Trabajo como maestra particular y voy a contar algunos incidentes curiosos que sucedieron en mis clases y toda la verdad de esta profesión

Historias
hace 2 años

A menudo recurrimos a los servicios de maestros particulares: el niño necesita apoyo escolar o nosotros mismos requerimos “reforzarnos” para ascender en la carrera profesional. Y, francamente, no siempre nos portamos bien: a veces faltamos a clase, o comenzamos a hacer trampa y decimos que nos habíamos olvidado de la tarea. Como resultado, los profesores siempre tienen algo de qué hablar y algo de qué quejarse en su estrecho círculo profesional.

Hay varias generaciones de profesores de inglés en la familia de una bloguera que publica bajo el seudónimo de Apokalipsia Armageddonovna. De esta manera, en Genial.guru nos quedó claro que si alguien puede contarnos toda la verdad sobre esta profesión, es la autora del canal Notas del maestro. Y en el bono del artículo, escondimos una historia sobre cómo los encuentros con familiares de alumnos potenciales pueden llevarse a cabo de una manera original.

Cómo me tocó trabajar con una niña perezosa

Vino una niña en un estado algo relajado. Me di vuelta hacia el pizarrón, miré atrás y ya no estaba. Miré más de cerca: ella estaba acostada en dos sillas detrás del pupitre. Me di vuelta de nuevo, luego volví a mirar atrás y Dios mío, la silla se estaba moviendo sola. Después me di cuenta de que estaba moviendo la silla con las piernas. La niña agarró las patas de la silla con las piernas y hacía como si esta caminara.

Se inclinó hacia atrás, se metió en el hueco de la silla y comenzó a caminar. Y lo más importante, la silla era negra, ella misma estaba vestida toda de negro y era casi del mismo tamaño que la silla. Casi no se veía detrás del respaldo. Le pedí que escribiera algo en su cuaderno, pensé que así saldría de la silla. Pero no, de alguna manera se las arregló para sentarse teniendo la silla encima. ¡Pero será posible!

Pulpo de doble cara: el mejor ayudante del maestro

Tenemos todo un ejército de juguetes con forma de pulpos en casa. Mi hija una vez me dijo:

—¿Sabes lo que podrías hacer con los niños traviesos? Toma este pulpo: si los alumnos responden correctamente, entonces déjalo con la cara brillante para fuera. Y si responden mal, muestra la cara enojada. De esta manera, no tendrás que expresar lo negativo tú misma, y no dañarás la delicada psique del niño, ya que hoy en día todo el mundo es tan vulnerable.

Pensé que tenía razón. Así que llevé al pulpo. Inmediatamente fue notado por la chica perezosa. Hasta se sacó la silla de encima.

—Ay, un pulpo. Yo también tengo uno. Solo que es un poco diferente. ¿Cuál es su nombre?

Fue ahí cuando le hablé de todo. De lo correcto, de lo incorrecto y cosas así.

¡Ah! En el mismo instante, ella comenzó a hacer todo. Nombró los colores de manera correcta y leyó perfectamente las palabras de pronunciación difícil. Se confundió un par de veces: le mostré el pulpo triste, después de lo cual la niña se corrigió de inmediato. Así nos aseguramos de que el pulpo estuviera feliz todo el tiempo.

Algunos viven con la abuela, otros con el abuelo. Pero los problemas siempre los tiene el maestro

Le estoy dando clases a una niña. En este momento vive con su madre. Y también tiene abuelos, tanto por parte de la madre como del padre. Y era de imaginarse, todos viven por separado.

Últimamente nos empezamos a encontrar con una mala costumbre. Cuando el padre trae a la niña:

—Oh, es que la mamá se fue de viaje, no dejó las llaves del departamento y todos los cuadernos de inglés están ahí. Por lo tanto, no pudimos traer nada. Solo tiene una hoja para anotar.

Cuando la abuela trae a la niña:

—Pensamos que se quedaría con su madre. Por lo tanto, todas las notas quedaron en casa y ahora solo tiene una hoja.

Como resultado, tenemos 3 o 4 cuadernos que están en diferentes lugares y periódicamente desaparecen por completo. Es decir, no puedo hacer referencia al material que ya habíamos repasado. Y me parece que la niña era un poco astuta con sus deseos inesperados de pasar la noche en la casa de su abuela. Aparentemente, no hacía la tarea, pero al final encontraba una buena razón como excusa.

Era necesario tomar medidas drásticas, pero no sabía a quién aplicarlas. ¿A qué pariente? ¿Quién estaba a cargo?

Cómo un papá “ayudó” a su hija con la tarea

Una niña empezó a estudiar con nosotros. Inteligente, diligente, no se parecía a su padre en absoluto (también era nuestro exalumno). Un día le trajo la tarea a mi hermana con muchos errores. Ella estaba muy sorprendida, ya que esto generalmente no sucedía.

¡Ja! Todo resultó ser simple. Papá se había hecho cargo de revisar la tarea. Y corrigió todo, exclamando: “¡Yo también estudié allí, yo sé más!”.

Mi hermana revisó todo y se quedó pensando. Cuando el padre llegó después de la clase por la niña, ella le dijo: “Escúchame con atención. Deja de revisar su tarea. No toques sus cuadernos. Tu hija es inteligente y hace todo muy bien. Sus errores son sus errores y necesito verlos”. (“Pero no necesito ver los tuyos, ya los he visto lo suficiente”, lo último lo pronunció mentalmente). ¿Entendiste? Repítemelo.

El padre se estiró con obediencia y dijo en voz alta: “¡Entendido!”.

Esto se debe a que el que fue maestro de alguien lo será para siempre.

Cómo mi hija usó Minecraft para trabajar con los alumnos

Mi hija también les está dando clases a dos alumnos de cuarto grado. Se fijó en cómo sufríamos: cómo repetíamos cada palabra 10 veces, marcábamos las líneas, uníamos la palabra y la traducción con flechas, y dijo: “Hay que hacer algo para que puedan poner en práctica estas palabras. Ahora haré una guía para tres alumnos”.

Y tan solo en 20 minutos, mi hija creó todos los objetos necesarios en Minecraft y les puso los nombres. Primero, le decía al alumno lo que tenía que encontrar. Encontraba, digamos, un jardín y leía que era “garden”. Luego borraba los nombres e invitaba a los alumnos a ponerle el nombre correcto al objeto necesario. Y sabes, funcionó bien. Los niños aprobaron todos los dictados de vocabulario con buenas notas.

Por qué a los niños les cuesta aprender el material: la opinión de mi hija

Ella dice que todo se debe a que han estado en TikTok casi desde el jardín de infantes. Y como resultado, los escolares modernos no pueden concentrar su atención por más de 15 o 20 segundos. Según tengo entendido, es la duración promedio de los videos allí.

—Ese TikTok —dijo mi hija— realmente te atrapa, lo sé por experiencia propia. Y después de ver algún video, este se te olvida de inmediato. Es por eso que solo lo recuerdas durante unos 20 segundos. Ahora si me pides que nombre los últimos 10 videos que me gustaron, no podré hacerlo.

Y era cierto, les pregunté sobre eso al resto de los alumnos. Todos hablaban de TikTok, todos estaban allí. Aunque los más conscientes trataban de limitarse.

Después me fijé yo misma. Es simplemente imposible. La imagen parpadea, las inscripciones también, no se puede leer nada, la mitad de la pantalla está bloqueada con hashtags. Y después, de repente, ya comienza otro video. En fin, me he vuelto vieja, ya no capto las tendencias juveniles y me quejo.

Cómo mi padre logró interesar con el inglés no solo al niño, sino también a su madre

Una vez mi padre le estaba dando clases a un niño, y su madre se había quedado con él. Hacía mal tiempo, estaba lloviendo, no le importó esperarlo. Es decir, al principio pidió tímidamente quedarse en el pasillo. Y mi padre le dijo:

—¿Por qué una mujer tan agradable se quedaría en el pasillo? Entre al aula, quédese en el sofá. Al mismo tiempo, podrá ver cómo son las clases y para qué tiene que viajar tan lejos.

La madre estuvo de acuerdo. Y por alguna razón le gustó mucho. Incluso más que a su hijo.

—Lo explica todo tan bien. Nunca entendí el inglés en la escuela, pero resulta que todo es tan simple.

Así ha sido desde entonces. La mamá se quedaba en la clase, anotaba todo y lo repetía en voz baja. Y el hijo no podía pasarse de listo, ya que la mamá sabía exactamente la tarea que habían dejado y qué era lo que había que estudiar. Al mismo tiempo, practicaba con su hijo, le hacía preguntas y cosas así.

Mientras tanto, mi padre se divertía y decía que eso no era un talento pedagógico, solo sabía cómo mostrar lo bueno del aprendizaje y también era del agrado de las damas de mediana y avanzada edad. Creo que todo jugó un papel aquí. Pero fue bueno después de todo: habrá más gente en el mundo que sepa inglés y lo ame.

Cómo finalmente me decidí a comportarme con los amantes de las vacaciones que cancelan todo en el último momento

Tengo un defecto: soy una persona muy indecisa en algunos momentos.

Poco antes de las vacaciones, les digo a todos:

—Díganme honestamente si van a estudiar. Nada de “probablemente”, necesito saber para planificar mi tiempo.

Creo que soy bastante clara con este tema. Y todos asienten y están de acuerdo. Pero cada vez vuelvo a encontrarme con lo mismo.

Y a veces también me dicen:

—Sí, sí, vendremos durante las fiestas.

Pero después:

—Ay, ¿acaso habíamos acordado venir? Nos olvidamos por completo.

Finalmente, tomé una decisión estratégica: hago una lista de todas estas “cancelaciones”. Y antes de las vacaciones y los días festivos, simplemente los pongo ante el hecho: durante esos días no vamos a estudiar y ya.

Cómo expulsé a un alumno y le regalé el dinero por las clases

Una vez me negué a darle clases a un chico bastante capaz. Lo contaré en detalle.

Vino un joven, se estaba preparando para un examen. Todo parecía estar acordado, incluido el pago. Pero pronto el chico me terminó debiendo dinero por varias clases. Una vez se lo recordé y le pedí que pagara por cada clase a la que venía. En respuesta, recibí algo como:

—Le dije a mi mamá que pague. Le pregunté, y ella dijo que se lo había dicho a papá. Pero papá no pagó.

Según había entendido, parece que el joven se pasó de listo con el dinero. Aparentemente, tomó el dinero para pagar y lo gastó él mismo pensando que se las iba a arreglar de alguna manera. Luego gastó el dinero de nuevo. Y otra vez. Y ya le resultaba difícil salir de la situación.

Como resultado, me harté, llamé a la madre y le dije: “No le daremos más clases a su hijo, el dinero que debe se lo pueden dejar” (por cierto, a la madre realmente no le importaba mucho, ni siquiera sabía el monto de la deuda). Seguramente esta historia no tendría fin. ¿Y para qué lo quiero? Recordarle lo mismo al chico cada clase, llamar a sus padres... No, odio mendigar un dinero que gané honestamente. Eso me resulta muy desagradable.

Bono: “¡Maestros, alto ahí!”

Terminamos las clases tarde, como a las 8. Íbamos a casa con mi padre, no molestábamos a nadie. Y de repente, desde algún lugar en la oscuridad, una voz ronca:

—¡Maestros! ¡¿Adónde van?! ¡Alto ahí!

Bueno, nos detuvimos. En la oscuridad de la noche, apareció una pareja, una mujer y un hombre. Bastante mayores, por cierto. Y la mujer nos dijo:

—Ustedes son maestros particulares, ¿no? Viven en ese edificio, ¿verdad?

Honestamente, admitimos que éramos maestros. Y que sí vivíamos en ese edificio.

La mujer dijo:

—Qué bueno que nos cruzamos con ustedes. Vivimos al lado. Y mi hija me dijo que fuera con ustedes y averiguara todo. Verán, tenemos una nieta. Ella era buena con el inglés. Y luego estuvo enferma durante mucho tiempo. Y necesitamos urgentemente un profesor.

Al final acordamos reunirnos con esas personas agradables.

Así que no tienen que decirme cómo promocionarme a través de todo tipo de redes sociales y páginas web. Solo tienes que ir a casa en una noche oscura. Y tus clientes te encontrarán.

¿Has recurrido a los servicios de un maestro particular? ¿Tal vez tengas historias, por así decirlo, “del otro lado de las barricadas”?

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