17 Personas cuyas vacaciones no estuvieron exentas de situaciones de emergencia

Un perro guía no es una mascota, es un compañero de vida y de trabajo entrenado para brindar autonomía, seguridad y confianza a las personas ciegas o con baja visión. En algunos países de América Latina, los derechos de los usuarios de perros guía están detallados en leyes específicas que a los perros los habilitan a entrar, transitar y permanecer con las personas en cualquier espacio.
Sin embargo, no saber cómo actuar frente a estos animales puede interrumpir su trabajo o poner en riesgo la seguridad de quien lo acompaña. Para evitarlo, te contamos qué hacer —y qué no hacer— cuando te cruces con uno, y te compartimos las claves para entender su labor y contribuir con una sociedad más inclusiva.
Aunque parezca un gesto inocente, acariciar, ofrecer comida o juguetes a un perro guía puede desconcentrarlo y poner en riesgo la seguridad de la persona a la que acompaña. Si quieres conocerlo, puedes pedirle a su dueño que te lo presente.
El arnés es la herramienta que conecta al humano con su perro guía y le indica que está trabajando. Ese vínculo es fruto de meses de entrenamiento, donde ambos aprenden cómo desplazarse juntos. Si tocas el arnés, interfieres con esa conexión y pones en riesgo la seguridad de ambos.
Si vas con tu mascota, asegúrate de que esté siempre con correa y no se acerque al perro guía. Un encuentro inesperado puede desestabilizar una tarea que requiere concentración, como cruzar una avenida transitada, por ejemplo. También es útil avisarle a la persona que estás con un perro a medida que te acercas.
Nunca debes decirle a la persona ciega cuándo cruzar la calle o tocar bocina desde el auto. Estas indicaciones pueden confundirla y colocarla en una situación peligrosa. Los perros guía están entrenados para reconocer el entorno y seguir las órdenes de su usuario, lo que no incluye señales de otras personas.
Un perro guía que está con arnés está trabajando, inclusive cuando está sentado o en reposo. Distraerlo con una caricia bienintencionada, puede interferir con meses de entrenamiento. Si quieres conocerlo y entender su labor, habla con su dueño. Cuando están sin arnés y en situaciones que no impliquen trabajo, no hay problema en que interactúes con ellos.
Fuera del horario laboral, estos perros también tienen su tiempo para correr y relajarse. Sin embargo, solo pueden jugar con elementos aprobados por sus cuidadores, ya que algunos objetos podrían dañar su salud o alterar su comportamiento.
Un perro guía nunca debería estar solo. Si te encuentras con uno sin su acompañante humano, mira a tu alrededor, ya que el usuario podría estar en problemas. También verifica si tiene un número de teléfono en su collar o chaleco para contactar a su dueño o a la escuela en donde fue entrenado.
Nunca debes negar el ingreso de un perro guía a un espacio público, como un restaurante, hospital, transporte o cualquier tipo de comercio —los derechos de acceso de los perros guía están respaldados por las leyes de cada país. Además, estos están vacunados y controlados regularmente, por lo que no representan un riesgo sanitario.
¿Te preguntas cómo debería comportarse un perro guía cuando lo ves por la calle o en un lugar público? Estas claves te ayudarán a saber qué esperar:
Los perros guía son mucho más que adorables compañeros: son los ojos, la libertad y la seguridad de quienes los necesitan. Por eso, respetarlos y actuar correctamente cerca de ellos es un acto de amor y empatía. La próxima vez que veas a uno trabajando, recuerda: un pequeño gesto de respeto puede hacer una enorme diferencia en la vida de otra persona.