15 Historias que demuestran que nunca hay que juzgar a la gente por su apariencia

Historias
hace 1 año

Todos conocemos el dicho popular: “No juzgues un libro por su portada”. Pero a menudo lo olvidamos y seguimos haciendo especulaciones sobre la gente solo viendo su ropa y modales. De ahí surgen todo tipo de situaciones incómodas cuando resulta que la persona no es en absoluto lo que creíamos que era.

En Genial.guru buscamos historias en Internet que demuestran que sacar conclusiones precipitadas es un error.

  • Estaba sentada en un café temprano por la mañana. Cerca de mí había hombres en edad de jubilarse. Estaban vestidos pulcramente, pero con sencillez. No paraban de ordenar cosas y a mí me daba pena; tenía ganas de decirles que todo lo que habían consumido podrían haberlo pedido del menú del desayuno a mitad de precio. Al final me quité los audífonos y escuché una parte de su diálogo. Los hombres estaban discutiendo un acuerdo multimillonario por la venta de una fábrica. © Yulia Ivanova / Facebook
  • Recuerdo cómo un anciano entró a nuestra exposición de muebles de alta gama. Y uno de los vendedores comenzó a burlarse de él, ofreciéndole esto y aquello, y dándole precios. Entonces lo regañé. Le dije: “Tienes que tratar bien a todos los que entran. No sabes quiénes son sus padres, madres e hijos. Serás correcto y educado”. Más tarde, reconoció que yo tenía razón cuando el anciano trajo un montón de dinero en una bolsa de compras y encargó los muebles más caros para su casa de campo. © Ekaterina Larina / Facebook
  • Tenía que sacarle sangre a una paciente. Ella tenía una mala reputación en el hospital: una anciana mala. Intenté que se sintiera mejor: elogié sus elegantes aretes, le pregunté por su nieto... nada funcionó. Un último intento: le pregunté por el viejo y desgastado anillo en su dedo. Las dos acabamos llorando porque se lo había dado su marido, al que quiso mucho. Creo que todos nos ponemos a veces, sin saberlo, un “traje de puercoespín” para evitar que el dolor entre en nuestro corazón. Y al hacerlo, los que nos rodean nos ponen en la categoría de personas malvadas. © Amanda Conda / Quora
  • Dicen que los niños de hoy en día son malos. Pero mienten. En un centro infantil vi cómo unos pequeños hacían lío en las atracciones, incluyendo los míos. Noté que siempre jugaban los mismos niños y no dejaban jugar a los demás. Fui a poner orden y a armar una cola. Lo logré. Todos jugaban en orden y según su turno. Había una chica que estaba en un rincón y no se acercaba. Pude ver que era tímida. La coloqué en la fila. La niña subió a una de las atracciones y se fue. Después de unos minutos se me acercó. Me tomó de la mano y me dio un caramelo. En silencio. Y se marchó. ¡Genial! © schewa*** / Pikabu
  • Vi a un hombre con una bicicleta revisando la basura en busca de botellas. Aquí, donde yo vivo, puedes reciclarlas y recibir un pago por ello. Nos pusimos a charlar y me contó su historia. Tuvo un trabajo decente, profesor, creo. Pero luego se jubiló, enviudó y se dio cuenta de que no sabía qué hacer con su vida. Así que se compró una bicicleta y empezó a andar por ahí. El dinero obtenido lo dona a obras de caridad para niños. Ahí lo tienes. Es triste que la gente que lo ve por primera vez piense mal de él. © Jo Colquhoun / Quora
  • Trabajé en una tienda de electrodomésticos. Un día entró un hombre en pantalón de chándal, con chanclas y con una bolsa de jitomates y cebollas. Dio vueltas y vueltas, y acabó comprando un refrigerador y una lavadora. Y en la caja bromeó: “En realidad, mi esposa me envió a buscar algunas verduras para la ensalada”. No se debe juzgar a los clientes por su aspecto, es un hecho. © Rudakopsky / Pikabu
  • Un amigo nuestro, doctor en ciencias y profesor, lleva muchos años dando clases en la universidad. Es aficionado a la música punk y a las subculturas. Un gran humorista. Nos reunimos el otro día y él preguntó: “¿Qué hay de diferente en mí?”. Me fijé bien y tenía las dos orejas perforadas. Dijo: “Esto es para mi cumpleaños número 50, siempre soñé con ello”. Envidio a sus alumnos. © Anastasiya / Genial.guru
  • Me lo contó una conocida que trabaja en un banco. “Al final del día descubrí que faltaba dinero. Tuve que cubrirlo de mi bolsillo. Un mes después vino un hombre y dijo: ’Retiré dinero y me dieron el doble por error. Por favor, perdón por no devolverlo enseguida. Estuve de guardia durante un mes, y solo descubrí el error cuando estaba en el trabajo’. Me quedé sorprendida. Después de un mes me devolvió el dinero, aunque podría habérselo quedado sin ningún problema”. Debo añadir que ellos dos después se casaron. © Piv*** / Pikabu
  • Un taller de joyería. Entraron 2 mujeres. Tenían las uñas muy sucias, parecía que no habría forma de dejarlas limpias. Raíces crecidas, el cabello parecía una estopa, juntado en colas de caballo. Sus caras eran de un color gris-negro de haberse bronceado trabajando. Tomé sus pedidos, pagaron por adelantado. 2 hermosas y bien vestidas damas vinieron a recoger sus joyas. Al salir, me dijeron que en otro taller donde habían querido hacer el pedido las habían tratado mal. Se habían sentido ofendidas por eso, así que habían venido a verme a mí. Gastaron mucho dinero en nuestro taller. Han pasado 15 años, ¡pero aún lo recuerdo! © nunafig / Pikabu
  • En mi primer día en la universidad, causé una importante impresión. Tengo el pelo largo, barba y llevo una chaqueta de cuero. Desafortunadamente, justo antes de empezar el curso lectivo, tuve una lesión en el ojo y el médico me dijo que usara un parche negro. Sí, me parecía mucho al rey de los moteros, nadie quería sentarse a mi lado. Pero rápidamente me convertí en uno de los mejores estudiantes. Intentaron atraerme a una universidad más prestigiosa, pero el decano y mis compañeros me convencieron de que me quedara. © Michael Berch / Quora
  • Una conocida mía trabajaba en una tienda de teléfonos, donde, además de su sueldo, recibía un porcentaje de las ventas. Entró un hombre normal con ropa de trabajo. Los vendedores no quisieron acercarse a él. Pero esta chica lo hizo. Resultó que pertenecía a un grupo de trabajadores de un lugar alejado, quienes le habían dado dinero para que les comprara en la ciudad todo tipo de cosas. Así que compró algunas tablets, teléfonos y computadoras portátiles. Los vendedores perezosos solo miraban con envidia. © Zaharovna75 / Pikabu
  • Antes pasaba mucho tiempo y gastaba bastante dinero en una librería de ciencia ficción y fantasía. Un par de años después, entré y todo había cambiado, me sentí fuera de lugar. Había un gótico en la caja registradora: un hombre de piel completamente blanca, pelo largo y negro, piercings y una playera rota. ¿Acaso una persona común y corriente como yo ya no era bienvenida allí? Entonces el vendedor sonrió y preguntó con voz aristocrática: “¿Puedo ayudarla, señora?”. Me reí. Me avergüenzo de haberlo juzgado por su apariencia. © Jody Nye / Quora
  • Fui a trabajar a la escuela. Enseguida me advirtieron sobre un chico, el peor bravucón. Hacía tiempo que todos los profesores se habían dado por vencidos con él, pero decidí tratarlo de forma amistosa. Más tarde me confesó que empezó a ir a la escuela todos los días por mis clases de matemáticas. Poco a poco, sus notas en todas las materias mejoraron, y después de graduarse ingresó a la universidad. © Sally Selcen Stochliya / Quora
  • Una señora empezó a trabajar con nosotros, una rubia encantadora y sonriente, amable y pura simpatía. Todo el mundo estaba encantado con ella, qué buena persona era. Pero las chicas que trabajaban bajo su liderazgo lloraban y luego renunciaron una tras otra, porque resultó ser una mala persona por naturaleza. © Trevozhnoye pirozhnoye / Genial.guru
  • Trabajé en una empresa de telefonía móvil. Entré a la oficina a buscar unos documentos. Vi a un anciano en el piso sobre sus cuatro extremidades, quitando un chicle de la alfombra. Le pregunté a dónde ir y me explicó todo. No volví a pensar en lo sucedido, pero 6 meses después estábamos celebrando el exitoso lanzamiento de un proyecto. En la fiesta, el presidente de la empresa nos presentó a su padre. Era el mismo hombre que había visto tratando de quitar el chicle. © Sean Griffin / Quora

¿Has vivido alguna situación similar, en la que el aspecto o los modales de una persona te hayan confundido?

Imagen de portada Yulia Ivanova / Facebook

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