15+ Personas contaron cómo enfrentaron la desubicación de sus parientes

Que alguien mastique fuerte, que los cordones se desaten constantemente, golpearse con una mesita de noche el dedo meñique o perder las llaves cuando llegas tarde al trabajo... Desagradable, ¿verdad? Pero todas estas cosas molestas tienen su propia explicación y un patrón de funcionamiento. Sabiendo la respuesta a la pregunta de por qué suceden estas cosas, será fácil evitar sus consecuencias y el estrés innecesario.
Genial.guru descubrió por qué nos suceden constantemente todos estos pequeños incidentes y quiere contarte cómo evitarlos.
Cuando estamos bajo estrés, las glándulas más grandes (apocrinas) comienzan a producir sudor de manera más activa. Este sudor contiene más nutrientes, proteínas y lípidos que el sudor de otras glándulas (ecrinas), que consiste en sales y agua.
Estos nutrientes son atractivos para las bacterias que viven en la piel y se alimentan del sudor. Y los productos de descomposición de estas bacterias causan un olor desagradable. Como resultado, bajo estrés, olemos peor, porque el sudor se vuelve más “sabroso” para las bacterias.
Porque cuando una persona vuelve a dormirse, entra en un nuevo ciclo de sueño. Este ciclo necesita alrededor de 100 minutos para terminar, y si la cantidad del tiempo es menor, la fase no finalizará, lo que significa que será mucho más difícil despertarse. Salta de la cama tan pronto como suene la alarma, esta es la mejor manera de comenzar el día.
Este síndrome tiene un nombre: misofonía. Es la reacción aguda y agresiva a algunos sonidos bastante comunes: alguien masticando, haciendo ruido con la boca, sonándose la nariz, chasqueando los dedos. Se cree que alrededor del 20% de la población mundial sufre de misofonía. El cerebro de esas personas reacciona más agudamente a algunos sonidos, ya que, en su cerebro, las señales de esos ruidos no se procesan a través de un solo receptor, sino a través de varios a la vez.
La misofonía no se puede curar, por lo que solo deberás evitar esas fuentes de irritación.
Cuando escuchamos nuestra voz directamente en el proceso del habla, y no en una grabación, estamos oyendo una mezcla de sonidos: a través de las membranas timpánicas, a través del aire y a través del hueso del oído interno. En cambio, cuando escuchamos la grabación de nuestra propia voz, solo escuchamos los sonidos transmitidos por el aire. Y la otra parte de los sonidos se pierde. Como resultado, sale un sonido inusual que nos parece extraño.
En el momento del flash, la pupila no siempre llega a estrecharse a tiempo, y la luz del flash se refleja en la retina del ojo, que está cubierta de vasos sanguíneos. Como resultado, en la foto, nuestros ojos se ven rojos.
Por cierto, en muchos animales, los ojos pueden aparecer grises, rojos, verdes o de algún otro color. Sus ojos tienen una capa reflectante que mejora la visión nocturna, por lo que el color del reflejo puede ser completamente diferente.
Solo es posible evitar el efecto de los ojos rojos si no hay un cambio brusco de iluminación. En otras palabras, es mejor sacarse la foto en un espacio bien iluminado.
Si rompes el huevo de la forma incorrecta, la cáscara quedará atrapada en su membrana y caerá en el recipiente. El secreto es el siguiente: cuando rompas un huevo, golpea la parte más ancha de la cáscara (cerca del centro) y luego separa la cáscara hacia los lados con los pulgares.
Golpea el huevo contra la superficie dura de la mesa o la tabla de cortar fuertemente. Es importante golpear justo en la parte más ancha del huevo, porque si se rompe más cerca de la parte superior o inferior, es probable que la cáscara se quiebre por completo.
Si no puedes encontrar tus llaves con frecuencia es porque en el momento en que llegas a casa y tiras las llaves mecánicamente, no usas tu memoria operativa. En consecuencia, no podrás recordar dónde las pusiste hasta que pongas toda la casa patas para arriba.
La receta es una sola: asigna un lugar especial para elementos como las llaves, los controles remotos u otras cosas de uso común de la casa para siempre saber exactamente dónde están.
Los cordones de los zapatos de los niños se desatan seguido porque ellos no caminan como adultos: dan una especie de “palmadas” con los pies. Cuando el pie toca el suelo, el golpe se transmite hacia arriba y debilita el nudo. Y los movimientos de los pies de los niños debilitan el nudo mucho más que los de los adultos.
El hecho es que hay un gran número de terminaciones sensoriales en los pies, pero muy pocos tejidos blandos para suavizar el impacto. Como resultado, un golpe se produce en el hueso, que tiene un periostio con vasos sanguíneos y nervios. Es por eso que golpearse esta parte del pie es muy doloroso.