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¿Alguna vez has sentido que tu mente no se apaga, incluso cuando intentas descansar o concentrarte? Esa sensación tiene base científica. El cerebro humano no necesita tu permiso para generar pensamientos: lo hace de forma automática, incansable y, muchas veces, impredecible. ¿Cuántos pensamientos caben en un día? ¿De dónde vienen? ¿Por qué aparecen de la nada cuando menos los esperas? Acá te lo contamos con ciencia y curiosidades incluidas.
Un estudio con fMRI estimó una media de 6,200 pensamientos diarios. Los investigadores Julie Tseng y Jordan Poppenk, mediante imágenes cerebrales en tiempo real (fMRI), observaron lo que llamaron “transiciones mentales” para estimar cuántos nuevos pensamientos tenemos por día, según este método y si asumimos que las “transiciones mentales” son pensamientos: en promedio, 6.5 por minuto, lo que se traduce en más de 6.000 en un día. No todos duran lo mismo ni tienen el mismo peso emocional, pero todos cuentan, para ellos.
La corteza prefrontal, el hipocampo y el sistema límbico están en el centro de todo. Tus pensamientos no aparecen por arte de magia. Son el resultado de un diálogo constante entre regiones cerebrales: la corteza prefrontal organiza y decide, el sistema límbico aporta carga emocional, y el hipocampo, presente en el sistema límbico, guarda y recupera recuerdos. Así se construye cada idea que pasa por tu cabeza.
El pensamiento humano es diverso y multifacético. Además, el pensamiento humano se ha clasificado de formas muy distintas y puede corresponder al comportamiento que necesitamos para una tarea específica. Nosotros te ofrecemos una clasificación bastante usada, pero no es la única. Algunos de los tipos más comunes incluyen:
Lo creas o no, la mayoría de tus acciones no están tan pensadas como imaginas. Tomamos decisiones todo el tiempo basándonos en procesos inconscientes: asociaciones previas, emociones y sesgos automáticos. Tu mente actúa antes de que te des cuenta. El inconsciente es un campo de estudio profundizado por es psicoanálisis y otras teorías psicológicas.
La Red de Modo Predeterminado se activa cuando no hacemos “nada”. Sí, hasta cuando estás descansando, tu cerebro sigue. Esta red, llamada en inglés Default Mode Network, se activa cuando no estás enfocado en tareas concretas. Es la responsable de que pienses en el pasado, en conversaciones imaginarias, en lo que dirías si... y así hasta el infinito.
Si alguna vez te pasó que ibas caminando o estabas comiendo y de repente te vino a la cabeza un recuerdo aleatorio, hay una razón científica para eso. Se trata de los mind-pops, que son explosiones involuntarias de memoria o ideas, relacionadas con redes cerebrales profundas y el córtex temporal medial.
Una mente hiperactiva es uno de los principales detonantes del insomnio. Si alguna vez te desvelaste dándole vueltas a todo, no estás solo. Las rumiaciones mentales —pensamientos repetitivos y no deseados— están vinculadas a trastornos del sueño como el insomnio. Reducir esta sobreactividad puede mejorar el descanso de forma notable.
Ocurren cuando la red de descanso se activa y eres capaz de retener algo de lo que pasa por tu cabeza. Contrario a lo que se cree, la creatividad no surge solo de la “inspiración”. Parece que la creatividad no solo se relaciona con la Red de Modo Predeterminado, sino que depende fundamentalmente de ella. Es ahí cuando aparecen los famosos “insights” o chispazos de creatividad.
La actividad cerebral post mortem se dice que parece un sueño vívido. Un estudio reciente observó picos de actividad cerebral, principalmente de ondas gamma, segundos después del paro cardíaco en un paciente moribundo. Estos resultados sugieren que el cerebro humano puede generar actividad coordinada y sincronizada durante la transición hacia la muerte.
La interacción entre ondas alfa y gamma podría estar relacionada con procesos cognitivos, como la recuperación de memorias, lo que podría explicar los relatos subjetivos de “repaso de la vida” en ECM (Experiencia Cercana a la Muerte).
Tu mente nunca descansa del todo. Incluso cuando tú quieres apagarla, ella sigue generando pensamientos, imágenes, conexiones. Entender cómo funciona ese motor interno no solo nos hace más curiosos, sino también más conscientes de nuestra salud mental, de nuestros hábitos y de cómo vivimos y morimos. Porque pensar no es opcional. Pero conocer nuestros pensamientos sí puede hacernos más libres.
¿Qué crees que revelarían tus pensamientos más profundos sobre quién eres realmente?