Yo muchas veces me siento ningufoneada
“Ningufonear” a las personas es algo real, y podría alterar las relaciones sociales en un futuro, según un estudio
La aparición de los teléfonos inteligentes ha logrado derribar barreras de distancia, tiempo, información y similares. Ahora es posible “conectarse” con la familia o amigos de manera inmediata a pesar de que estos estén lejos, o acceder a una impresionante base de datos con solo un clic. Pero a pesar de que es una grandiosa herramienta de trabajo, también representa una inconveniente distracción que incluso provoca la evasión de la realidad.
¿Alguna vez has “ningufoneado” a alguien? ¿Crees que los teléfonos han ayudado o han perjudicado más a las personas?
Los teléfonos inteligentes reducen las sonrisas entre extraños
Un estudio publicado en Science Direct Journal demostró que los teléfonos inteligentes están alterando el tejido de la vida social. El descubrimiento se produjo gracias a un experimento: un grupo de extraños se reunió en una sala de espera con o sin sus teléfonos. El propósito era codificar sus sonrisas por asistentes entrenados. En comparación con los participantes sin teléfonos, los que sí los usaron exhibieron significativamente menos sonrisas de cualquier tipo, y mucho menos genuinas.
La “presencia ausente”
El estudio también plantó que, desde la invención de la imprenta hasta la era de la televisión, las personas han desarrollado una capacidad nunca antes vista: la “presencia ausente”. Es decir, una habilidad que le permite al individuo escapar de los límites del entorno inmediato. En consecuencia, estar constantemente conectado con otras personas y actividades a través de un teléfono disminuye la necesidad de relacionarse con otros en el mundo social cotidiano, reduciendo así la probabilidad de poseer un comportamiento de acercamiento primigenio con los demás, como sonreírles.
El “ningufoneo” realmente existe
Cuando una persona ignora a otra por estar concentrada en su teléfono celular, deliberadamente o no, se dice que ha caído en una práctica de “ningufoneo”. La palabra es la traducción de lo que en Australia se comenzó a llamar phubbing (combinación de phone, “teléfono”, y snubbing, “despreciar”). Este hábito no solo es descortés, sino que también provoca otros problemas físicos y psicológicos, como daño en la vista, dolores musculares, trastornos de personalidad, ansiedad y adicción, por decir lo menos.
Consecuencias a futuro
Aunque pareciera que alguien que presta más atención a su teléfono que a una persona solamente está siendo grosero, lo cierto es que este comportamiento podría afectar su forma de relacionarse socialmente. Los hallazgos de este estudio se basaron en la codificación objetiva del comportamiento, por lo que la evidencia demostró que estar constantemente “conectado” al mundo digital puede socavar el comportamiento de manera importante.
Apartar el teléfono como primer paso
El primer paso es reconocer que hay un problema de adicción y que se quiere salir de ella. Apartar el teléfono o ignorarlo es una buena medida para comenzar. De igual manera, entablar conversaciones con personas desconocidas, en una cafetería, por ejemplo, es un buen paso para recuperar la habilidad de interacción nata. Mirar a la gente al rostro y escuchar lo que tiene para decir es también una grandiosa oportunidad. Recuerda que conocer a personas nuevas puede llegar a ser algo positivo: siempre hay algo que aprender de ellas y algo que contar sobre uno mismo.
Salir a la calle, caminar con la vista al frente, cruzar una mirada con un desconocido y sonreírle parece ser cosa del pasado. Por ello, Australia lanzó la campaña stop phubbing, la cual tiene como objetivo concientizar a las personas sobre el uso excesivo de los teléfonos inteligentes y sus consecuencias sociales. De continuar así, nuestra sociedad pronto podría convertirse en un mundo salido de las novelas de ciencia ficción.
Comentarios
Es triste pero en las reuniones sociales lo que prima es el celular
Odio hablar con alguien y que esté mirando todo el rato al teléfono
Yo intento no hacerlo porque a mí me sienta fatal
Lo mejor es quedar sin teléfonos, ya veréis como cambia la cosa

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