La historia de una mujer que adelgazó y demostró con su ejemplo que un hueso ancho no es un obstáculo para una cintura estrecha

Historias
hace 5 años

Hay muchas historias inspiradoras sobre la pérdida de peso cuyos protagonistas nos asombran con su fuerza de voluntad. Una joven con el nick de @Kiwi también decidió compartir su experiencia, gracias a la que demostró que adelgazar no es una hazaña, y la tendencia a tener sobrepeso no es una excusa para tener kilos demás.

Genial.guru creyó que sería interesante y útil para nuestros lectores conocer una historia real sobre cómo convertir 63 kg en 48 y cómo mantener este resultado durante muchos años.

Con una baja altura de 157 cm, nunca he sido una medusa deforme. Y pensaba que el peso extra no es un problema, porque lo que importa es lo de adentro. Pero desde mis 14 años mi hermano mayor me decía que era hora de perder peso, de lo contrario los chicos me dejarían y lloraría toda mi vida. Como yo era tonta, terca y perezosa, no pudo forzarme. Pero metió firmemente en mi cabeza la idea de que yo era fea. ¿Para qué tener un cuerpo delgado si tienes la cara de un capataz de un mercado de verduras?

A los 18 años conocí a mi primer novio, y mi hermano se fue a la capital. Nadie me criticaba cuando me comía una pizza entera y no era privada de atención. Por lo tanto, decidí que no había ningún problema: simplemente tenía esa clase de complexión.

En algún momento me vi desde afuera, y mis ojos se abrieron. Porque era obvio que metía el estómago para dentro constantemente y no eligía la ropa que me gustaba, sino según el principio “oculta los brazos, y no se verán los costados”. Y la idea de una boda, donde mi novio me cargaría en brazos al entrar por primera vez a casa, me horrorizaba.

Y después de otro paseo de compras en el que no compré nada, tomé una decisión: era hora de perder peso. Como no tenía ni idea sobre la correcta alimentación, recurrí a un nutricionista que desarrolló un menú personalizado para mí. Al principio comía exactamente según el programa que me habían hecho, y luego comencé a agregar cosas propias (con el permiso del nutricionista).

Trabajaba como camarera, estaba constantemente rodeada de comida deliciosa y alcohol, así que dudaba de que iba a tener éxito. Y mis colegas, viéndome comer las viandas que me traía, al principio bromeaban, diciendo que no lo lograría. Pero después de 2 semanas vi el primer resultado, que me motivó a no detenerme, a pesar del inminente Año Nuevo. Después de 3 semanas, mis colegas dejaron de reírse, comenzaron a apoyarme y me preguntaban cómo hacía para comer todo el tiempo y perder peso.

3 meses después logré lo que quería. la celulitis desapareció, dejé de roncar y mi condición general mejoró. Igual que la autoestima, naturalmente. Empecé a comprar ropa y me quedaba bien. Siempre hay prendas de mi nueva talla. Me he vuelto más divertida, más ligera y nunca como en exceso. Y lo más importante es que el peso no regresó después de 2 años porque entendí los principios más importantes de la conducta alimentaria y los sigo. Estos son algunos de ellos.

  • Pensaba que la nutrición correcta es pechuga con trigo sarraceno y lechuga. En realidad, puedes comer lo que quieras: chocolate, galletas, helados, panecillos, etc. Lo principal es controlar el tiempo y la cantidad de comida que se consume. Para lograrlo, al principio llevaba un diario de comida.
  • El tentempié también es una comida, y es recomendable no saltársela. Si se salta un tentempié, entonces la comida principal se adelanta.
  • Siempre llevo los bocadillos del tentempié conmigo. Si de repente me da hambre, no corro a comprarme un perrito caliente, sino que saco un puñado de nueces o una fruta de mi cartera.
  • No frío nada en aceite y no lo agrego a la comida al cocinar. Aquí confié completamente en mi nutricionista. Agrego aceite sin refinar a los alimentos ya preparados, por ejemplo, a las ensaladas. Y cada mañana bebo una cucharada de aceite de linaza.
  • Tengo mi propia lista de productos prohibidos: jugos, refrescos, alcohol (excepto vino blanco seco), yogures con agregados; quesos procesados, ahumados y embutidos. Sustituí las salchichas por el cerdo hecho al horno. No compro alimentos preparados y congelados (todo lo que uno suele llevar para comer rápidamente).
  • No se puede romper el horario de las ingestas. Entre las comidas observo un intervalo de al menos 2 y no más de 4 horas. Si sucede que de repente no tengo hambre, igual me como una microporción de algo ligero o tomo café / té.
  • Nunca, bajo ninguna circunstancia, como más de 350 gramos de comida por vez (incluidas las bebidas). Todo lo que no es agua es comida, como dice mi nutricionista. Por la misma razón, nunca tomo té con galletas inmediatamente después de comer o en el trabajo para hacer compañía a alguien.
  • Calculo la norma de CPGC (C: calorías; P: proteínas; G: grasas; C: carbohidratos), por eso siempre leo lo que está escrito en las etiquetas. La norma se determina individualmente.
  • No me da pudor. En la tienda, compro tranquilamente 150 gramos de ensalada de verduras, y no un kilo, o “¿con esto alcanzará?”. En los restaurantes, pido que pesen algo o que me traigan la lista del valor nutricional de los platos. Porque es mi salud y mi figura. No hay nada vergonzoso en ello.

Por cierto, cuando perdí peso, fui a visitar a mi hermano. Estaba muy preocupada y nerviosa por si estaba lo suficientemente delgada. Me miró y dijo: “Bien hecho, hermana, te dije que necesitabas perder peso. Ahora haz una rinoplastia y aumenta el pecho”. Entonces entendí que siempre habrá gente que va a criticarte. Así que todo lo que quieres hacer con tu apariencia, debes hacerlo solo por ti.

Ahora para mí no es una dieta, sino un estilo de vida. Una buena figura no se echa a perder si haces de la correcta nutrición, tu amiga. ¿Qué opinas?

Imagen de portada Kiwi / pikabu

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Es cierto que cuando pensamos en dieta creemos que nos vamos a alimentar de pocos alimentos y poco sabrosos.

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