No sabemos qué se esconde en el 95 % del océano
Los océanos cubren más del 70 % de la superficie de la Tierra, así que no es de extrañar que cerca del 50 % del territorio estadounidense esté bajo el agua. Hemos explorado únicamente el 5 % de los océanos. 12 personas pisaron la luna, pero solo hubo cuatro descensos tripulados a la Fosa de las Marianas, el lugar más profundo de la Tierra. La presión es el reto crucial de adentrarse en el océano. A mayores profundidades, las temperaturas son extremadamente bajas, la visibilidad es nula y la presión es tan intensa que es más difícil enviar personas al fondo del océano que enviarlas al espacio.
No puedes verla, pero la presión del aire que empuja tu cuerpo en las partes más profundas es tan grande que se siente como si más de cien elefantes adultos o 50 aviones 747 estuvieran parados sobre tu cabeza. La presión es 1 000 veces mayor que en la Tierra. Mientras tanto, en el espacio, cuando atravesamos la atmósfera terrestre, la presión cae a cero. Estamos mapeando los planetas, pero resulta más fácil que hacerlo con el fondo del océano. La NASA utiliza las ondas de radio cuando explora el espacio, pero este método no puede utilizarse para el océano, ya que los billones y billones de galones de agua se interponen en el camino.
El océano Pacífico es cada vez más pequeño, mientras que el Atlántico se expande. Hace muchos, muchos años, el océano Atlántico ni siquiera existía. Se formó cuando los continentes de América del Norte y del Sur se separaron. Ahora está creciendo a un ritmo de 5 centímetros por año, mientras que el Pacífico se está reduciendo un poco. Los océanos incluso tienen su propio sonido, el llamado “Bloop”. Su ruido, bastante fuerte, de baja frecuencia y espeluznante, fue detectado por los científicos en 1997. Sin embargo, unos años más tarde, otros estudios revelaron que el Bloop emanaba de un iceberg que se desprendía de un glaciar.
Hay lagos y ríos en las profundidades del océano. Es posible porque el agua salada y el sulfuro de hidrógeno forman una combinación mucho más densa que el líquido que la rodea, así que podrían formarse lagos y ríos que fluyen justo dentro del océano. La mayor cascada del mundo, llamada catarata del estrecho de Dinamarca, también está bajo el mar, en las aguas entre Islandia y Groenlandia. Tiene una altura de 3 500 metros, y su cantidad de agua es casi 2 000 veces mayor que la de las cataratas del Niágara. Esta cascada submarina es posible porque el agua fría es mucho más densa que la caliente, así que el líquido helado cae en el mucho más cálido mar de Irminger.
La cadena montañosa más larga también se esconde en el misterioso mundo submarino. La dorsal mediooceánica tiene una longitud de casi 65 000 km. El hombre solo ha estudiado un 1 % de esta elevación submarina. Sabemos menos de esta cadena que de la superficie de Marte o Venus.
El abismo Challenger, la parte sur de la Fosa de las Marianas. Es un pequeño valle a una profundidad extrema de un poco más de 11 000 m. Imagina poner nuestra montaña más alta, el monte Everest, en el abismo Challenger. Quedarían 2 km para que el pico de la montaña alcanzara la superficie del agua. El 94 % de los seres vivos son acuáticos, y casi dos tercios de la vida marina aún no está definida, así que no dejan de descubrirse nuevas especies, incluidas las más espeluznantes, como el tiburón duende, el pez con colmillos largos y el tiburón anguila. Imagina qué más está esperando por nosotros ahí abajo.
También hay tesoros escondidos abajo. Los océanos tienen alrededor de 20 millones de toneladas de oro, pero no de forma que pueda ser extraído o minado con algún método rentable. Está disperso por todo el fondo marino. Si pudiéramos sacarlo, cada persona del planeta obtendría unos 4,08 kg de oro.
Los corales en aguas poco profundas necesitaban encontrar una manera de protegerse de la luz solar. Así que desarrollaron una especie de capa que les ayuda a sentirse bien incluso cuando están expuestos a los rayos directos del sol. Básicamente, desarrollaron una especie de protector solar natural. Los corales son criaturas vivas. No tienen boca, ojos ni nada que pueda decir que son más que una roca, pero están en la categoría de invertebrados marinos. Gran parte del oxígeno de nuestro planeta proviene del océano. Los científicos afirman que es de un 50 a 80 %. El oxígeno lo producen las plantas marinas, principalmente las algas.
Un tsunami puede tener hasta 30 metros de altura, pero las olas bajo la superficie son aún mayores y pueden alcanzar una altura de 240 metros antes de colapsar. Los peces antárticos tienen proteínas en el interior de su cuerpo que actúan como una especie de anticongelante natural; estas moléculas se adhieren a los cristales de hielo y evitan que los peces se congelen cuando el agua se enfría demasiado.
Cuando se coloca una concha marina cerca del oído parece que se escuchan las olas rompiendo en alguna playa lejana, como si los recuerdos de esta estuvieran atrapados en su interior. En realidad, la concha amplifica el ruido ambiental de tu entorno actual. Hay un millón de volcanes en las profundidades del océano, y el 80 % de las erupciones se producen bajo el agua. La medusa es una de las criaturas acuáticas más antiguas, y sus ancestros vivieron hace de 500 a 700 millones de años. Eso las hace más del doble de antiguas que los primeros dinosaurios, ya que aparecieron hace unos 240 millones de años.
Los tiburones también existen desde hace mucho tiempo, unos 400 millones de años. Dato curioso: no tienen huesos, sino cartílago, lo mismo que nuestras narices y orejas. Su piel está recubierta de un material que se parece más a una especie de dientes que a las escamas de los peces (dentículos dérmicos). Con esto, su piel se siente un poco como papel de lija, lo que les ayuda a ser más rápidos y silenciosos. El más pequeño, llamado tiburón linterna enano, es también uno de los peces más diminutos del océano, ya que el más grande que se ha encontrado era menor de 20 cm.
Las langostas existen desde hace casi 500 millones de años. Los científicos encontraron fósiles de una enorme langosta de 2 m, que era uno de los mayores animales que vivían en esa época. Los delfines son sonámbulos, ya que duermen con solo la mitad de su cerebro: cierran un ojo cada vez. Las tortugas marinas son animales bastante adaptables y viven en todos los continentes, excepto en la Antártida.
Los pulpos son increíbles habitantes marinos. Tienen sangre azul, 3 corazones y 9 cerebros, el central, y otros 8 repartidos entre sus brazos. También les puede volver a crecer un brazo en unos 100 días. Las esponjas de mar no tienen cabeza, ojos, boca, huesos, pulmones, corazón ni cerebro, pero... siguen siendo seres vivos. Un caballito de mar es técnicamente un pez, aunque no lo parezca. Este animal específico no tiene estómago ni dientes. La comida pasa por su sistema digestivo muy rápido, así que estas criaturas deben comer más o menos todo el tiempo para mantenerse vivos. Los caballitos de mar pueden comer más de 3 000 artemias al día.
Hay un lugar único en el océano Pacífico donde se está más lejos de todos los problemas que en cualquier otro lugar de la Tierra. Se llama “punto Nemo”, y está a unos 2 400 km de los puntos de suelo más cercanos. Es bastante difícil llegar hasta ahí: en primer lugar, no es un trozo de tierra, así que no puedes verlo realmente. En segundo lugar, ¡ni siquiera la persona que lo descubrió en 1992 lo visitó nunca!
El océano no recibe rayos con tanta frecuencia como la tierra, pero cuando esto ocurre, los resultados pueden ser mucho peores que en tierra, ya que el agua es conductora, así que los relámpagos se propagan a través del océano muy rápidamente. El agua fría que rodea tu cuerpo mientras nadas puede parecerte refrescante, pero no es una capa protectora, y puedes seguir quemándote con el sol. De hecho, el agua solo refleja el 10 % de los rayos UV, mientras que la arena refleja un 15 % adicional de los rayos solares.
La temperatura en los océanos varía; a veces se puede encontrar agua con una temperatura de hasta 4 °C, mientras que también hay respiraderos hidrotermales en el fondo marino. Estos liberan agua que llega hasta los 400 °C. Hay una cosa que se llama el fenómeno del mar de ardora: una escena impresionante en la que el agua resplandece con una luz tan increíble que parece que no es de nuestro planeta. Esta zona es tan grande que se puede ver brillar desde el espacio, y el misterioso fenómeno suele verse en el océano Índico.
A veces, mientras te relajas en una playa, puedes ver destellos verdes en el horizonte. Eso ocurre porque la atmósfera curva la luz del sol cuando la atraviesa, tras lo cual separa la luz en diferentes colores. ¡Esto ocurre de la misma manera en que un prisma divide la luz en lo que luego vemos como pequeños arcoíris!
Los agujeros negros tienen una fuerza gravitatoria increíblemente fuerte que atrae a los objetos, incluso la luz no tiene la posibilidad de escapar de ellos. Algo similar ocurre con los que se encuentran en los océanos. Sí, no hace falta ir al espacio para ver uno de ellos, también los tenemos en la Tierra. Lo que ocurre es que no captan la luz, sino el agua. Son enormes remolinos, a veces más grandes que ciudades enteras. Giran contra la corriente principal, arremolinando miles de millones de toneladas de agua, y todo lo demás en el camino...