15+ Personas hablaron sobre situaciones en el trabajo que dan temblor de ojo

Gente
hace 2 años

En cualquier trabajo hay situaciones capaces de llevar incluso a una persona muy tranquila al punto de ebullición. A veces se trata de un salario que hay que ahorrar durante 15 años para poder ir al país de los sueños; en otras oportunidades, de clientes pendencieros y codiciosos o de un colega charlatán, y en ocasiones simplemente de un bolígrafo que fue robado en un momento inoportuno.

En las siguientes historias, que fueron cuidadosamente seleccionadas por Genial.guru, personas con ironía y humor ligero hablaron sobre situaciones que podrían enfurecer a muchos. Después de leer algunos de estos relatos, tal vez te resulte más fácil no tomarte tan a pecho semejantes problemas.

  • “Cristian, ¡todos los ratones dejaron de funcionar en el Departamento de Contabilidad hoy!”. Bueno, fui... conecté un ratón, no funcionaba. El segundo tampoco, el tercero, el cuarto... Pensé: ¿qué diablos les está pasando a los ratones? Reinicié las computadoras, saqué los ratones, no funcionaban. Conecté el mío y... funcionó. Di la vuelta a uno de los ratones y vi que su sensor había sido sellado con una etiqueta con un número de inventario. ¡El día anterior habían hecho un recuento físico! © Bash.im
  • Estaba recibiendo un tratamiento en el hospital. Había un hombre junto a mí en un estado bastante grave. Y luego, de repente, comenzó a pedir el alta. Dijo que necesitaba con urgencia hacer el informe trimestral en su trabajo. El médico le dijo: “Señor, ¿en verdad nadie más puede hacerlo?”. Y él respondió: “Justamente de eso se trata, lo harán”. © MiaVia / Pikabu
  • Hace unos 7 años nos mudamos a una nueva sucursal bancaria un cajero, una persona de la limpieza que llegó de la oficina principal y yo. Una vez, la persona de la limpieza se enfermó, pero los clientes seguían llegando, trayendo mucha suciedad en sus zapatos. Qué más daba... tomé un trapeador, me puse a lavar el piso y luego un cliente ingresó a la sucursal. Pregunté: “¿Le puedo ayudar?”. Me ignoró. Bueno, seguí con la limpieza. Aparentemente, el tipo se cansó de esperar y solicitó llamar al gerente de préstamos. Fui a lavarme las manos y lo invité a pasar. Se puso un poco pálido y dijo: “Nunca alguien de la limpieza me había concedido préstamos... ¡Llame al director!”. ¿Qué me quedaba? Me puse la chaqueta con la tarjeta “Jefe de departamento n.º 8, nombre completo” y mi fotografía. Salió volando de la sucursal a toda velocidad. © аbsentis / Genial.guru
  • Era verano, estaba en la costa. Hasta el final de las vacaciones semanales quedaban 2 días. Mi jefe llamó desde la ciudad.
    — ¿Dónde estás?
    — En una cafetería en la playa.
    — ¡Mañana a primera hora te quiero ver en el trabajo! ¡De lo contrario, estás despedido!
    Nos subimos con la familia al auto y salimos a toda velocidad hacia la ciudad. Por la mañana fui a trabajar, me encontré con el jefe y me dijo: “¿Por qué viniste?”. © Aleksey Matyushkin / Facebook
  • Lo que más me molesta de mi trabajo es el tipo cuyo lugar está al lado del mío. Habla consigo mismo todo el día y me cuenta su progreso en SimCity. Por cierto, nunca le pregunté sobre eso y jamás jugué a ese juego. También come panecillos dulces con cada comida en lugar de guarnición. Hamburguesa con panecillos, ensalada con panecillos, ¿qué podría ser mejor? © bistec / Reddit
  • Trabajé en una empresa con un estilo de gestión llamado “gestión gaviota”: cada 3 meses, el sobrino incompetente del director ejecutivo salía volando de la oficina principal para visitarnos, gritaba fuerte, regañaba a todo el mundo y luego volaba de regreso a la corporación, creyendo que había hecho un buen trabajo. © Ryan Jentzsch / Quora
  • Mucha gente está familiarizada con el problema cuando toman un bolígrafo “por un segundo” y luego lo encuentras en la oficina de otra persona. Esta vez me quitaron la grapadora en el trabajo. Era demasiado perezosa para ir a buscar al villano y decidí actuar de otra manera.
    Volteé hacia mi colega de la derecha: “Luci, ¿tenemos una grapadora de repuesto? Algún maldito me robó la mía”.
    No llegó ni a contestarme cuando otra colega de la izquierda habló:
    “No te la robé, te la pedí prestada. ¡Tómala!”.
    Ya pasó una semana y esa colega sigue enfadada conmigo. © JxaJxa / PIkabu
  • Fui a trabajar por la mañana, abrí una oficina cerrada y vi que... ¡había calcetines de hombre mojados colgando de una silla para clientes cerca de mi mesa! Resultó que el guardia, al lavar su ropa, no encontró nada mejor que abrir una oficina y colgarlos para que se secaran. © Ekaterina Komarova / Facebook
  • Trabajo de mesera. Odio cuando voy a la mesa, me presento a los invitados y les pregunto si quieren saber sobre las especialidades, mientras que en ese momento 2 de cada 6 clientes están en sus teléfonos. Después de explicarles todo en detalle, uno de estos dos finalmente levanta la mirada de su móvil y pregunta: “¿Cuáles son las especialidades?”. Sonriendo, lo repito todo de nuevo. Y ahí el otro cliente, aparentemente al no recibir ningún mensaje nuevo, también me presta atención y me hace la misma pregunta. Y yo, como un loro, sonrío y lo repito por tercera vez. Algunas personas creen que son las únicas a las que tengo que atender. © Rebecca Mason / Quora
  • Necesitaba un bolígrafo. Pensé que sería algo razonable pedir uno. Pero el armario de mi piso estaba cerrado. La recepcionista me dijo que fuera hasta el almacén del sótano. Allí les expliqué para qué lo necesitaba. Me dijeron que esas solicitudes debían ser aprobadas por mi jefe de departamento. Yo era un novato y aún no conocía a mi jefa, ya que ella trabajaba en otra ciudad. Tuve que enviarle un correo electrónico y pedirle permiso para obtener un bolígrafo del almacén. © NicolasCage4eva / Reddit
  • Mi tío (gastroenterólogo) y su esposa (detective) se fueron de vacaciones a Francia, donde a menudo escuchaban de los nuevos conocidos: “¡Vaya! ¿Eres policía y tú médico? Deben ser gente muy rica”. Dicen que fue vergonzoso admitir que habían ahorrado 15 años para esas vacaciones. © valenayaspers / Twitter
  • Trabajé como administrador en una pequeña tienda que vendía accesorios de computación y donde también había un cibercafé. Y así me irritaba este trabajo. El propietario no pagó la factura de la conexión a Internet, por lo que cortaron el acceso. Luego me preguntó por qué habían bajado los ingresos de los cibercafés. Le recordé que la factura no estaba pagada y me respondió que debía llamarlos y volver a conectar. Le pregunté si iba a pagar la factura. No iba a hacerlo. © beasty4k / Reddit
  • Hoy vino un cliente y le dijo al gerente:
    — Bueno, ¿vamos a poner la alarma ahora? Ya nos conocemos.
    — Sí, por supuesto, solo con usted ahora trabajaremos solo de forma prepaga.
    — ¡Qué tontos son! ¡Han perdido a un cliente!
    Hace casi 6 meses: el cliente pagó por los materiales. Acordamos que el trabajo se pagaría el día de la instalación del videoportero y la cerradura magnética. Una vez finalizado el trabajo, el cliente lo verificó y quedo satisfecho. Dijo que no tenía efectivo y que haría una transferencia al gerente. Llamaron al gerente: el dinero no había llegado, el cliente no contestaba las llamadas. Respondió solo cuando llamaron desde un número desconocido y transfirió el dinero después de una semana de recordatorios diarios. Encima estaba descontento. © vodorodik / Pikabu
  • Cuando íbamos al baño en el trabajo, ese tiempo se restaba de nuestros descansos de 15 minutos o del tiempo para el almuerzo. Tenías que ir con el gerente para obtener la llave del baño, después de lo cual él empezaba a tomar el tiempo. Cuando regresabas, detenía el cronómetro y te decía cuántos minutos se descontarían del próximo descanso. Y si alguien cometía un error en el trabajo, también lo vigilaban, cronometrando el tiempo mientras lo corregía, reduciendo su descanso en la cantidad de minutos correspondiente. Después de cumplir las horas acordadas en el contrato, me despedí de esa empresa. © jamaidens / Reddit
  • Me enfurece cuando no te responden una pregunta. Un ejemplo sencillo. Llamé a la secretaria:
    “Ana, hola, ¿el director firmó los documentos?”.
    “Están en la mesa de Sofía”, dijo Ana y colgó el teléfono.
    Y parecía estar claro que los documentos estaban firmados y que Ana los había puesto sobre la mesa de Sofía. Pero ¿por qué no decir: “Sí, los firmó, están en la mesa de Sofía”? Fui a la mesa de Sofía y tomé los documentos, pero no estaban firmados: el director tachó todo, había que rehacerlos. ¡Diablos! ¡¿Por qué no decirlo antes?! © ZfRom / Pikabu
  • Había un chico en el trabajo que olía terriblemente a sudor. Cuando llegaba, daban ganas de salir corriendo. Y todo el mundo era demasiado delicado para ofenderlo con un comentario. Pero una vez, después de 3 semanas, una colega no soportó y se lo dijo. ¡Fue un verdadero alivio! Y un año después, este chico dijo que, de hecho, estaba muy agradecido con esa colega, ya que ni siquiera sospechaba que era un tipo antisocial. © Elena Lazebnik / Facebook
  • Tuve una colega que distribuía cosméticos. Y luego, un día, decidió venderme una especie de crema antienvejecimiento al precio de un ala de Boeing. Decía: “¡Cómprala, póntela una vez y te verás mucho más joven que tus 40 años!”. Solo me la pude sacar de encima después de decirle que en realidad ya tenía 48 años. © Victoria Sergeeva Filipova / Facebook
  • Al final de la semana, alguien siempre quitaba mis tijeras de la mesa. El gerente me dio las quintas tijeras y dijo que estas serían las últimas. Para la próxima compra de accesorios de oficina faltaba mucho. Era necesario resolver el problema, así que comencé a implementar mi plan diabólico. Lo primero que hice fue ir a una papelería y comprar unas tijeras totalmente metálicas. Luego entré en una tienda y compré una cadena de acero de 2 metros. En el trabajo, primero tuve que quitar las cosas de la mesa y luego desarmarla un poco. El resultado superó todas las expectativas. Casi todos los trabajadores de 4 pisos sostuvieron mis tijeras en la mano, pero en los 2 años que estuve trabajando allí nadie se las llevó, así que después de mi despido pude llevarlas conmigo tranquilamente por un merecido descanso. © dockerface / Pikabu
  • Una vez tuve un jefe que era un vampiro de energía espeluznante. Su pasatiempo favorito era gritarles a las empleadas (había 4 chicas de diferentes edades) y ponerse contento al ver que literalmente ya estábamos casi temblando. En una ocasión gritó tanto que su prótesis dental salió volando y cayó sobre la mesa. Desde entonces, no pude tomarme sus gritos en serio. © Elena Grigorenko / Facebook

¿Qué situaciones en el trabajo te enfurecen? ¿Qué momentos divertidos con clientes o compañeros no has podido olvidar a pesar del paso de los años?

Imagen de portada Elena Lazebnik / Facebook

Comentarios

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No entiendo cómo pueden cronometrar el tiempo que tardas en el baño

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