10 Errores que cometemos en la cocina al querer hacer los mismos platillos que los chefs de la tele

Cocina
hace 1 año

Cocinar es un arte que requiere de atención, dedicación y una gran paciencia. Cuando vemos programas de cocina en los que los chefs crean, de forma aparentemente fácil y rápida, platos increíbles, creemos que no nos va a costar mucho recrearlos en casa, pero después de intentarlo nos damos cuenta de que no era tan sencillo. Inconscientemente, cometemos muchos errores, y hoy te vamos a contar cuáles son los más comunes para que puedas evitarlos y llevar tus platillos al siguiente nivel.

1. Tener expectativas demasiado altas respecto al resultado

Para elaborar los platillos que vemos en los programas de cocina, además de varias horas de rodaje, también se usan muchas manos, desde cocineros y ayudantes hasta estilistas de alimentos, para que todo luzca a la perfección. También utilizan una gran variedad de utensilios y electrodomésticos que facilitan y agilizan el trabajo, que muy probablemente nosotros no tengamos en casa.

No sería realista creer que nosotros solos, con nuestros utensilios caseros, niños correteando alrededor, la novela puesta de fondo, mascotas que reclaman cariño, y cualquier otra distracción que tengamos en nuestro hogar, podamos obtener los mismos resultados. Parecido sí, exactamente igual, muy probablemente no. Descubre en este artículo algunos de los secretos mejor guardados del día a día de los cocineros profesionales.

2. Cocinar a fuego alto para terminar antes

El ritmo cotidiano nos hace tener que estar siempre corriendo, incluso a la hora de cocinar. Pero no todo debería ser una cuestión de tiempo: cocinar a fuego lento, además de hacer que la comida quede más sabrosa y jugosa, permite que los alimentos conserven sus nutrientes y sean mucho más saludables. Comer es un placer, pero alimentarse es una necesidad.

Nuestro organismo necesita asimilar los nutrientes presentes en los alimentos, y cocinarlos a fuego lento es una buena manera de conseguirlo. Si quieres saber más al respecto, en este artículo te contamos sencillos trucos para comenzar a comer de forma más saludable. Cuando cocinamos demasiado rápido —o de más— nuestros alimentos, acaban desarrollando agentes tóxicos que no son nada beneficiosos y que pueden acarrearnos graves consecuencias a largo plazo.

3. No dejar reposar la carne

Quizás no lo hayas oído antes, pero hay que dejar reposar las carnes después de cocinarlas. Cuando la carne está caliente, recién cocinada, sus jugos están más líquidos, y al cortarla así, se salen de la carne y se pierden. Si la dejamos reposar, en cambio, esos líquidos serán reabsorbidos y se redistribuirán por la pieza, haciendo que la carne quede mucho más tierna y jugosa.

Para dejar reposar la carne, simplemente necesitamos colocarla en un lugar cálido, como la parte superior de la estufa ya apagada, durante unos 10 o 15 minutos, dependiendo del tamaño de la pieza. Los cortes grandes y gruesos, cubiertos con papel aluminio, las piezas más pequeñas sin cubrir, ya que si las cubrimos, podríamos atrapar el calor y continuar el proceso de cocción haciendo que se pasen.

4. No cuidar las presentaciones

El placer de comer pone en marcha todos nuestros sentidos, y curiosamente antes de que la comida llegue a nuestra boca, ya empezamos a saborearla. El olfato y la vista serán los primeros “jueces” en evaluar el platillo que tenemos enfrente, crear una expectativa al respecto y decidir si nos va a apetecer probarlo o si preferiríamos no hacerlo.

Por eso, después de haber dedicado tiempo y esmero para que nuestros platillos sepan lo mejor posible, no está de más invertir unos minutos extra para crear una presentación a la altura, que les hagan justicia y que alimente los sentidos de nuestros comensales antes de que prueben nuestras delicias.

5. Llenar demasiado las ollas o sartenes

Es de suma importancia elegir las ollas y sartenes adecuadas antes de empezar a cocinar. El tamaño sí importa, y mucho. Si la olla o sartén es demasiado pequeña, los alimentos terminarán muy juntos, haciendo que no se doren, o incluso que se peguen o tengan una textura pastosa.

Las verduras, por ejemplo, liberan agua. Si hay demasiadas y el recipiente de cocción está tapado, el vapor no podrá escapar, se convertirá en agua extra y la comida acabará muy acuosa o demasiado blanda, como cocinada de dos formas al mismo tiempo, cocida y al vapor.

6. No gestionar el tiempo y la temperatura de cocción

La temperatura y el tiempo de cocción varían de un alimento a otro, y dependiendo de qué tipo de comida se trate, es muy importante tenerlo en cuenta. Si la carne o el pescado no se cocinan a la temperatura adecuada y durante el tiempo necesario, es posible que no se eliminen todos los patógenos o sustancias tóxicas que puedan contener.

Los alimentos se clasifican en cuatro categorías según su temperatura de cocción: 73 °C para las aves de corral, carnes rellenas, pastas y platos que incluyen alimentos precocinados, 68 °C para la carne molida y el marisco, 62 °C para las carnes rojas, tipo bistecs o chuletas, y 57 °C para recalentar comida previamente hecha. Temporizador, termómetros y otros modernos y originales utensilios: en este artículo te contamos por qué no pueden faltar en tu cocina para que preparar comida rica sea además fácil.

7. No precalentar el horno antes de meter los alimentos

A simple vista, puede parecer una acción opcional que no afecta al resultado final de los platillos, pero lo cierto es que, dependiendo de lo que estemos horneando, precalentar el horno tendrá mucho que ver con la textura y la apariencia de nuestro platillo. Los platos simples, como las carnes y las verduras, se irán cocinando lentamente hasta que el horno alcance la temperatura óptima.

En estos casos, lo peor que puede pasar es que tengamos que hornear durante más tiempo, ya que si la receta indica veinte minutos a 200 °C, pero nuestro horno usó los primeros diez minutos para llegar a dicha temperatura, solo diez minutos más a 200 °C no serán suficientes. En el caso de los panes, pizzas y otro tipo de repostería con levadura, sí es indispensable precalentar el horno, ya que la temperatura es una parte vital de la reacción química del leudante. Al poner los alimentos en el horno en frío, esa reacción no se produce como debería, haciendo que las masas se vuelvan densas y secas.

8. Saltear el ajo primero o a la vez que la cebolla

Cualquier plato gana si se le añade ajo y cebolla, y es bastante común para muchas personas saltear el ajo, o el ajo y la cebolla al mismo tiempo, antes que cualquier otra cosa. Este es un gran error, ya que mientras que dorar las cebollas requiere sofreírlas entre cinco y siete minutos, el ajo estará listo en tan solo treinta segundos.

Si colocamos ambos en la sartén al mismo tiempo, el resultado que obtendremos será cebolla doradita con ajo quemado. A la hora de saborear nuestro platillo, haber preparado el ajo de esta manera le dará a nuestra comida un regusto amargo. Sigue este enlace para conocer más trucos de cocina que te harán la vida más fácil.

9. No prestarle atención a la temperatura del aceite

Si bien el aceite es un gran aliado en la cocina, también puede ser el responsable de muchos grandes fracasos culinarios o de platillos que acaban sabiendo a “fritanga”. Tanto el hecho de que el aceite esté muy frío a la hora de introducir en él los alimentos, como de que esté muy caliente, pueden ser un problema.

En el primer caso, si introducimos la comida sin que el aceite esté a la temperatura adecuada para empezar a cocinarse, los alimentos absorberán más aceite del necesario, arruinando por completo su sabor. En el caso contrario, si el aceite está demasiado caliente, rápidamente se puede quemar la parte exterior del alimento, pero sin llegar a cocinarse del todo por su interior.

10. Ignorar la contaminación cruzada

Si queremos que nuestras comidas, además de deliciosas, sean saludables, tenemos que tener muy en cuenta la contaminación cruzada. Mucha gente tiene alergias alimentarias, como intolerancias al gluten o a la lactosa; en esos casos hay que tener especial cuidado, pero incluso a quienes no sufrimos ninguna patología similar, este tipo de contaminación también puede afectarnos.

Se llama contaminación cruzada a la propagación de bacterias dañinas y otros agentes a los alimentos, como químicos, alérgenos u otras toxinas. Para evitarlo debemos asegurarnos de tener siempre nuestra área de trabajo y los utensilios limpios y lavarnos las manos a menudo, principalmente después de manipular carnes o pescados, y lo mismo con las tablas de picar y los cuchillos. Si te gustó este artículo y quieres saber aún más, aquí encontrarás más tips y trucos.

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