13 Vacaciones que empezaron con ilusión... y terminaron con escalofríos

Cuando pensamos en el desierto, no se nos viene a la mente un lugar rebosante de agua. Sin embargo, en el 2024, ocurrió algo inusual: en el desierto del Sahara cayeron lluvias tan intensas que no solo creó lagos y ríos, sino que también inundó la ciudad de Erradichia, en Marruecos. En este artículo te contamos más al respecto:
El Sahara es considerado el desierto más largo del mundo, con una extensión de más de 4800 kilómetros (casi tan grande como los Estados Unidos). Sin embargo, no siempre ha sido el desierto que hoy todos conocemos. A lo largo de su existencia ha pasado por diversos cambios, pasando por ambientes húmedos y secos debido a la influencia de los cambios climáticos en nuestra tierra. Hoy, el Sahara podría estar experimentando nuevos cambios debido a las lluvias repentinas que lo inundaron.
Antes de entrar más a detalle, debemos considerar que la mayor parte de las percepciones que se tienen de un desierto son erróneas o exageradas y aunque se les suele considerar como lugares totalmente áridos, sí es normal que llueva en ellos. Sin embargo, la cantidad de lluvia que cae al año en comparación a otras regiones del mundo es muchísimo menor, además, el agua que se evapora supera al agua de lluvia que cae anualmente, lo que favorece estas condiciones climáticas tan extremas.
Ahora, ¿qué hace tan especial a la lluvia que cayó en el 2024? Sencillo: el volumen de agua que cayó. Solo para el mes de septiembre, la región sureste de Marruecos presenció lluvias que equivalen a la cantidad que caería en medio año en esa misma área. Es decir, 4 veces más de lo acostumbrado para el mismo mes. Esta lluvia excesiva, combinada con la tierra seca del desierto, creó inundaciones que afectaron no solo al ambiente, sino también a las poblaciones aledañas de Erradichia.
Muchas de las personas que viven en las zonas donde cayó más lluvia se vieron afectadas por las inundaciones que causaron. Según las autoridades, colapsaron 40 viviendas y varios servicios básicos, como el agua potable y la electricidad, se vieron comprometidos.
Según los expertos, hay dos posibles causas para esta cantidad inusual de agua en las lluvias del año pasado. Para empezar, una causa natural puede ser la transición del fenómeno de El Niño (caracterizado por un calentamiento anormal de la superficie de los cuerpos de agua) a el de La Niña (un efecto inverso). Sin embargo, otra causa muy probable es el calentamiento global debido a la contaminación por combustibles fósiles.
Con todo esto en consideración, es muy posible que este tipo de lluvias sigan sucediendo y se vuelvan un problema constante para las personas que viven en los desiertos. Además, también el ecosistema se vería afectado, pues las inundaciones pueden alterar no solo la composición de los suelos, sino también las rutas migratorias que muchos de los animales utilizan en el desierto, por lo que cada vez se hace más necesario crear planes para mitigar el impacto de estos sucesos.
Lo más curioso de estas lluvias en el Sahara es que han teñido de verde al desierto. Arbustos, césped e incluso árboles pequeños empezaron a emerger en las zonas inundadas. Y si bien se cree que este efecto es temporal, sirve para ver el impacto casi inmediato que tiene el cambio climático cuando es tan repentino.
Considerando que las posibilidades de que el Sahara vuelva a inundarse en un futuro, hay científicos que se cuestionan las consecuencias a largo plazo de este tipo de eventos. Por ejemplo, si bien el desierto no se va a convertir en una selva de la noche a la mañana, sí es posible que entre más constantes se vuelvan estas lluvias, mayores cambios pueden llegar al Sahara y también aumentan las posibilidades de que estos cambios se hagan permanentes. Esto no solo abriría nuevos espacios a animales migratorios, sino que puede significar la apertura para nuevas comunidades de personas, ofreciendo oportunidades de agricultura en una tierra que anteriormente era estéril. De igual manera, esto también afectaría la cantidad de arena que el Sahara produce, y por lo tanto puede afectar también ecosistemas lejos de él, pues esta arena puede ser cargada por el viento y llevarla a lugares tan lejos como el Amazonas, fertilizando sus tierras.
Las lluvias del 2024 en el Sahara, si bien fueron las primeras en varias décadas, no dejan de ser un evento poco común con consecuencias inmediatas, tanto para el mismo Sahara como para el mundo entero. Esto solo demuestra lo interconectada que está la naturaleza en nuestro planeta, y como lo que pase en un rincón puede tener repercusiones en el lado opuesto. Por ahora, solo nos queda esperar y ver qué otras sorpresas nos puede traer el Sahara en los próximos años.
¿Y tú qué piensas de todo esto? ¿Crees que el cambio climático en tu región afectaría tu vida?