Cosas peligrosas que no se le deben prohibir a un niño para que sea fuerte y valiente en el futuro

Crianza
hace 3 años

Hoy en día, las personas dedican a sus hijos mucho más tiempo y dinero que las generaciones anteriores. Natación para recién nacidos, cursos de inglés para los de tres años de edad, programas de desarrollo para los estudiantes de primaria, entre otras actividades. ¡Los niños del pasado ni siquiera soñaban con cosas así! Pero de la mano de todas esas nuevas propuestas, los padres comenzaron a preocuparse mucho más por la seguridad de sus pequeños. Antes, niños y niñas pasaban todo el día en la calle sin teléfonos celulares y sin que nadie supiera en dónde estaban. Hoy, por el contrario, pasean solo en parques infantiles seguros bajo la supervisión de madres, padres y abuelos. Pero, ¿tantos cuidados benefician a los niños? Los psicólogos están convencidos de que no.

En Genial.guru hemos aprendido por qué no es necesario sobreproteger a un niño tratando de alejarlo de cualquier posible peligro.

1. Objetos peligrosos

Ahora puedes comprar cuchillos de juguete, destornilladores y otras herramientas “de mayores”, pero diseñadas para niños. ¡No hay riesgo alguno! Y este es, precisamente, el principal problema.

El niño se acostumbra no al objeto en sí mismo, sino a su imitación, sin comprender por completo cuán peligroso puede llegar a ser el original. Por supuesto, no vale la pena darle a un niño de cinco años un taladro de verdad. Pero, cuando ya tiene 10, un juego de plástico del tipo el “joven cerrajero” es el colmo.

Déjalo practicar con un clavo y un martillo, y permítele cortar el pescado que acaba de pescar con sus amigos con un cuchillo. Las emociones que experimentará serán recordadas durante mucho tiempo, mientras que los pequeños cortes y rasguños solo le enseñarán a ser más atento y precavido.

2. Las alturas

¿Vives en el primer piso y acabas de ver horrorizado a tu hija sentada en un árbol, saludándote por la ventana? ¿O a tu hijo subido a un cobertizo, jugando a lanzar bolas de nieve con sus amigos?

En muchos padres de hoy día, este tipo de situaciones puede desencadenar un ataque al corazón: al bajar del árbol o al caerse del cobertizo es fácil que un niño se rompa un brazo o incluso el cuello. Pero no te apresures a regañar a tu pequeño: más bien deberías estar preocupado por si en toda su infancia no se hubiera trepado a ninguna parte.

El miedo a las alturas viene implícito en cada persona. Subiendo a algo, aprendemos a superarlo, y a controlar nuestras propias acciones y emociones. El niño tendrá que descubrir cómo bajar para no caerse y, por lo tanto, encontrará una manera de salir de una situación difícil. Esta superación de uno mismo hará que el pequeño sea más persistente, gozando de la oportunidad de sentir la alegría de una victoria.

3. Velocidad

Si el niño ha aprendido a manejarse con confianza sobre los patines, la bicicleta o el skate, su deseo de aumentar la velocidad y explorar una ruta más compleja es algo bastante normal.

Después de todo, tú seguramente tampoco conduces el auto solo por la calle de tu casa, sino que también vas al centro de la ciudad e incluso manejas en las autopistas. El niño, exactamente del mismo modo, quiere expandir sus posibilidades.

Prohibirle este tipo de cosas se antoja tanto inútil como dañino. Pero sí puedes enseñarle a actuar de una manera segura: no ir por la carretera, llevar un casco, aplicarse a sí mismo primeros auxilios, entre otras habilidades. Estos conocimientos serán mucho más útiles en la edad adulta que el miedo a ir rápido.

4. Peleas y juegos agresivos

Con la edad, crece la necesidad del niño de ser aprobado por sus iguales más que por sus padres. Ellos, al igual que los adultos, construyen una jerarquía en sus grupos, incluso con la ayuda de juegos activos y no siempre con los más amables.

Al practicar deportes de contacto y lucha es verdad que existe el riesgo de regresar a casa con un ojo morado. Pero prohibiendo al niño participar en los mismos, le impides aprender a comunicarse, comprender y ponerse en la posición de los demás. Al mismo tiempo, lo ayudas a convertirse en un extraño entre el resto de chicos, porque a pocas personas les gustan los débiles y cobardes.

Lo mejor que puedes hacer es establecer la confianza en la familia. Así te será fácil entender por qué hematoma vale la pena preocuparse y por cuál no.

5. Lugares peligrosos

Seguramente guardas en tu memoria un par de historias de cómo tus amigos y tú fueron a un edificio en construcción o penetraron en el jardín del vecino durante la noche. Incluso puedes contar estas aventuras a tus hijos, pero ellos, por supuesto, no pueden entrar en un lugar extraño, ¡claro que no!

Sin embargo, al tratar de encerrarlos en un parque infantil, les estás inculcando que el mundo es grande y peligroso, y que la seguridad es una zona pequeña cercada por los padres. Los resultados de este tipo de mentalidad son meridianamente claros: ansiedad y miedo a alejarse de mamá y papá.

En lugar de prohibiciones, cuéntale a tu hijo sobre los lugares realmente peligrosos en donde puede hacerse daño y encontrarse con personas inapropiadas. Si solo quiere jugar en la buhardilla de tu casa, tirarse de un tobogán oxidado o hacer una hoguera en un descampado, no debes ver nada peligroso en ello.

6. Situaciones inusuales

El niño va al colegio con mamá, a la piscina con su tía, y por la noche pasea por el parque infantil bajo la supervisión del papá. Y todo está bien... si el niño tiene tres años. Cuanto más mayor se haga, más libertad e independencia debería obtener. Esto es necesario para que gane más experiencia personal.

Para toda la familia, será mucho mejor si tu hijo o hija saben cómo comportarse en una situación inesperada. Por ejemplo, tras haberse perdido en el aeropuerto, un niño con experiencia no se quedará quieto llorando, sino que acudirá a un guardia u otro adulto para explicar qué le ha sucedido y pedirle ayuda.

No puedes controlar completamente el mundo que rodea al niño. Pero debes prepararlo a él para que sepa cómo vivir en este plantea, incluso si nada sale tal y como esperaba.

La causa de esta sobreprotección es, por supuesto, el amor. Al fin y al cabo, todos queremos lo mejor para nuestros hijos. Pero antes de prohibir algo, trata de desconectar tus emociones y de pensar con lógica: ¿eso realmente beneficiará al niño en el futuro?

¿Qué cosas le prohíbes o permites a tus hijos? ¿Qué consideras potencialmente peligroso? Comparte tus trucos y experiencias de crianza con nosotros en los comentarios a continuación.

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