12 Consejos para lidiar con los niños sin necesidad de recurrir a los castigos

Psicología
hace 5 años

Todos los padres sabemos que los niños no llegan al mundo con un manual de instrucciones. Y que, además, suelen ser bastante caprichosos. Para evitar conflictos y regaños innecesarios, los expertos recomiendan hablarles con firmeza, pero sin levantar el tono de voz y, obviamente, evitando la violencia física. El diálogo (sin renunciar a la autoridad, por supuesto) siempre será el mejor camino para todo.

En este artículo, Genial.guru te presenta 12 consejos para lidiar con tu pequeño sin tener que recurrir a los castigos. ¡Buena lectura!

Trata de comprender las necesidades del niño

Un niño con mal comportamiento quiere, generalmente, llamar la atención de un adulto, aunque sea de manera inconsciente. Trata de conversar con él y entender lo que quiere: es posible que necesite más espacio para gastar su energía, o que tenga problemas de socialización en la escuela. Habla, siempre hay que dialogar.

Tiempo de calidad

Si has decidido tener hijos, no olvides que has asumido un compromiso con ellos y que deberás cuidarlos, pero también jugar y hablar. Debes entender que necesitas darles tiempo de calidad. Y no estamos hablando precisamente de algunos minutos en la misma habitación mirando tu celular o tu tablet, sino de salir juntos, aunque sea al parque de la esquina, compartir juegos de salón y, sobre todo, hablar de su día.

Debes demostrarles que estás presente. Este es un factor que brindará mucha seguridad emocional a tus hijos. Recuerda: lo ideal es pasar bastante tiempo con ellos y dedicarte de manera eficaz a su crianza. Si no tienes muchos minutos libres, procura estar verdaderamente presente en el rato que les puedas dedicar.

Deja los problemas de tu trabajo en la oficina

A veces parece difícil enfrentar los asuntos de la casa (tareas domésticas, educar a los niños) después de una jornada estresante de trabajo.

Sin embargo, debes separar las dos cosas, y es crucial que hagas esto. Tu trabajo puede ser muy estresante, pero llevar tus problemas a casa solo hará que tus hijos estén más agitados: los chicos son muy sensibles y perciben rápidamente cuando hay dificultades externas. Respira, cálmate y disfruta de la vida en familia.

Demuéstrales que te importan sus problemas

Pregúntale siempre a tu hijo lo que realmente le sucede, y muestra interés en eso. A veces, los niños no saben expresarse, y pueden llegar a ser irritantes y a hacer berrinches para demostrar lo que sienten. Pregúntales: “¿Qué te está ocurriendo?”, “¿Cómo te sientes con eso?”, “Háblame más sobre lo que le hiciste a tu hermano...”.

Esto ayuda a los padres a manejar los sentimientos del niño.

Sé claro

Intenta siempre conversar con tu hijo en un lenguaje accesible a él. Sé claro, directo y pregúntale si entiende lo que le dices. Si es posible, repítelo: dependiendo de la edad del niño, a veces este no está aún en capacidad de hacer abstracción, y corres el riesgo de que haga lo que dijiste al pie de la letra y no lo que realmente debería hacer. Los niños necesitan escuchar las reglas más de una vez para entenderlas claramente, y los padres deben ser pacientes y repetirlas tantas veces como sea necesario.

Evita discutir por todo

A partir de cierta edad, puedes responsabilizar a tus hijos para que realicen pequeñas tareas domésticas, tales como arreglar la cama y guardar los juguetes. En esa fase, si rompen algo, por ejemplo, evita gritar o regañar. Recuerda que eso también te puede suceder a ti, y que las cosas se rompen. Diles que recojan lo que se rompió, ayúdalos si la tarea es peligrosa (como juntar los pedazos de un vaso que se cayó), y enséñales a hacerlo de la manera correcta. Esto ayudará a tu hijo a madurar y a tener más cuidado la próxima vez.

Enséñales a resolver las cosas con calma

Enséñale a tu hijo a calmarse, dile que se retire a un lugar tranquilo en donde pueda respirar y esperar a que se le quite la rabia. Así, él sabrá que, en general, las decisiones tomadas de manera precipitada son, casi siempre, malas. Ayúdalo a reflexionar y a no actuar impulsivamente.

“Terapia” del abrazo

A menudo, la agresividad y las rabietas indican que los chicos necesitan cariño. Deja que se calme y conversa con él. Demuéstrale que, apenas se tranquilice, se ganará un gran abrazo. Será una “recompensa” que tu hijo no olvidará jamás.

Evita las listas interminables de tareas

Si ni siquiera nosotros, ya adultos, podemos cumplir con listas de tareas interminables, imagina a un niño de tres o cuatro años. Así pues, para evitar frustraciones, enumera no más de tres cosas por hacer. De esta forma, tu hijo tendrá más probabilidades de terminar, y se sentirá más seguro cuando le asignes otros deberes. Aquí, de nuevo, la claridad es crucial al momento de dar una orden.

Decir algo como “Guarda tus juguetes” puede ser más eficiente que decir solamente “¡Guarda todo ahora!”.

Sé flexible

Ser flexible no quiere decir perder autoridad ni dejar que los niños dicten las reglas de la casa. Puedes permitir que escojan entre hacer la tarea en la mesa de la cocina o en el cuarto, ponerse medias naranjas o azules... Eso no te quitará autoridad y los hará sentir más responsables. Además, estarás estimulando su independencia.

Da el ejemplo

Los niños aprenden más siguiendo un ejemplo que escuchando: literalmente imitan tu conducta. De manera que debes preocuparte por ser un modelo a seguir para tu hijo. Cumple lo que prometas, no mientas, pide disculpas, haz tu cama y admite que te equivocaste. Estarás dando un buen ejemplo del ser humano que quieres que tu hijo sea.

Trabaja el refuerzo positivo

La idea aquí es mostrar, por medio de dibujos e ilustraciones, lo que tu hijo hizo bien, y reforzar positivamente las cosas buenas y los buenos comportamientos. Si al final de la semana o el mes tienes más cosas buenas que comportamientos incorrectos, puedes ofrecer una pequeña recompensa. Nada excesivo, pero muy significativo: un paseo para ir a comer un helado, ir al cine, un abrazo y muchos más besos.

Estos son consejos sencillos que pueden ayudar a mejorar mucho la relación entre padres e hijos, pues la conversación y la negociación funcionan mucho más que cualquier castigo.

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Imagen de portada denizhosbas_ / pixabay

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