Me niego a cuidar a mi hermano si no me pagan por ello

Historias
hace 1 año

Las dinámicas familiares pueden ser complicadas en ciertos momentos. Los roces entre parientes a veces son inevitables, y la tensión es algo común incluso entre personas que se quieren mucho. Esto le pasó a una adolescente que, ante un embarazo inesperado de sus padres, se niega a asumir la responsabilidad impostada de cuidar a su hermano.

La adolescencia, una etapa de cambios tumultuosos y emociones encontradas, es un período crucial en la vida de todo individuo. Durante este viaje hacia la madurez, los jóvenes se encuentran navegando en aguas revueltas mientras lidian con el desarrollo de su identidad y el choque de opiniones con sus familias.

Desde la búsqueda de independencia hasta la necesidad de aceptación, los choques generacionales y los desafíos de la comunicación plantean cuestionamientos esenciales sobre la interacción entre padres e hijos, y hermanos, todo confluye así, en este crucial período de crecimiento y autodescubrimiento.

El embarazo fue un gran shock, para ellos y para mí. Les oí discutir mucho sobre qué demonios iban a hacer, y que mi madre repetía que no iba a quedarse mucho en casa ni tampoco pedir demasiado permiso por maternidad. Quería volver al trabajo lo antes posible. Se quejaban de lo mucho que iba a costar conseguir a alguien que cuidara al bebé mientras ellos trabajaban, durante los veranos y esas cosas. Oí que mencionaron mi nombre y yo pensaba: “por favor, yo no”.

Se sentaron conmigo hace una semana y me dijeron que tenía planes para que yo cuidara al bebé durante 3-4 horas después de la escuela hasta que ellos llegaran a casa del trabajo. Esto implicaría dejar todas mis actividades extraescolares y no salir con mis amigos después del colegio. También quieren que me quede el próximo verano y que considere quedarme con ellos durante los siguientes.

Les dije que de ninguna manera. Ellos me dijeron que iba a ser la hermana mayor ahora, y como parte de la familia, tengo responsabilidades. Les respondí que los que tienen responsabilidades como padres son ELLOS, y que yo no soy un padre, soy la niña de la casa. Me dijeron que no por mucho tiempo. Les dije que podía apresurarme a graduarme y marcharme para que no me utilicen de guardería gratuita.

Mis padres estaban realmente descontentos conmigo y me dijeron que me iba a perder de muchas cosas por hacer esto. Les dije que no cuidaría ni criaría al bebé por ellos. Que tengo mi propia vida y que tener un bebé no forma parte de ella. Me dijeron que estaba siendo increíblemente egoísta y que pensara en lo que estaba tirando a la basura. También me han dicho que no seré una buena hermana si me niego a formar parte de la vida del bebé.

Sin dudas es una situación muy particular, en la que ambas partes no están dispuestas a ceder, y donde especialmente los padres delegan de forma poco elegante, y pensando más en su propio tiempo y dinero que en el bienestar de su propia hija. A la hora de abordar esta situación, creemos que sería importante:

  • Preguntarle a su hija como podría ayudarlos: hubiera sido distinto que sus padres se acercarán a de otra manera a su hija a la hora de pedir su ayuda. Primero, preguntándole por sus actividades y horarios; y ahí sí, preguntarle si en algún tiempito que no se superponga con los suyos, podría cuidar de su hermano. A la hora de conversar con un adolescente es importante hacerlos sentirse seguros y afrontar las situaciones juntos, en lugar de delegarlas fríamente como hicieron en su lugar.
  • Organizar sus tiempos para cuidar mejor al bebé: no hay dudas de que el trabajo es importante para mantener la estabilidad económica de la familia. Pero cuando llega un bebé, es necesario organizar el tiempo de distintas maneras para que pueda recibir la mejor atención y cuidado posible. La organización es muy importante a la hora de dividir las tareas, por lo que es importante hacerlo bien, y con la paciencia y amor necesarios para afrontar la situación.
  • Estar más presente en las actividades de su hija: según el relato, los padres solo estaban presentes para su hija para cumplir las obligaciones económicas, pero casi no hacían cosas juntos ni compartían momentos en familia. Mostrarle confianza, no ser autoritario y validar sus sentimientos son puntos muy importantes a la hora de establecer relación con nuestros hijos.

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