17 Personas a quienes la suerte espera literalmente en cada esquina

En distintas culturas asiáticas existen hábitos cotidianos que ayudan a mantenerse saludable de forma natural y equilibrada. Desde rituales sencillos hasta prácticas ancestrales, muchas de estas técnicas promueven la vitalidad, el bienestar emocional y la conexión con el cuerpo. En este artículo te compartimos algunos de esos secretos —fáciles de aplicar— que han acompañado a mujeres por generaciones.
En Japón existe una antigua y sabia práctica llamada hara hachi bun me. ¿Qué significa? Muy simple: “come hasta estar un 80% satisfecha”. Es una regla de oro transmitida por generaciones, basada en la filosofía confuciana, que invita a escuchar al cuerpo y evitar comer en exceso. No se trata de dejar de disfrutar la comida, sino de aprender a comer con conciencia, dándole al cuerpo solo lo que necesita. Este pequeño cambio de hábito puede tener grandes beneficios, como ayudar a mantener un peso saludable, promover la longevidad e, incluso, reducir el riesgo de demencia en la edad adulta.
El qigong (también conocido como chi kung) es una práctica ancestral china que combina movimientos suaves, respiración profunda y meditación consciente. Es ideal para quienes buscan mantener su salud, sentirse más conectadas consigo mismas y disfrutar de una forma de ejercicio serena pero poderosa. A través de movimientos lentos y fluidos, el qigong ayuda a liberar tensiones, mejorar la circulación y calmar la mente.
Muchas mujeres lo practican como rutina diaria para relajarse, dormir mejor, aliviar molestias físicas o simplemente sentirse más en armonía. No necesitas experiencia previa, solo el deseo de regalarte un momento para ti, respirar con intención y moverte con conciencia.
El jamu, una tradición saludable de Indonesia, se basa en el uso de hierbas y especias naturales para promover el bienestar. Además, ofrece una forma de reconectar con la naturaleza y cuidar el cuerpo desde adentro. Esta práctica, influenciada por diversas culturas, como la india y la árabe, se adapta a cada región de Indonesia. Con ingredientes como el jengibre y la cúrcuma, ayuda a fortalecer el sistema inmunológico, mejorar la digestión y mantener la vitalidad, todo mientras se disfruta de un ritual lleno de intención y placer.
La longevidad de las mujeres japonesas ha despertado el interés del mundo occidental por décadas. Uno de los secretos detrás de esta vitalidad parece ser su alimentación: una dieta tradicional rica en vegetales, pescado y productos naturales.
Un estudio realizado durante 15 años con más de 79 mil personas en Japón demostró que quienes seguían de cerca las pautas alimentarias oficiales del país tenían un 15% menos de riesgo de morir, especialmente por enfermedades cardiovasculares. Esta forma de comer, además de deliciosa y colorida, promueve el bienestar sin necesidad de restricciones extremas.
Otro hábito sencillo pero poderoso en la rutina japonesa es el consumo de té verde. Más que una bebida, es un verdadero elixir de bienestar. Rico en antioxidantes, el té verde se ha asociado con la prevención de enfermedades cardiovasculares, el cáncer, la pérdida ósea y la osteoporosis. Incluirlo en tu día a día no solo aporta salud, sino también un momento de pausa y conexión contigo misma. Una taza, o varias, pueden marcar la diferencia.
En la cultura japonesa, el bienestar no solo se cultiva desde lo físico, sino también desde la calma interior. Prácticas como la meditación Zen, la ceremonia del té o el arte de arreglar flores (Ikebana) son formas tradicionales de conectar con el presente y reducir el estrés. Más allá del resultado, lo valioso es el proceso: hacer una pausa, respirar, y encontrar belleza en lo simple. Incorporar estos momentos de atención plena en la rutina diaria—ya sea a través de la meditación, ejercicios de respiración o actividades que relajen el alma—puede mejorar notablemente la claridad mental, la estabilidad emocional y la sensación de paz.
Cuidarse no tiene que ser complicado ni costoso —a veces, los cambios más simples son los que más transforman. ¿Qué otro truco o hábito saludable te ha funcionado?
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