Cómo mantener la serenidad con nuestros hijos en situaciones de estrés con estos 10 tips

Psicología
hace 2 años

Según un estudio, el autocontrol es un recurso que se gasta cuando se utiliza demasiado de forma continua. Mientras más se usa, más difícil se hace mantener la calma la siguiente vez que nos enfrentemos a una situación que amerite controlar nuestros impulsos. Así que, ante un escenario caótico, tratemos de tomarnos las cosas con tranquilidad para no agotar nuestro medio de control.

En Genial.guru, queremos enseñarte 10 maneras de mantener la serenidad antes de abordar cualquier suceso en el que los niños suelen desesperarnos.

1. Anticipar el comportamiento de los niños ante algunas situaciones

Para poder estar preparados ante una situación difícil y lograr mantener nuestra compostura, es necesario conocer las actitudes del niño. Y la mejor manera es adelantarnos al problema evitando que aparezca.

Por ejemplo, si sabemos que nuestro niño necesita mucha estimulación y disfruta de mantenerse activo, llevarlo al banco, donde puede tener que esperar en fila, puede convertirse en una rabieta. Podemos ayudarlo llevando un juguete o snack, haciendo que el tiempo de espera no sea visto como algo negativo, sino positivo.

2. Tratar de no centrarnos solo en los aspectos negativos

A veces, solo centramos nuestra atención en lo negativo. Es suficiente con que hagan una cosa que consideremos mal para que perdamos la paciencia y queramos lanzar todo por la borda. Pero en realidad, podemos ser más objetivos y prestar más atención en que, a lo largo del día, seguro han hecho otras cosas bien y no nos hemos dado cuenta.

3. Repartirnos los deberes y asignaciones de los niños con nuestra pareja

Para no abrumarnos y evitar tensión, es ideal que nos comuniquemos con nuestra pareja para poder dividir las responsabilidades respecto a los niños. En ocasiones, también necesitamos contar con algún apoyo familiar o de amigos para tomarnos un respiro y seguir manejando nuestra rutina de forma adecuada y sin desbordamiento.

4. Tomarnos un poco de tiempo libre entre los quehaceres

Aunque a veces se nos hace casi imposible encontrar una tarde de desconexión, es necesario dedicarnos un tiempo para hacer aquellas actividades que nos gustan y que nos relajan, para que podamos desconectarnos por unas horas de las tareas hogareñas y del trabajo. De esta manera, podremos retomar las obligaciones con más energía y menos estrés.

5. No somos perfectos, permitamos equivocarnos

Debemos tener en cuenta que, como seres humanos, nos podemos equivocar, y que habrá días en los cuales será complicado mantener la calma y actuar adecuadamente. Mientras esa pérdida de control no se convierta en la manera normal o el default de resolver nuestros conflictos, podemos perdonarnos cuando esto ocurra, reflexionando y mejorando sin torturarnos con sentimientos de culpa.

6. Identificar nuestros patrones de comportamiento escribiéndolos

Destinar una libreta para tomar notas y describir aquellos episodios en los que hemos perdido el control puede ayudarnos a identificar los pensamientos que tuvimos en ese momento y cómo reaccionamos.

Así tendremos nuestra propia experiencia a la mano para identificar qué pudo haber provocado que no mantuviéramos el control y evitar repetir las mismas conductas la próxima vez que enfrentemos una situación complicada.

7. Tomarnos un respiro y descansar ante situaciones potencialmente conflictivas

No se trata de siempre suprimir nuestras emociones para ser padres perfectos. Encarguémonos de que las cosas estén a nuestro favor y no nos jueguen en contra. Si utilizáramos pequeñas pausas de descanso estratégicamente, antes de enfrentarnos a una situación complicada, las cosas podrían cambiar notoriamente.

Por ejemplo, si se comunican del jardín de niños para decirnos que nuestro hijo está castigado por haberse portado mal, pensemos en tomarnos un tiempo antes de ir a verlo, en vez de salir molestos del trabajo o de la casa a buscarlo.

8. Tener en cuenta la edad de nuestro hijo en ese momento

Dependiendo de la edad que tenga nuestro hijo, debemos apreciar sus capacidades en ese momento, y acorde a esto, exigirle responsabilidades. Por ejemplo, un niño de 7 años puede muy bien ayudar a colocar la mesa para cenar, pero no está preparado para sacar la comida caliente del horno porque, además de que puede ser una idea desastrosa, es peligroso.

9. Asegurarnos de que las instrucciones sean claras y sencillas

Para no generar situaciones ambiguas en las que los hijos no cumplan con los requerimientos o lo hagan de forma errónea, seamos lo más explícitos y claros posible. También, tomemos en cuenta que deberíamos crear situaciones en las que les sea fácil comportarse de manera adecuada. Por ejemplo, establecerles objetivos divididos en varias subtareas sencillas en vez de exigirles una indicación complicada de seguir.

10. Aspectos a tener en cuenta cuando son adolescentes

Todos los padres sabemos que la adolescencia es una etapa complicada porque, la mayoría de las veces, los chicos quieren pasar por encima de nuestra autoridad como padres, ya que entran en una crisis de credibilidad. La rebeldía y la falta del cumplimiento de normas sociales básicas pueden marearnos.

Además de aplicar los consejos anteriores, si consideramos estás ideas claves para utilizar en adolescentes, nuestro rumbo puede cambiar:

  • No nos impongamos ante ellos como un policía. Es fundamental que les pongamos autoridad a nuestros hijos, pero no obligándolos sin darles la oportunidad de expresar lo que piensa al respecto. Deberíamos tomarnos en serio su criterio, independientemente de si están en lo correcto o no, y si no tienen razón, asegurarnos de que comprendan el porqué.
  • Tener presente que la misión es educar y no castigar. No todos los castigos son malos, pero debemos aplicarlos cuando realmente estemos claros de que no hay principio de colaboración, y siempre explicando por qué lo hacemos.
  • Es de utilidad compartir nuestras experiencias. Hablar de los acontecimientos con nuestra pareja nos ayudará a recibir retroalimentación. Si somos padres solteros, podemos contar con amigos o algún familiar cuyas experiencias son realmente útiles si también tienen hijos, ya que podemos hacer un intercambio de escenario.

¿Cómo tomas las acciones descabelladas de tus hijos? ¿Logras calmarte rápido o tienes alguna historia divertida sobre algún error épico?

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La 3 es muchísimo importante, por lo tanto, hay que elegir bien con quien quieres compartir la crianza de un hijo

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