8 Razones por las que las personas tienen miedo de terminar una relación, incluso cuando ya no hay amor
Una relación infeliz es una fuente de gran estrés que deriva en muchas emociones negativas. Incluso pueden desencadenar una depresión clínica. Sin embargo, para muchas parejas, el divorcio no es tarea fácil y se esfuerzan al máximo por mantener viva la relación que debería haber acabado formando parte del pasado desde hace mucho tiempo. Existen muchas razones por las que las personas permanecen en una relación fracasada. Pero ¿quién podría pensar que el temor por la desaprobación de los vecinos o el temor a quedarse sin recursos económicos también pueden hacer a la gente mantener su unión?
Genial.guru decidió averiguar por qué algunas parejas no tienen prisa por separarse, incluso cuando el amor ya ha desaparecido desde tiempos remotos, y te muestra cómo hay que superarse a sí mismo para tomar la decisión correcta cuando se está al borde de un divorcio.
1. Baja autoestima
La baja autoestima y la falta de confianza en uno mismo provocan que las personas mantengan relaciones poco saludables. Los psicólogos afirman que una persona que no se da cuenta de sus virtudes, a un nivel subconsciente, está dispuesta a que la traten mal. Esto responde a que, en el fondo, considera que no es digna de recibir amor.
Aquí van algunos consejos para aquellos que se quedaron atrapados en relaciones tóxicas debido a una autocrítica constante:
- Invierte en ti mismo. Puede ser en un nuevo pasatiempo, clases de cocina o unas vacaciones. La primera persona que debería cuidarte eres tú.
- Perdónate y deja de culparte a ti mismo por los errores del pasado: piensa en el futuro.
- Habla bien de ti. Nada de “soy un torpe”, “un fracasado” e “ignorante”. Eres único y mereces lo mejor.
Ahora puedes contemplar tu vida con otros ojos: con los ojos de una persona verdaderamente segura de sí misma, así como evaluar cuánto necesitas a tu pareja. Quizás te aferraste demasiado a ella solo por el hecho de que te sentías indigno de algo mejor.
2. La edad
En la sociedad todavía perduran fuertes los estereotipos de que, pasados los 40 años, la vida termina y se antoja imposible encontrar un nuevo amor. Es por el miedo a quedarse sola por el que muchas parejas se aferran mutuamente. No en vano, los sociólogos subrayan lo siguiente: puedes cambiar tu situación personal a cualquier edad. Casi la mitad de las mujeres mayores de 45 años que se divorciaron dijeron que eran más felices que nunca.
La abogada Charlotte Friedman creó un grupo especial para apoyar a personas que están bajo un fuerte estrés tras vivir un divorcio. Esta argumenta que un divorcio “maduro” tiene indudables ventajas:
- Es muy probable que tus hijos ya hayan crecido. Ahora puedes dedicarte a lo que quieras: viajar y disfrutar de tu tiempo todo cuanto desees.
- Eres independiente y finalmente puedes elegir a la persona que te hará feliz. O no elegir a nadie, esta es tu vida y solo tú decides como debe ser.
3. Dinero
A veces, un matrimonio infeliz se convierte en una trampa que atrapa a los cónyuges por culpa del dinero. El bufete de abogados británico Slater & Gordon realizó un estudio en el que se descubrió que el motivo principal por el que las personas permanecen unidas, a pesar de la ausencia de amor y comprensión mutua, es el temor. Incluido el temor a quedarse sin recursos económicos. De las 2000 parejas entrevistadas, el 20% afirmó que no se planteaba divorciarse hasta que se sintiesen completamente seguros económicamente.
Los psicólogos aconsejan que se persiga la independencia económica de cada uno en el matrimonio. Esto ayudará a evitar desigualdades y conflictos como consecuencia de los gastos. Para escapar de la trampa económica, es necesario dejar de sacrificarse por la familia a costa del desarrollo profesional y personal. Si eres económicamente independiente, siempre podrás abandonar a una persona que ya no quieres, sin esperar ese momento “adecuado”.
4. Presión de la sociedad
También existen razones externas para mantener una relación infeliz: la censura pública o la presión de las generaciones mayores de la familia. Las parejas que viven relaciones insanas están preocupadas por lo que dirán sus familiares, vecinos y compañeros de trabajo.
El divorcio debe ser una decisión medida de dos personas. Gwyneth Paltrow, en el proceso de su divorcio, compartió su experiencia narrando la “separación consciente”. Se trata de un estado de la pareja antes de la ruptura definitiva cuando ambas partes deciden cómo vivirán después del divorcio, y después, se separan cívicamente y con plena conciencia de sus acciones. Al entorno, simplemente, no le surgen dudas y preguntas, dado que esta ha sido una acción bien deliberada, tomada por dos adultos.
5. Es malo, pero es mío
“Al menos, no estoy solo”: este es el lema de las personas que no se atreven a cortar de raíz una relación fracasada. Y todo esto, debido a que ambas partes no ven perspectivas y están convencidas de que más vale pájaro en mano que cien volando. Estudios recientes han demostrado que una mujer es más propensa a pedir el divorcio si tiene amplio abanico de potenciales parejas. Así como la independencia económica, por supuesto.
La sensación de vacío cuando no existen perspectivas y la seguridad de que es mejor una pareja ya conocida, aunque no del todo buena, que un potencial “príncipe azul”, conduce a consecuencias tristes: tales parejas viven como si fueran simples vecinos bajo un mismo techo.
La solución pasa por realizar un constante trabajo sobre uno mismo y esforzarse en aumentar la autoestima. Toma una posición de vida activa para elegir a un compañero de vida que vaya bien contigo en vez de soportar a alguien que te tocó.
6. Hijos
Tener hijos es probablemente una de las principales razones que frena el deseo de los padres de emprender un divorcio. Y esto es comprensible: todos conocen las consecuencias negativas del divorcio para los hijos: la aparición de sentimientos de culpa, ansiedad e inseguridad. Sin embargo, los psicólogos sugieren enfocar este problema desde una perspectiva diferente.
Los niños en un matrimonio infeliz, a diario, tienen que lidiar con una tensión psicológica, percibiendo el peso de la relación insana entre los padres. El comportamiento tóxico de los adultos aporta a la vida infantil, no precisamente motivación, sino destrucción. Con frecuencia, los niños se culpan a sí mismos de todos los problemas en el seno de la familia. Por lo tanto, si el amor dio paso al enfriamiento e incluso al odio, la mejor solución deriva en una separación madura. No en vano, antes de tomar una decisión tan transcendental, se recomienda visitar a un psicólogo familiar para reducir el estrés del niño debido a la separación de los padres.
7. El estereotipo de que los matrimonios felices no existen
Algunas personas creen erróneamente que las relaciones felices no existen en absoluto. Y esta convicción las obliga a vivir en un matrimonio infeliz durante muchos años. Los psicólogos consideran que este tipo de estereotipos surgen ya en la infancia: tal vez no hayas tenido un ejemplo de familia donde los padres se amaban con plena sinceridad, o tu primer amor terminó en decepción.
A menudo, los cónyuges simplemente se acostumbran a vivir en una relación tóxica e, incluso siendo conscientes de la ausencia de perspectivas, no albergan intención alguna de divorciarse. Resulta que el hábito es un ingrediente más dentro del amor como lo son la pasión y la intimidad. Por lo tanto, los matrimonios infelices pueden durar años y años, por lo que se recomienda trabajar con un psicólogo estos estereotipos erróneos todavía antes de contraer el matrimonio.
8. Esperando a que llegue lo mejor
Muchas parejas permanecen juntas, no porque son felices en ese momento. Simplemente, esperan a ser felices “algún día en el futuro”. El psicólogo Levi Baker, junto a sus compañeros, realizó varios estudios y explicó el mecanismo de este fenómeno. Resulta que la esperanza de un futuro feliz es uno de los principales factores que pesan para continuar con un matrimonio, incluso el más infeliz.
El psicoterapeuta y especialista en relaciones interpersonales, Jake Eagle, menciona en este sentido otra causa más: “el lavado de cerebro de Hollywood”. Jake sostiene que las historias románticas que se ven en las películas en las que, incluso después de los peores dramas, los protagonistas se funden en un beso apasionado, provoca que las personas normales crean en la certeza de un guion así en la vida real. Pero esto no sucede nunca: en realidad, las personas no cambian por arte de magia y los “finales felices” ocurren en contadas ocasiones.
Los psicólogos afirman que las personas que se encuentran en una situación así tienen tan solo dos opciones:
- No esperar hasta que tu pareja cambie, cambiar tu actitud hacia sus imperfecciones, aceptar el estilo de vida de esta y, finalmente, calmarse al fin y al cabo.
- No esperar, pero sí abandonar la familia donde la atmósfera misma está impregnada del descontento total. Al fin y al cabo, los años de espera pueden terminar en decepción mayor.
Cuéntanos en los comentarios sobre tu actitud hacia las personas que, a pesar de todo, insisten en vivir en un matrimonio infeliz. ¿Crees que vale la pena conservar la familia a pesar de todo o es mejor comenzar la búsqueda de un nuevo amor?