Cómo sobrevivir un mes en una bañera

Curiosidades
hace 1 año

¿Estás listo? No podrás salir de los confines de una bañera durante todo un mes. Te proporcionarán comida y bebida, tus amigos se turnarán para entregártela. Podrás ajustar la temperatura del agua siempre que quieras para que no se enfríe demasiado. Estás entusiasmado: si aguantas todo el mes, ganarás mucho dinero, el equivalente a varios cientos de dólares. Es una apuesta que hiciste hace poco, en tu simple pueblo de pescadores, mientras estabas sentado con tus amigos en un bar. No imaginabas todo lo que desataría una simple conversación.

Discutían sobre la evolución de la humanidad. La conversación se centró principalmente en la capacidad potencial de los humanos de pasar a ser mamíferos acuáticos y convertirse en sirenos. “Todo se encuentra en la evolución”, intentaste decirles. Tus amigos no se convencieron, ni siquiera después de tu ejemplo sobre la aparición de dedos arrugados tras pasar mucho tiempo en el agua, un rasgo evolutivo que los humanos hemos desarrollado para garantizar el agarre mientras pescamos con las manos en el agua. Por supuesto, tus amigos no ven cómo esto podría estar vinculado con la posible evolución hacia un sireno. Sentiste la necesidad de demostrarles que estaban equivocados. Mientras tus amigos pasaban un buen rato y dejaban atrás la conservación de la evolución acuática, tú seguías pensando. “¿Cómo puedo demostrarles que están equivocados?”. Entonces se te ocurrió. Te pusiste de pie, con un dedo apuntando al cielo, y dijiste: “¡Apuesto a que puedo permanecer en una bañera durante un mes entero!”.

Y aquí estás ahora, siguiendo unas condiciones que no terminan de convencerte. Aprender más sobre la evolución humana reaviva tu confianza y te recuerda que ha habido algunos casos en la historia de la humanidad donde la gente se ha adaptado de forma natural a vivir en el mar. Sientes que es una apuesta segura. Por ejemplo, los “nómadas del mar” del sudeste asiático llevan 1000 años pescando a su manera. Al sumergirse en las profundidades del agua para capturar sus peces armados solo con un arpón, se han adaptado y se han vuelto más grandes a lo largo de los siglos. Esto les permitió bombear más células con oxígeno a través de los órganos vitales y almacenar más oxígeno para sus viajes en aguas profundas.

Este hecho te da confianza mientras pasas el primer día de la apuesta. Durante las primeras horas, pareces estar bien. De hecho, te parece sencillo y bromeas sin parar. Les aseguras que será el dinero más fácil que ganarás y hablas de todo lo que piensas comprar con él. Duermes bien durante la primera noche, pero no sabes que tu piel absorbe el agua de la bañera mientras descansas. Con cada hora que pasa, entra más agua en tu piel. Entre las dos capas, se forman unas burbujas de agua que crean bultos visibles en la parte exterior de tu piel. Cuando despiertas al día siguiente, te alarmas un poco al ver la transformación de tu piel. Observas tus manos.

Están blancas. La piel está pelándose, y tus brazos están llenos de grandes bultos de líquido. No es una imagen agradable. Oyes que alguien entra al baño e intentas calmarte; después de todo, solo es el primer día. Tienes que ser fuerte, tienes que ganar esta apuesta, no solo por el dinero, sino también por la discusión. Tu amigo entra en el baño con una bandeja de comida; su cara se pone pálida al ver los bultos en tus brazos. Preocupado, te pregunta si estás bien. Sorprendentemente, estás de maravilla. Le respondes que solo tienes un poco de comezón. Te resulta bastante curioso que no te duela para nada, teniendo en cuenta cómo se ven tus brazos.

Sin pensarlo, comienzas a rascarte las grandes burbujas; la piel se desprende rápidamente en cuanto la tocas. Sigues frotando para ver la reacción de la piel, que se desprende como si fuera papel mojado. Te sientes liberado al tener los brazos expuestos, es como si te hubieras quitado un peso innecesario. Tu amigo se sorprende aún más cuando la piel se desprende y deja al descubierto una capa de escamas. Te encuentras con una nueva capa de escamas en lugar de piel. Tu amigo dice que la apuesta debe terminar, dado el repentino cambio de tu aspecto. Tú respondes que estás bien y que quieres continuar. Hay mucho en juego y quieres ganar a como dé lugar. Tu amigo acepta y, antes de que se vaya, le pides que te pasen a un jacuzzi.

Poco después te encuentras en tu nueva bañera. A esta altura, no solo tus amigos vienen a verte: los habitantes del pueblo te visitan con curiosidad. Hechos como este no permanecen en secreto mucho tiempo en un pueblo tan pequeño y sencillo. A medida que pasan los días, aparecen más escamas en lugar de piel; cubren tus piernas, tus brazos y la parte baja de tu espalda. Tu piel sigue siendo visible en la mayor parte de tu cuerpo, pero las escamas se extienden rápidamente, de manera similar a un sarpullido. No tardas en cansarte del jacuzzi, y tus amigos apoyan tu idea de un cambio a la piscina del pueblo, junto al mar. Ya estás en la última semana de la apuesta y, a estas alturas, toda la aldea sabe de ti, el sireno. Sin embargo, lo más increíble para ti es que, cuando la gente te visita en la piscina, no hay miedo ni juicios de valor. Todos están encantados e intrigados por el espectáculo. La piscina es grande, pero no está climatizada. Un adolescente te pregunta si estás bien abrigado, pero no notas el frío, te sientes bastante cómodo.

Tu dieta ha cambiado significativamente: ahora prefieres el pescado. Te han crecido unas aletas entre los dedos de las manos y los pies, y se han abierto unas pequeñas hendiduras a ambos lados de las costillas que formaron branquias. En otras palabras, eres capaz de respirar bajo el agua. Mientras sigues evolucionando, intentas tranquilizarte pensando que falta poco tiempo y que lo único que importa es ganar. Piensas en lo que pasó hace casi un mes, cuando tú y tus amigos hicieron una apuesta pensando en el dinero, en los varios cientos de dólares. ¡Todo valdrá la pena pronto! Además, siempre puedes regresar a la normalidad. ¡Esto solo será temporal, estás seguro!

Por fin llega el último día. Se ha organizado una gran fiesta para celebrar tu victoria. Todo el pueblo asiste a la celebración. Hay una banda y un gran festín. Te diviertes con los aldeanos, aunque prefieres quedarte en la piscina, claro. Los adolescentes te lanzan peces; tú los atrapas con la boca y desatas las risas de todos. Saltas al aire y haces trucos que los aldeanos aplauden. A medida que la fiesta crece, te alejas poco a poco y te quedas más tranquilo en tu piscina. Te estás cansando de los festejos y de la atención. Observas cómo los aldeanos ríen y festejan. Piensas que estás fuera de lugar nadando solo en esta simple aldea.

Sientes un repentino deseo de marcharte, ya no te importa la celebración. No te interesa el dinero de la apuesta. No te importa haber demostrado que todos estaban equivocados. Solo sientes un deseo de ser libre. Nadas hacia el borde de la piscina; está oscuro, así que nadie ve tu intento de escapar. Al salir, el peso de tu cuerpo se vuelve insoportable. Tus piernas y brazos son tan débiles que te derrumbas. Te ves obligado a arrastrarte muy lentamente hacia la playa. Finalmente llegas a la orilla y te desplomas sin aliento en el agua. Las pequeñas olas saladas te salpican la cara y te dan fuerzas tras un viaje agotador. Una vez que reúnes suficiente energía, comienzas a nadar hacia aguas más profundas.

Y como un pez al agua, te mueves con facilidad. Ahora, mientras nadas en el mar, sientes como si hubieras estado en una jaula toda tu vida. Por fin eres libre; la estimulante sensación del agua ilimitada te parece el paraíso. Antes de adentrarte en el mar, te detienes un momento para mirar hacia atrás, hacia tu aldea. Observas el pueblo que alguna vez fue todo lo que conociste, escuchas los sonidos apagados a lo lejos mientras reflexionas sobre tu vida anterior. No sientes ninguna emoción al mirar atrás, no hay arrepentimientos ni remordimientos. Te sumerges en el agua, listo para comenzar tu nueva vida bajo el mar...

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