Quiso bloquearme en el estacionamiento y tuve que darle una lección que de seguro recordará
Hay situaciones del día a día donde la paciencia se pone a prueba, especialmente en los estacionamientos, esos lugares donde el espacio y el tiempo parecen tener reglas propias y un malentendido o un gesto descortés puede transformarse en un conflicto inesperado. Esto fue lo que le ocurrió a la persona de esta historia, quien, ante un bloqueo aparentemente intencionado, decidió que la mejor solución no era quedarse de brazos cruzados.
Hace poco estacioné en el estacionamiento subterráneo de un pequeño centro comercial. Estacioné entre un gran poste a mi izquierda y una plaza vacía al otro lado. Cuando volví a mi coche con mi carrito de compras lleno, un hombre había estacionado a mi lado. El tipo estaba hablando por teléfono, de pie, entre mi coche y el suyo, con la puerta del conductor abierta. La puerta casi tocaba la mía.
Le hice un gesto con la cabeza para saludarlo, descargué las compras en el maletero y devolví el carrito. Cuando volví a mi coche, le dije ’Disculpe, por favor’, para poder entrar en él, pensando que se daría cuenta de que quería irme. Me miró de reojo, todavía hablando por teléfono, pero se movió un poco y cerró la puerta para que pudiera entrar en mi coche.
En cuanto entré, abrió la puerta de nuevo. Si hubiera iniciado la marcha, mi espejo retrovisor habría golpeado su puerta. Y no podía girar mi auto hacia el otro lado, debido al poste. Entonces, bajé la ventanilla y le pregunté amablemente: ’Disculpe, ¿puede cerrar la puerta para poder irme?’.
Me miró fijamente, levantó su mano haciendo un gesto de ’¡Espera!’, y se dio la vuelta.
Vale, cerré la ventanilla, cerré las puertas, lo miré directamente y empecé a tocar el claxon.
En ese momento, el tipo se dio la vuelta y, ay, si las miradas mataran. Siguió hablando por teléfono, mantuve mi mano sobre el claxon haciéndolo sonar, me miró con más fuerza. Seguí pitándole. Él levantó las cejas y yo seguí mirándolo directamente.
Entonces, se subió a su auto y cerró la puerta de un portazo. Yo retiré la mano del claxon, le dije ’Gracias’, con una dulce sonrisa y me fui.
Consejos ante conflictos con otros conductores en la vía
- Mantén la calma: Reaccionar con enojo solo agrava la situación. Tómate un momento para respirar profundamente y evitar respuestas impulsivas que puedan escalar el conflicto. Antes de reaccionar, observa lo que está ocurriendo. Puede que la persona no se haya dado cuenta de que está ocasionando un bloqueo o que esté distraída momentáneamente.
- Evita el contacto visual prolongado: Miradas desafiantes o prolongadas pueden interpretarse como un gesto hostil. Concéntrate en tu conducción y no en el otro conductor. En cambio, intenta comunicarte de manera amable. Un gesto, una señal con la mano o unas palabras como “disculpa” suelen ser suficientes para que la otra persona tome acción.
- Busca apoyo del lugar: Si el bloqueo parece intencionado o la persona se niega a colaborar, considera tomar fotos o videos como evidencia. Esto puede ser útil si necesitas apoyo del personal del lugar o en casos extremos, de la autoridad. En estacionamientos de centros comerciales o espacios regulados, pide ayuda al personal de seguridad o administración para que intervengan y faciliten la solución.
- No respondas provocaciones: Si alguien te hace señales agresivas, grita o intenta provocarte, no entres en el juego. Mantente enfocado en tu conducción y deja que la otra persona siga su camino.
- Usa señales claras y respetuosas: Si cometes un error o hay un malentendido, un gesto de disculpa puede calmar la situación. Por ejemplo, levantar la mano en señal de disculpa suele ser bien recibido.
- Pon tu seguridad primero: Tu prioridad es llegar a tu destino sano y salvo. Si una situación se siente peligrosa o escalada, aléjate y evita involucrarte más.