En toda familia, los grandes eventos suelen ser momentos para compartir alegría, pero a veces, detrás de las sonrisas y las felicitaciones, se esconden intenciones no tan nobles. En esta historia contada por un usuario, lo que debía ser un día de celebración, terminó siendo escenario de una inesperada batalla por la atención, mostrando que, a veces, el mayor enemigo de nuestra felicidad puede estar más cerca de lo que creemos.
Nada agudiza tanto las relaciones con las personas como los asuntos financieros. Estos pueden convertir, en un instante, a amigos aparentemente cercanos en enemigos y revelar las verdaderas características de los familiares. Afortunadamente, no todos colocan el dinero en el centro de sus vidas.
A veces, resulta tentador delegar nuestros problemas en manos de profesionales. Por ejemplo, en lugar de dedicar todo el fin de semana a una limpieza exhaustiva, preferiríamos contratar un servicio de limpieza. O, en vez de intentar quitar las manchas difíciles de una chaqueta, simplemente la llevaríamos a la tintorería. Parecería lógico esperar resultados excepcionales por el dinero invertido. Sin embargo, en ocasiones, al observar el resultado final, nos invade la sensación de que habría sido mejor hacerlo todo por nuestra cuenta.
Las relaciones con nuestras madres no siempre son armoniosas y llenas de amor. Algunas personas no pueden vanagloriarse de tener una madre verdaderamente amorosa y atenta, y la protagonista de nuestra historia de hoy es una de ellas. Una mujer compartió en Reddit su experiencia algo exasperante con su madre. Por fortuna, todas las malas acciones de su madre finalmente se volvieron contra ella cuando menos lo esperaba.
Es difícil no admirar la espontaneidad de los niños. A menudo hacen cosas extrañas pero divertidas que hacen sonreír hasta al adulto más serio. Hemos encontrado todo un hilo en el que la gente nos cuenta las travesuras de sus hijos.
Dicen que los árboles genealógicos también se podan, y estas historias solo nos demuestran que es verdad. Parece que cada vez son más quienes deciden ponerles un “hasta aquí” a esos conocidos que no tienen ni una pizca de bondad, y aunque no es fácil tener que alejarte de tu familia, a veces es la decisión correcta para poder estar en paz.
La ciencia ficción ha alimentado nuestra fascinación por lo desconocido, y el mismo universo nos invita a cuestionar qué puede haber más allá de nuestras fronteras terrestres. Hay quienes afirman haber experimentado encuentros más allá de nuestra comprensión, por eso, en este artículo, te contaremos las misteriosas anécdotas de los usuarios que han convivido con lo que parecen ser extraterrestres y ovnis, y que los hicieron cuestionar la realidad.
Cada personas es distinta, con opiniones diferentes, pero lo que siempre debe prevalecer es el respeto entre nosotros. Hoy en día, es cada vez más común que una persona o una pareja decida libremente no tener hijos y, aunque pueda sonar extraño en la actualidad, no siempre se sienten aceptadas entre su círculo más íntimo. Ya sea por comentarios fuera de lugar o por no ser tomados en serio, algunos de ellos decidieron compartir sus experiencias con el resto del mundo.
Si hay algo que nunca faltará en nuestras vidas, es esa persona indiscreta que parece no tener filtro y termina diciendo las cosas más ocurrentes cuando menos debería. Y todo es risas y juegos hasta que ese comentario indiscreto se te sale a ti. Entonces la única solución razonable al momento de vergüenza parece ser que se abra la tierra y nos haga desaparecer, porque se vale soñar.
Las personas que nacen en un núcleo familiar cariñoso suelen no prestarle importancia a ello. Lo ven normal y no piensan mucho en eso. Sin embargo, cuando tienes padres que no te demuestran su amor, ni lo expresan, sí se llega a sentir y la infancia puede ser muy diferente comparada a los que sí crecieron con esos apapachos.
Muchos adultos creen que los niños son pequeños y tontitos. Pero, en realidad, sus palabras pueden estar tan llenas de amor y sabiduría que dan ganas de llorar.
Con las prisas y el estrés, no es de extrañar que a veces los adultos perdamos un poquito la cabeza. Eso, sumado a la poca capacidad que tienen algunos niños de estar quietos, puede acabar en extravíos y confusiones. Hoy vamos a conocer algunas historias protagonizadas por padres e hijos; aunque tuvieron un final feliz, el pánico reinó por unos momentos. Nunca quedará claro si quienes se pierden son los hijos o los padres, pero no hay dudas de que el reencuentro siempre es una gran satisfacción.
A veces, la vida nos arroja tramas tan revueltas que podrían ser dignas de un guion cinematográfico. Un vidente perezoso, un niño astuto y una médica cansada de la maternidad en la selección de hoy son una prueba vívida de ello. Cosas desprovistas de sentido común y lógica nos pueden ocurrir en los sitios más comunes: hospitales, transporte público, vida familiar, y hasta en una primera cita. Estamos seguros de que te ha pasado en más de una ocasión.
Para algunos pequeños, hablar sobre lo desconocido puede ser muy común. Según investigaciones preliminares, tener un amigo imaginario es común entre los niños de 3 a 11 años. A pesar de que esto es tratado con naturalidad por la psicología, y se aconseja a los padres y adultos a que lo vean como algo normal, es casi imposible no sentir escalofríos con ciertos relatos. Además de los amigos imaginarios, también hay otras historias que los usuarios de la red escucharon de sus hijos y que los hicieron estremecer.
Cada familia es un mundo, y es por eso que la forma en que un padre o una madre convive con sus hijos y lidia con ellos en el día a día puede ser única, como su huella digital. Sin embargo, parece que hay quienes creen que existe un molde estándar bajo el cual todos los niños deben crecer, y no tienen reparos en disparar críticas contra sus padres, pretendiendo que estos acepten con gusto todas esas opiniones. Pero hay papás que, a pesar de lo incómoda que pueda ser una situación así, tienen las palabras precisas para salir bien librados de ella.
Nunca se sabe qué motiva a la gente a ser grosera. Estas personas creen que está bien “colarse” en una fila, decir su opinión cuando nadie se los ha pedido, o simplemente ser prepotentes. Para ellas, la insolencia es la segunda felicidad.
Cuando de padres e hijos se trata, lo más común es tomar el teléfono, llamar o escribir un mensaje y esperar del otro lado una respuesta que indique que todo está bien. Sin embargo, hay personas para las que lo tradicional es demasiado aburrido, así que prefieren elaborar su propio código de comunicación y usarlo en su núcleo familiar. ¿Te imaginas, por ejemplo, decir “papitas fritas” para hacerles saber a tus padres que ya llegaste a casa luego de unas vacaciones? La verdad es que aquí todo es posible.
Por lo general, suponemos que al momento de llegar frente al altar, los novios ya han pasado por el momento de las dudas y está todo listo para que den el sí. Creemos que las escenas donde alguien interrumpe la boda cuando el oficiante dice “que hable ahora o calle para siempre” solo pertenecen a las películas. Sin embargo, parece que algunos todavía llegan con asuntos inconclusos.
La maternidad está lejos de poder ordenar todos los momentos por casillas. Y no importa cuánta felicidad y alegría traiga, a menudo suceden cosas impredecibles, sobre las que no se escribe en los libros ni se muestra en las películas. Además, los familiares con muchos niños tratan de convencernos de que en realidad todo es muy simple.
Cada uno de nosotros, al menos una vez en la vida, se ha encontrado con personas que, para su propio beneficio, se aprovechan descaradamente de la bondad de los demás. O simplemente les importan un comino las reglas de decencia, las promesas y el respeto mutuo. Pero siempre hay quienes logran poner a tales personajes en su lugar. Y lo hacen de la manera más elegante.
La infancia es quizás el periodo más colorido e inolvidable de la vida de todos. Es la época en la que conocemos el mundo que nos rodea, hacemos nuestros primeros amigos con los que a menudo permanecemos unidos hasta la vejez, nos enamoramos y nos metemos en todo tipo de problemas. No cabe duda de que todos atesoramos momentos en los rincones ocultos de nuestros recuerdos, a los que todavía volvemos mentalmente, sonriendo y secando las lágrimas de la nostalgia. Algunos son venerables, otros embarazosos y absurdos, pero todos son entrañables para nuestros corazones.
¿A quién no le ha ocurrido alguna vez? Enviamos un mensaje a la persona equivocada, confundimos a una madre con una abuela, damos nuestra opinión sobre algo que no nos gusta justo frente a quien menos debería oírla, caminamos elegantemente hacia algún lugar y nos tropezamos en el recorrido. ¿Cuántas cosas más? Seguramente muchas. Es que hay épocas en las que parece que tenemos un radar para hacer o decir lo menos indicado en el lugar más incorrecto.
A algunas personas les toca tener parientes que justifican la existencia de la frase “Con parientes así, no se necesitan enemigos”. Y lo más lamentable es que a veces uno tiene que soportar de sus propios parientes locuras que nunca esperaría ni de desconocidos.
Cuando los novios deciden hacer la boda a lo grande, se convierte en el acontecimiento más esperado por la familia y amigos. Generalmente, la planificación del evento hace que los más allegados terminen exhaustos, dando pie a que se cometan errores que se sentirán como el fin del mundo, pero que de seguro le darán el toque único y hasta gracioso a la noche.
¿Recuerdas cómo nos reuníamos todos por la noche cuando éramos niños y empezábamos a contar historias espeluznantes? Figuras oscuras, encuentros extraños, casas encantadas, susurros misteriosos. Ha pasado un tiempo desde entonces, y hoy en día podemos creer en lo paranormal o no. Pero no importa la edad que tengamos, estas historias siempre excitan nuestra imaginación y nos provocan escalofríos.
Los familiares no se eligen, pero los amamos e intentamos aceptarlos con todas sus virtudes y defectos. Sin embargo, en general, esto no significa que una persona tenga que pasar sin decir nada ante un desorden en el cuarto de baño realizado por su hermana o no quejarse por cómo nuevamente su padre ensució con comida un estante del refrigerador.
La famosa frase “sentite como en casa” tiene una continuación que casi nadie recuerda: “...pero no olvides que estás de visita”. Por eso muchos, al visitar a alguien, se comportan como si estuvieran en su propio hogar. Algunos, con la conciencia tranquila, revisan el interior del refrigerador y comen lo que les da la gana, otros reorganizan los elementos del interior a su gusto y algunos incluso repintan los pisos de otras personas.
Hay muchísimas personas en el mundo, y hoy con nuestros celulares y computadoras, estamos prácticamente todo el tiempo interactuando con alguien más. Conversamos, chateamos, nos mandamos emojis, nos cruzamos con la gente. De todas esas interacciones, muchas quedan en el olvido, son situaciones que fácilmente se van de nuestra mente. Sin embargo, por alguna razón, a veces eso no ocurre, y algo hace que un encuentro quede grabado en nuestra memoria como un tatuaje en el cerebro.
Ninguno de nosotros es inmune a las situaciones incómodas y absurdas. Pero para algunos pueden convertirse en una fuente de autoflagelación sin fin durante años, mientras que otros, por el contrario, estallan en carcajadas cada vez que las recuerdan, e incluso las convierten en la mejor anécdota de su vida.
La mayoría de la gente tiene algún conocido que siempre le pide una “ayudita” que está, o que él cree que está, relacionada con su profesión. Todos conocemos a alguien que le pidió a su amigo veterinario un “remedio” para las pulgas o a su primo abogado que intervenga en una “pelea con el vecino”. Una página de Facebook e Instagram les preguntó a los internautas si tenían este tipo de amigos y las respuestas son para reírse a carcajadas.
La sociedad actual se enfrenta constantemente a un dilema que implica tanta responsabilidad que le cambia la vida a cualquiera: tener hijos o no tenerlos. Si bien muchos tienen clara su postura desde hace tiempo, otros aún se debaten entre los pros y los contras. La situación más divertida es, realmente, cuando personas con hijos y sin hijos se embarcan en una conversación de la que suelen surgir preguntas y comentarios muy graciosos.
La injusticia puede lastimar incluso a un adulto, y en el corazón de un niño puede dejar un rastro de por vida. Las ofensas infantiles a veces son tan fuertes que incluso después de 30 o 40 años, los eventos del pasado se reviven con tanta claridad como si hubieran pasado ayer.
Devolver un objeto encontrado a su propietario es una acción correcta, pero a veces conlleva consecuencias completamente impredecibles. Algunos reciben como premio una sincera gratitud que no esperaban, mientras que otros solo se meten en problemas.
En el mundo de las telenovelas, existen familias que son recordadas por muchos seguidores del drama. Tal vez reconoces apellidos como Vega o del Castillo porque dos o más miembros de cada familia actuaron en varias historias televisivas, pero no son los únicos casos. Dentro de esa gran comunidad de actores, dos personas comparten algo más que la pasión por interpretar un personaje en la pantalla chica, también los une un lazo sanguíneo que, en algunos casos, es probable que pocos conozcan.
Si pensabas que solo son infinitos el Universo y el tiempo, cuando haces una fila y tu teléfono se quedó sin carga, piensa de nuevo. Tal vez valdría la pena agregar el descaro de algunas personas a esta lista. Con su ayuda, logran lo que creen que es mejor para ellos. Por ejemplo, reciben servicios o incluso ayuda con algunas cosas y comida. Solo que cada uno de ellos tiene la oportunidad de, tarde o temprano, convertirse en el protagonista de un artículo como este, que será leído por miles de personas.
Lamentablemente, entre nuestros familiares, colegas, vecinos y conocidos, a veces hay individuos con un hipertrofiado nivel de descaro. Sin una punzada de conciencia, pueden violar las reglas de conducta generalmente aceptadas y las normas morales para su propio beneficio. Es por eso por lo que no les cuesta nada saltarse una fila, o visitarte sin previo aviso y encima quedarse en tu casa durante una semana, como si se tratara de un hotel. Y también pueden exigir algo a aquellos que ya están ayudándolos, aunque estén haciéndolo gratis. A veces, debido a tal descaro, las personas educadas se quedan sin habla. Y luego, cuando pasa el estupor, se desahogan en Internet.