Esta mujer escuchaba señales de radio a través de su diente

Curiosidades
hace 1 año

Hay algunas historias extrañas de Hollywood, y otras que son simplemente espeluznantes. El año es 1942, el lugar es el viejo Hollywood. No todos recuerdan a Lucille Ball, una actriz, cantante, productora y comediante estadounidense, toda una mujer multifacética. También fue una artista multipremiada que ganó muchos Emmy. Ya sabes, lo normal... Se rumorea que un día regresaba a casa desde los estudios MGM por Coldwater Canyon, cuando de pronto escuchó música. La radio del auto estaba apagada, ¿de dónde venía? Mientras miraba a su alrededor intentando averiguar de dónde procedía el sonido, se dio cuenta de que salía de su boca. Al día siguiente, se lo contó a otro actor clásico de la época, Buster Keaton. Él le dijo que su nuevo empaste dental de plomo podía ser la razón. Era capaz de captar las señales de las emisoras de radio cercanas.

La actriz esperó unos días más, pero no pasó nada, así que siguió con su vida como siempre. Una semana más tarde, de camino a casa después de un rodaje, volvió a oír cosas, pero esta vez no era música. Oyó unos chasquidos que parecían código Morse. Alarmada, Lucille informó a las autoridades. Finalmente descubrieron que el sonido procedía de una emisora de radio japonesa clandestina que operaba en un cobertizo de herramientas. Pasaron varias décadas y se habló mucho de esta historia. Algunos pensaban que Lucille tenía una doble vida. En 1974, ella misma reveló la verdad. Durante una entrevista en el programa de Dick Cavett, reconoció que todo era cierto, excepto lo de la doble vida. Mucha gente le creyó y no dudó de la legendaria actriz.

En 2003, un grupo de personas decidió averiguar si los empastes dentales podían captar señales de radio. Tomaron algunos equipos de radio antiguos y cráneos falsos con empastes dentales. Llegaron a la conclusión de que era posible que la saliva y los metales de la boca de Lucille hubieran provocado una reacción galvánica que podría parecerse al código Morse. Por desgracia, esta teoría aún no ha sido demostrada, pero nadie sabe por qué la actriz confirmó una historia tan extraña. Probablemente todo el mundo ha oído hablar de The Hollywood Reporter, pero nadie conoce la espeluznante historia que hay detrás de él. En 1936, Willian Wilkerson, también conocido como Billy, creó su oficina ideal en Sunset Boulevard. Después de muchas décadas y del fallecimiento de Bill, el Reporter se trasladó a unas instalaciones más amplias y atravesó una remodelación en 1992. Ese mismo año, el LA Weekly reclamó parte del espacio en la oficina. Allí, un empleado de la construcción llamado Jerry Brake comenzó a notar una actividad extraña. En primer lugar, derribó la antigua oficina de Bill en el piso de arriba, donde solía trabajar solo.

A veces, por el rabillo del ojo, Brake notaba que algo se movía, como si alguien pasara por la puerta. Pensó que era un efecto de la luz que generaba la ilusión de movimiento, así que lo ignoraba y continuaba con su trabajo. Sin embargo, una noche se asustó, y mucho. Estaba solo en su despacho, cuando sintió un golpe en la espalda. Se sobresaltó y miró a su alrededor, pero no había nadie. Preocupado, miró fuera de su despacho y hacia el pasillo, pero tampoco vio nada. Decidió dar una vuelta y halló una figura de pie en la esquina de una habitación. Se acercó y vio un espejo, pero solo vio su propio reflejo. Cuando volteó, la figura había desaparecido. Tal vez era su imaginación, pensó. Estaba trabajando hasta tarde, tal vez estaba muy cansado.

Brake regresó al trabajo unos días después. A las 5:30 de la mañana, oyó un ruido y lo siguió desde el vestíbulo hacia las escaleras. Volvía a estar solo. Esta vez oyó pasos, como si alguien caminara más adelante. Vio una figura, pero la iluminación no era lo suficientemente buena como para ver una imagen clara. Decidió explorar el edificio en busca de posibles intrusos; tal vez unos niños estaban haciendo travesuras, pensó. Nada. La remodelación avanzó y la oficina comenzó a verse bien. Quitaron las escaleras e hicieron sitio para un elevador que iba hasta el primer piso. Brake terminó su trabajo, y ahora era el arquitecto Ted Powell quien se quedaba hasta altas horas de la noche ocupándose de los últimos retoques. Estaba trabajando con una mujer del LA Weekly, cuando oyeron unos golpes justo debajo de ellos. Sonaba como si alguien estuviera golpeando el techo con una escoba. Pero no había nadie abajo.

Tomaron el elevador y fueron a la planta baja para ver si había alguien. No había nadie. Tal vez había sido su imaginación. En ese momento, oyeron pasos procedentes del despacho de Bill. Salieron de la oficina inmediatamente, aterrados. Otra historia extraña tuvo lugar en Ciro’s, en Sunset Strip, cuyo nombre actual es Comedy Store. Es conocido como uno de los clubes de comedia más famosos de los Estados Unidos, pero por las noches se vuelve un poco espeluznante. Una noche, un comediante que también trabajaba como guardia de seguridad, Blake Clark, estaba ocupado con sus cosas cuando oyó que alguien golpeaba el piano. El sonido procedía del Belly Room, un local más pequeño en el piso de arriba.

Supuso que se trataba de una broma, algunas de las camareras le habían hablado de este tipo de casos en muchas ocasiones. Por ejemplo, a veces una de ellas encendía velas en la sala, ordenaba las mesas y se iba. Cuando regresaba, las velas estaban apagadas y la puerta estaba cerrada. Pero cuando traía la llave, encontraba la puerta nuevamente abierta. Cuando Clark oyó el piano, subió las escaleras corriendo, preocupado por si alguien se había quedado encerrado adentro. Pero una vez que llegó, el ruido se detuvo. No había nadie. Cada vez que cerraba la puerta, oía a alguien tocando el piano, pero nunca había nadie en la habitación. Sin embargo, una noche Blake se llevó el susto de su vida. estaba haciendo unas últimas rondas en la sala de exposiciones, que solía ser la habitación principal de Ciro. Cuando estaba a punto de cerrar, vio que una silla oscilaba lentamente de un lado a otro del escenario. Se quedó helado al ver cómo se movía sola. Hoy en día, el club sigue con vida y reúne muchas risas.

Si bien la siguiente historia no ocurrió en Hollywood, sí influyó en el mundo del cine tal y como lo conocemos. En 1896, se proyectó para el público de París un corto de 50 segundos. Según cuenta la leyenda, la gente no tenía idea de lo que era una imagen en movimiento, también conocida como película, así que los espectadores se cayeron de sus asientos cuando apareció un tren en la pantalla. El tren se acercaba a la cámara, y algunas personas incluso salieron corriendo. Si bien la película era en blanco y negro y muda, realmente pensaron que iba a atropellarlos. Hoy en día, llamaríamos a una película de 50 segundos un clip, pero en aquel entonces, era algo que invitaba a maravillarse. La película se llamaba La llegada de un tren a la estación de La Ciotat, y fue creada por los hermanos Lumière. Mostraba a personas de pie en el andén mientras el tren se acercaba a una cámara fija. Se les pidió a los “pasajeros” que no miraran a la cámara para que la película pareciera más realista.

Sin embargo, no hay pruebas de que la reacción del público fuera tan extrema. El informe solo explica que la película fue proyectada, pero no menciona pánico ni caos. Y si bien esta película fue una revolución en su género, el ritmo del tren era demasiado lento para evocar ese miedo. Además, no había sonido para aumentar el efecto. Entonces, ¿por qué nació este rumor? Algunos dicen que se usó para enfatizar el impacto emocional del nuevo arte de la cinematografía. Y debemos agradecérselo a los hermanos Lumière.

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