © Claudia Navarro / Facebook
- Un profesor de matemáticas nunca aprobaba a mi hija. Ella decía que no les explicaba bien y que se pasaba todas las clases leyendo el periódico y entonces su padre se lo tenía que enseñar. Como le terminaba de creer, fui a hablar con el profesor, me dijo que él solo lo explicaba una vez y que si no lo entendían tenían que enseñarse entre ellos los temas si querían aprender. © Julia Noguer Noguer / Facebook
- Mi hijo en quinto grado tuvo que llevar a la escuela una investigación sobre la historia de la química; él hizo su tarea muy completa, con ejemplos y todo. Cuando se la presentó al profesor, él le puso una nota muy baja, yo hablé con el maestro y me dijo que era mucho para leer, le pedí que me mostrara el trabajo de algún alumno diferente y lo que vi fue una hoja con un recorte de Wikipedia y tenía la calificación más alta. Le dije que si así de mediocre es el profesor, esa mediocridad se verá reflejada en los alumnos, así que cambié a mi hijo de colegio y siempre se ha destacado en ciencias. © Yeni Angelica Riveros / Facebook
- Mi maestro de matemáticas me puso cinco de calificación porque el representante del salón le dijo que no le había entregado la guía para el examen, aún sabiendo que yo era una buena alumna. No le importó lo que lloré y le expliqué que yo sí lo había entregado, ese cinco aparece en la calificación y ellos no se dan cuenta de cómo puede influir en la vida de un adolescente. © Mari Hernandez / Facebook
- Tenía una maestra a la que la única forma de caerle bien era darle dinero para los eventos que ella organizaba. En una ocasión se enojó y nos gritó porque el día anterior nos dijo que lleváramos comida para compartir por el día de la primavera, llevamos y comimos todos ahí. Ella se enojó porque no dejamos nada y ella quería llevarse las cosas a su casa. Nos dijo que nosotros debíamos comer las migajas que ella dejara, a mí me empezó a odiar porque nunca quise darle dinero para esos eventos que organizaba y amenazó con reprobarme y nunca dejarme pasar a clase si no colaboraba con el dinero. Yo le dije que la tenía grabada cuando nos dijo lo de las migajas y que presentaría una queja, ya no dijo nada y me aprobó, nunca más la volví a ver. © Rocio Sanchez / Facebook
- En secundaria, la profesora de español me dijo que había copiado de alguna parte (sin decir de dónde) una fábula que nos puso a hacer. Aunque yo me defendí porque en realidad sí fue hecha por mí, no me creyó. Siempre me ha gustado escribir artículos y dicen que lo hago bien y además estudié periodismo. Hoy estoy segura de que esa disque profesora (tal vez no debió dedicarse a esa labor) debió incentivarme para que siguiera escribiendo y no inculcarme la duda ni regañarme delante de todo el curso, haciéndome sentir deshonesta. © Claudia T Alvarez / Facebook
- Una vez, en cuarto grado, nos pidieron que ilustráramos los viajes de Cristóbal Colón. Mis compañeros pegaron ilustraciones en sus cuadernos. Como mi mamá trabajaba y nadie me iba a comprar las ilustraciones, simplemente dibuje el mapamundi, las pequeñas carabelas y las rutas. Mi querida maestra las vio, se acercó a ellas y dijo que la tarea no debían hacerla los padres. Después, cuando le presenté otra tarea, ya no me dijo nada, tal vez si creyó que podía ser yo, pero yo me avergonzaba de no tener las ilustraciones para pegar. © Gati Parda / Facebook
- La maestra de mi hijo corregía su apellido porque decía que nos habíamos equivocado al inscribirlo en el registro civil. Tuve que presentar una queja ante los directivos de la escuela para que dejara de hacerlo. Por cierto, el apellido de mis hijos es Basques, hasta el corrector me lo corrige. © Susana Divincenzo / Facebook
¿Cuál es el maestro del que más recuerdos tienes y por qué?
Ten en cuenta: este artículo se actualizó en septiembre de 2022 para corregir el material de respaldo y las inexactitudes fácticas.