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Cuando disfrutamos de una comida en un restaurante, pocas veces pensamos en el esfuerzo que supone poner delante de nosotros un plato perfectamente preparado y decorado. Y si llegamos a tener tales pensamientos, nos vienen a la mente numerosas películas, series y programas de cocina que no solo hicieron que la profesión de cocinero fuera respetada y popular, sino que también romantizaron la idea que tenemos sobre este trabajo.
Incluso en las cocinas de los restaurantes más modernos, las estufas en funcionamiento hacen que haga mucho calor. El cocinero tiene que pasar todo el turno de pie, moviendo ollas pesadas de vez en cuando o inclinándose sobre tablas y sartenes en una posición incómoda. A menudo, un día de trabajo puede durar no 8, sino 12 horas en las que apenas hay pocos minutos para sentarse y descansar. Y luego comienza la limpieza.
El estrés y el trabajo van de la mano en un restaurante. Los chefs deben manejar de manera eficiente un flujo constante de tareas con tiempo ajustado en un espacio reducido lleno de superficies calientes y cuchillos afilados.
Para que todo funcione como un reloj, hay un zumbido continuo en la habitación: los electrodomésticos traquetean, el personal se grita, recibe pedidos y se avisa sobre la preparación de los platos. Algunas personas se sienten como pez en el agua en un ambiente así, pero para otras es un verdadero suplicio.
La jornada laboral de un chef de restaurante termina tarde, algunos establecimientos abren de noche, lo que significa que sus empleados llegan a casa por la mañana. Los fines de semana y los días festivos son los días más ocupados y no es realista tomarse tiempo libre en tales turnos. En otras palabras, los cocineros trabajan cuando todas las personas normales descansan y descansan cuando los demás están trabajando. Esto afecta directamente la vida social y crea dificultades en la familia.
“Hace 2 días, renuncié del restaurante donde trabajé toda mi vida adulta como simple cocinera y me hice la manicura por primera vez”.
“Acabo de terminar mi turno de 10 horas, llegué a casa a las 2 a. m. Mi cena son unos nuggets de pollo del congelador. Feliz Año Nuevo”.
Después de graduarse de una institución educativa secundaria especializada o una universidad, puedes convertirte rápidamente en un especialista líder o en un gerente intermedio en muchas profesiones. Pero cuando estudias para ser cocinero, ninguna buena calificación reemplazará las habilidades desarrolladas a lo largo de los años de práctica. Por lo tanto, un recién llegado a la cocina de un restaurante comenzará con las tareas más simples y trabajará con productos económicos para que, mientras gana experiencia, sus errores puedan corregirse fácilmente.
“Después de un año de trabajar como mesero y lavaplatos, ahora soy cocinero”.
Para lograr el dominio de la profesión, un chef tiene que aprender de los mejores. Y aquí no te las arreglarás con videos de Internet. La forma ideal es conseguir un trabajo en la cocina de un restaurante de lujo. Y este restaurante no necesariamente estará donde vives. Así que es muy probable que tengas que mudarte. Luego, no necesariamente habrá una posición más alta para ti a medida que tus habilidades mejoren. Y es posible que tengas que volver a hacer las maletas.
Los sueldos altísimos son la suerte de unos pocos chefs. La mayoría de los establecimientos de servicio de alimentos ofrecen a los aprendices y cocineros un salario muy modesto, y no es porque los propietarios sean tacaños. Los costos laborales afectan directamente el precio de la comida. El costo de los platos en el menú se compone no solo de cuánto se pagó por los productos. Un comensal que se indigna porque un trozo de carne le habría costado tres veces más barato en una tienda no quiere ponerse a pensar que el precio incluye el alquiler, el desgaste del equipo y mucho más, incluidos los salarios del personal. Y es en este último donde es más fácil para los propietarios ahorrar dinero.
Los clientes quieren recibir los platos pedidos en un restaurante lo antes posible, por lo que parte de la comida está esperando su hora en forma de productos semielaborados, mientras que otros ingredientes ya están pelados, picados o cortados en porciones. Los chefs llegan unas horas antes de la apertura del establecimiento para prepararse para el turno. Y si hay una pausa en el trabajo del restaurante, el cocinero se encargará de los trabajos preparatorios: cocinar las salsas y los caldos, afilar cuchillos, hacer el inventario, limpiar los lugares de los que no se llegan a ocupar en el ajetreo diario.
¿Recuerdas esa escena en Ratatouille donde Colette le dice a Linguini: “Nuestro trabajo es seguir la receta”? En la vida real, un buen cocinero no se pone a fantasear, sino que añade al plato ingredientes bien medidos y preparados con anticipación. Después de pedir un plato, el cliente espera que sea igual en sabor y apariencia que ayer o hace un mes. El comensal no está preparado para que uno de los chefs decida “hacer un poco de magia” con la receta.
En un buen restaurante, el menú se actualiza 3 o 4 veces al año. Pero pensar que al chef se le ocurre una receta cada vez, siguiendo únicamente su inspiración, es un error. Está el concepto del restaurante, la categoría de precio, estacionalidad y disponibilidad de productos, y el chef debe tener todo esto en cuenta. La gran mayoría de los comensales de los restaurantes piden lo que comen habitualmente. La gente espera platos familiares con ligeras variaciones de sabor. Solo unos pocos se arriesgarán eligiendo algo desconocido, por lo que la base del menú debe ser bastante predecible y con solo algunos elementos especiales.
Sí, los chefs prueban la comida que cocinan, pero eso no significa que coman la comida que cocinan todo el tiempo. Pueden llevarse una cucharada de caldo a la boca para ver si hay suficiente condimento o probar una salsa, pero nadie meterá la mano en un plato preparado si no hay duda de que está bien hecho. Generalmente, comen un refrigerio sobre la marcha, y muchos simplemente no tienen suficiente energía para cocinar en casa.
En un restaurante, cada comensal juzgará la comida únicamente por el contenido de su plato. Si el chef ha preparado 10 platos perfectos, y en el 11 cometió un pequeño error, al cliente no le importan sus éxitos anteriores. Y a veces los comensales hacen reclamos de la nada, creyendo que si están pagando, pueden exigir cualquier requisito.
¿Qué crees que es lo más difícil de ser chef?