10 Dietas que fueron tendencia y que hoy los médicos no recomiendan

Salud
hace 8 horas

Si hay una gallina de los huevos de oro, esa es la industria de las dietas, que, al dar la solución, fomentan el problema, prometiendo delgadez sin esfuerzo, con fórmulas mágicas que acaba convirtiéndose en tendencia. Desde las dietas supresoras de carbohidratos, hasta otras que te hacen comer como en el paleolítico, todas han estado de moda gracias a su efectividad inmediata, que poco después se convierte en el temido efecto rebote. Aquí te mostramos 10 de las dietas más famosas de la historia y algunas de sus consecuencias.

1. La dieta del vinagre de sidra de manzana

Los rumores dicen que una cucharadita de vinagre de sidra de manzana antes de las comidas reduce el apetito y quema grasas. Suena fácil e ideal, pero lamentamos decirte que no hay evidencia científica que respalde esta utopía dietética. De lo que sí hay pruebas es de los riesgos de consumir este vinagre como si no hubiera un mañana.

Según informes, el consumo de vinagre de sidra de manzana puede causar dolor de garganta y generar reacciones adversas con algunos medicamentos y suplementos, como diuréticos, insulina, regaliz y cola de caballo.

Así que, la próxima vez que alguien sin ningún fundamento científico te recomiende una cucharada de este vinagre antes de las comidas para quemar grasa, recuerda que tu cuerpo es único e irremplazable. Mejor trátalo con el cuidado que merece y busca la orientación de un profesional.

2. La dieta del café

Tres tazas de café al día pueden disminuir tu apetito y, por ende, hacer que comas menos. Pero ¿a qué costo? Pues al de tu buena salud. Consumir demasiada cafeína puede elevar la presión arterial, causar trastornos digestivos, provocar deshidratación y dificultar el sueño.

Si bien es cierto que las bebidas cafeinadas actúan como supresoras del apetito, ayudando a quemar algunas calorías adicionales y a perder unos kilos, expertos como el Dr. Kunal Shah advierten que esta dieta podría hacerte recuperar todo el peso que perdiste.

3. La dieta Atkins

La dieta Atkins afirma que no necesitas actividad física para perder peso y que puedes consumir proteínas y grasas sin importar demasiado su forma. Este régimen alimenticio fue creado por Robert Atkins, un cardiólogo que, en los años 60, promovió la idea de que los carbohidratos son los principales responsables del aumento de peso y de ciertas enfermedades.

Estructurada en cuatro fases, la dieta Atkins restringe el consumo de carbohidratos a solo 20 gramos al día, lo que equivale aproximadamente a una papa. Si te preguntas: "¿Cuál es el problema en no comer casi carbohidratos?", la respuesta está en un proceso llamado cetosis. Esta ocurre cuando el cuerpo no tiene suficientes hidratos de carbono para convertir en energía y glucosa, lo que puede provocar náuseas, mal aliento, dolor de cabeza, estreñimiento y otros efectos secundarios.

4. La dieta chatarra

¿Se puede adelgazar consumiendo sólo comida ultra procesada y otros productos de máquina expendedora? Suena impresionante, y lo es. En 2010, un profesor de nutrición de la Universidad de Kansas siguió un estricto régimen alimenticio basado en golosinas y otras comidas chatarra, logrando perder más de 12 kilos.

El profesor Mark Haub comió solo productos ultra procesados, altos en grasa y azúcar y una que otra verdura durante 10 semanas, pero se mantuvo en el rango de las 1800 calorías diarias, con un déficit calórico de 800 calorías.

"Evité cereales integrales y frutas... Intenté elegir alimentos que la mayoría de la gente consideraría poco saludables", dijo Haub en una entrevista. Este estudio fue hecho con fines demostrativos. A largo plazo, las consecuencias de una dieta como esta pueden ser devastadoras. Sin embargo, demostró que al quemar más calorías de las que se ingieren, se produce una pérdida de peso.

5. La dieta de las famosas

La reina Letizia y Julia Roberts son algunas de las famosas que han seguido esta dieta, la cual consiste en reducir la ingesta diaria a 1200 calorías, eliminando una amplia gama de alimentos para perder peso rápidamente.

Creada por el Dr. Nicholas Perricone, esta dieta se promueve como un método antienvejecimiento y contempla dos planes: uno de tres días y otro de 28 días. En el primero, la base de la alimentación es el salmón salvaje, mientras que, en el segundo, predominan frutas como melón, manzanas, frutos rojos y vegetales verdes. En pocas palabras, también restringe drásticamente los carbohidratos, lo que supone un riesgo para la salud.

6. La dieta Paleo

A cualquiera podría parecerle coherente alimentarse como lo hacían las personas en el período paleolítico, una era en la que la expectativa de vida rara vez superaba los 30 años, un tiempo insuficiente para la aparición de enfermedades crónicas. Carnes, grasas y vegetales con bajo índice glucémico son la base de esta dieta que restringe los carbohidratos y los lácteos.

Este régimen, especialmente popular entre quienes se ejercitan debido a su alto contenido de proteínas, se ha convertido en una tendencia. Sin embargo, como hemos visto en puntos anteriores, los carbohidratos son fundamentales para el bienestar general y para procesos clave del cuerpo. En específico, se ha comprado que este plan puede causar diarrea, fatiga, problemas gastrointestinales, deficiencia de nutrientes y cambios en la microbiota.

7. La dieta cruda

Imagina comerte un bistec crudo con una ensalada sin cocinar. ¿Suena apetitoso? Quienes se han aventurado en esta dieta no piensan en el sabor, sino en el cuerpo tonificado que esperan conseguir sin levantar una pesa. Este régimen consiste, básicamente, en consumir todos los alimentos crudos y es seguido principalmente por personas veganas.

Sin embargo, algunos omnívoros también lo adoptan, llegando a consumir pescado, carne o huevos crudos, exponiéndose a riesgos como la salmonela. Pero no solo las carnes crudas pueden ser peligrosas para la salud; algunos vegetales, como la yuca o tapioca, los frijoles y los brotes, pueden ser tóxicos si no se cocinan adecuadamente, al igual que la leche sin pasteurizar.

8. La dieta Keto

Al igual que la dieta Paleo, la dieta Keto se basa en alimentos integrales ricos en proteínas, pero con un enfoque en una alta ingesta de grasas y la eliminación casi total de los carbohidratos. Mientras que en la dieta Paleo la cetosis es un riesgo, en la Keto es el objetivo principal.

Según la nutricionista Mary Condon, aunque esta dieta puede generar una pérdida de peso comprobable, no es sostenible a largo plazo, ya que en la mayoría de los casos se recupera incluso más peso del que se perdió. Además, los riesgos para la salud van desde cálculos renales y enfermedades coronarias hasta trastornos alimenticios, entre otros. Si alguna vez has considerado seguir esta dieta, lo mejor será que consultes con un profesional antes de hacerlo.

9. La dieta del agua de avena

Un vaso de agua de avena en ayunas es uno de los métodos que las abuelas usan con toda la fe del mundo para reducir esos rollitos de más. Y si bien es cierto que la avena contiene beta-glucano, una fibra soluble que, al entrar en contacto con el agua, forma un gel viscoso que genera saciedad, mejora la salud digestiva y ayuda a reducir el colesterol, no hay suficiente respaldo científico para asegurar que también ayuda a oxidar grasas.

10. El ayuno intermitente

En los últimos años, el ayuno intermitente se ha convertido en uno de los métodos más populares para perder peso y mejorar la salud metabólica. Consiste en alternar períodos de ayuno con períodos de ingesta de alimentos, sin enfocarse en qué se come, sino en cuándo. Sin embargo, expertos aseguran que no es una fórmula mágica y que si bien puede ayudar a reducir la ingesta calórica y fomentar la quema de grasa, también puede provocar mareos, fatiga, debilidad, irritabilidad y dificultades para concentrarse.

Para quienes padecen diabetes, problemas hormonales o antecedentes de trastornos alimenticios, esta práctica puede ser especialmente peligrosa, ya que puede desregular los niveles de glucosa en sangre, alterar el metabolismo y desencadenar conductas alimentarias poco saludables. Si bien muchos aseguran que el cuerpo se “acostumbra” con el tiempo, lo cierto es que no hay suficiente evidencia científica que respalde su sostenibilidad a largo plazo sin consecuencias adversas.

Si has llegado hasta aquí, seguramente te dio hambre, pero también identificaste dos patrones en común de todas estas dietas de moda:

  • Prometen pérdida de peso rápida, efectiva y milagrosa.
  • Ninguna es sostenible a largo plazo.
  • La evidencia científica demuestra que todas representan riesgos para la salud a mediano o largo plazo.

Este artículo es solo informativo, para mejorar tu salud física y mental, reducir tu grasa corporal y sentirte mejor con tu apariencia general, no tienes que dejar de comer, sino consultar con un dietista y un entrenador personal para tomar decisiones en cuanto al régimen alimenticio que mejor te conviene.

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