¿Qué pasaría si tuviéramos dientes gigantes de megalodón?

Curiosidades
hace 9 meses

Michael está corriendo por la calle. Está en una pesadilla que se ha convertido en realidad. Está pasando frente a la gente. Sus rostros son extraños, pero Michael no tiene tiempo para verlos. Su corazón está a punto de salirse de su pecho. Corre hacia un callejón oscuro, choca contra un bote de basura y cae. Observa unos carteles colgados de las paredes con personas cuyos enormes dientes triangulares sobresalen.
Michael se levanta y ve a dos personas en su camino. Son un hombre y una mujer. Ellos miran a Michael y sonríen con sus grandes bocas dejando al descubierto dagas afiladas en lugar de dientes. Se acercan y sonríen más y más. En sus ojos, él no ve más que un hambre insaciable que probablemente calmarán en los próximos segundos. Michael está a punto de desmayarse. Retrocedamos 20 minutos en el tiempo para averiguar qué está pasando aquí.

“Un diente de megalodón es similar al diente de un tiburón blanco, pero mucho más grande. El tamaño promedio es aproximadamente el de la palma de la mano de un adulto. Una persona normal tiene 32 dientes. Entonces, ¿cuán grande debe ser el tamaño de una boca para que quepan 32 palmas en dos filas? Definitivamente, debería ser una boca grande”. Eso es lo que pensó Michael mientras sostenía un diente de megalodón que encontró el año pasado en la costa de Florida. La paleontología es uno de los pasatiempos de Michael. De hecho, su principal afición siempre ha sido la ciencia. Ha creado un proyecto que puede simular diferentes formas de evolución. Millones de terabytes de datos, cientos de miles de científicos de todo el mundo, docenas de centros de investigación: todo esto es necesario para crear el programa de simulación único. Y así es como funciona.

Puedes comprobar cualquier hipótesis con una computadora. Por ejemplo, deseas saber cómo sería el mundo sin pájaros. El programa estudia todos los datos sobre la evolución de las aves y la historia del planeta. Luego, crea una simulación precisa basada en estos datos. Michael se pone unas gafas especiales. Los lentes se conectan a su cerebro a través de sus ojos y Michael se muda al mundo virtual. La gente vive sin aviones, ya que sin pájaros, no tienen nada que los inspire para inventar la aviación. Se trata de un mundo no muy desarrollado, ya que la gente está muy separada por la distancia. El cuerpo dormido de Michael está en el laboratorio, pero su cerebro está convencido de que está en otro mundo. Después de una hora, el programa desconectará a Michael de la simulación automáticamente.

Michael sostiene el enorme diente y dice en voz alta: “¿Y si la gente tuviera dientes de megalodón?”. Se olvida de que lleva las gafas. El programa reconoce la voz de Michael y comienza a funcionar. En teoría, tal mundo es imposible. Michael cree que la computadora no tendrá éxito. Sin embargo, el programa logra crear una simulación y lo envía allí. Ahora debe sobrevivir durante una hora en un mundo con gente que tiene dientes enormes. Dos de ellos se aproximan a Michael. Él cierra los ojos. Tiene miedo de las sensaciones físicas. Su cerebro se comporta como si no estuviera en una simulación, por lo que el dolor será real.

“Oye, amigo, ¿estás bien?”, pregunta el hombre. “¿Qué te asustó tanto?”, la mujer parece preocupada. Michael los mira sorprendido y responde: “Ustedes”. Las personas con dientes gigantes se miran y empiezan a reírse. Le responden que está en el lugar más seguro del universo. Es un planeta habitado por la gente más amable. Michael no les cree. “¿Por qué tienen esos dientes? ¿Y por qué son tan amables?”. Hace millones de años, cuando los megalodones dominaban el océano, la edad de hielo no se produjo. Por lo tanto, los tiburones gigantes continuaron nadando en aguas cálidas por casi todo el mundo. Se multiplicaron más y más, y la población de todas las demás formas de vida marina comenzó a disminuir. Entonces, los mares se quedaron sin comida. Los peces se alejaron nadando hacia aguas poco profundas para escapar de los megalodones, pero luego lograron salir del agua. Los grandes tiburones intentaron sobrevivir durante miles de años, pero la evolución los llevó también a ellos a salir del océano y convertirse en criaturas erguidas. Sus aletas se transformaron en brazos y piernas, y su aleta caudal desapareció. Su espalda se volvió recta, pero algo no había cambiado... sus mandíbulas.

Eran los animales más formidables del océano y luego se convirtieron en las criaturas más peligrosas de la tierra. Nadie podría quitarlos de la parte superior de la cadena alimenticia. Los tiburones erguidos comenzaron a extenderse por todo el planeta, y llegaron casi hasta los polos. Se adaptaron al clima frío. En su piel lisa comenzó a crecer pelo. Sobrevivieron a varias épocas frías, así como a momentos de sequía. Se convirtieron en los reyes del mundo gracias a sus afilados dientes y sus enormes mandíbulas. La anatomía de sus cuerpos continuó cambiando. Su piel se volvió más escamosa; y comenzó a crecerles pelo en la cabeza. En sus dedos aparecieron uñas. Se convirtieron completamente en seres humanos... con bocas gigantes llenas de dientes afilados. Había otra cosa que heredaron de los antiguos tiburones: la sed de sangre. La naturaleza agresiva y el deseo de apoderarse de la mayor cantidad de tierra posible convirtió a estas personas en los destructores del planeta. Exterminaron a casi todas las demás especies de animales. Entonces comenzaron a pelear entre ellos. No hubo ganadores en este conflicto planetario. Pero comenzó la hambruna mundial. Los descendientes de los antiguos tiburones ya no podían encontrar suficiente comida porque su sed insaciable había acabado con todos los demás animales.

Y cuando las personas con dientes gigantes estaban a punto de desaparecer por completo, cuando casi habían perdido la esperanza, de repente se dieron cuenta de que la vida solo era posible en armonía y felicidad. Entonces pasaron los siguientes mil años reconstruyendo todo el planeta. Establecieron restricciones para el consumo de alimentos. Luego, crearon carne artificial. Fue una transición difícil, pero se las arreglaron. Prohibieron el conflicto y el odio. Restauraron el mundo de los animales salvajes y desarrollaron una nueva civilización. Aprendieron a resolver cualquier problema apoyándose unos a otros. Su naturaleza agresiva se ocultó profundamente en sus almas. Pero la boca grande y los dientes afilados se quedaron. Estos humanos parecen ser monstruos peligrosos y feroces desde el exterior, especialmente cuando sonríen. Pero detrás de esta sonrisa con dientes enormes, hay un corazón amable y comprensivo. Durante millones de años, habían estado usando sus dientes para... bueno, ya sabes. Ahora, utilizan estas poderosas mandíbulas para procesar madera y cortar metales. También usan sus dientes como pinzas.

Difícilmente encontrarás un cuchillo en alguna de sus casas, porque ellos usan sus dientes para cortar la comida. No fabrican hachas, cortan la madera con sus mandíbulas. Frío, calor, metales, madera, vidrio: nada de esto podría dañar la boca de los tiburones. Pero luego descubrieron el azúcar. Los pasteles, los dulces y el chocolate con leche les causaron serios problemas dentales. Cientos de dentistas en cada ciudad no fueron suficientes para resolver este problema. Estos humanos dependían tanto de sus dientes que tenían que convertirse en dentistas. Cada ciudadano aprendió cursos básicos de odontología para poder tratar la caries por su cuenta. La cultura de los dientes se extendió mucho más allá de los servicios dentales. Empezaron a hacerse tatuajes en los dientes. Muchas mandíbulas parecen lienzos con patrones y pinturas de colores. Algunos cubren sus dientes con fósforo. Solo imagina esta sonrisa brillando en la oscuridad. Ellos entrenan los músculos de la mandíbula con dispositivos especiales: expansores bucales. Se ponen almohadillas de goma en los dientes y luego mastican pelotas de goma para ganar músculos. Además de los salones de manicura y pedicura, la gente también visita los salones para afilarse los dientes.

Cuanto más afilados y fuertes son, más amables se vuelven. Ellos siempre recuerdan que incluso una agresión menor puede conducir a grandes conflictos. Es como un cerillo que cae en un barril de gasolina. Es por eso que todos practican la meditación y otras técnicas para estar en armonía y paz. Son muy pulcros y les gusta cuidarse. Les encantan los cosméticos y llevan un estilo de vida saludable. Nunca discuten y jamás se arriesgan. Ellos siempre siguen las reglas. Rara vez se lesionan. Todos viven con total seguridad. Ni siquiera tienen cerraduras en sus puertas. Este mundo parece demasiado perfecto. Aquí nadie llora. Nadie grita.

Todos están sonriendo y no pueden estar tristes por mucho tiempo. Así que sí, Michael está más o menos en un lugar seguro. Camina por las calles y ve gente feliz. Michael nota un pequeño rasguño en su palma. Se lo hizo cuando se cayó en el callejón. Lo mira y se da cuenta de que todo el movimiento a su alrededor se ha detenido. Cientos de personas se quedaron estáticas. Todas están mirando a Michael. A su rasguño. La saliva fluye de sus bocas llenas de dientes. Sus pupilas se están dilatando. Parece que el instinto de tiburón se ha despertado. Ahora Michael no tiene posibilidad de escapar. En ese momento, el programa lo expulsa de la simulación.

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