20+ Usuarios contaron por qué juraron que no volverían a ayudar ni siquiera a las personas más cercanas

“POR QUÉ NO DEBES BESAR AL BEBÉ DE OTRA PERSONA. Esto es algo que he leído miles de veces, pero nunca nos ha preocupado demasiado; quiero decir, ¿qué es lo peor que puede pasar, verdad? Equivocada. Estaba muy equivocada”, comparte una madre en Facebook.
Lo que parecía un inofensivo beso de un adulto bienintencionado se convirtió en una grave complicación para el niño, que ahora se enfrenta a la posibilidad de perder un ojo. Este caso nos recuerda con crudeza la facilidad con que pueden propagarse las infecciones, especialmente entre los niños cuyo sistema inmunitario aún está en desarrollo, y lo importante que es que los padres sean conscientes de los riesgos y tomen medidas preventivas.
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Todo empezó cuando el pequeño, de apenas 1 año y 4 meses, desarrolló lo que parecía una infección ocular típica. Al principio, el médico de cabecera le recetó gotas antibióticas, pensando que se trataba de un simple problema. Sin embargo, la situación no tardó en agravarse. “Dos días después, nos dimos cuenta de que algo iba muy mal en el ojo. Parecía que le estaba creciendo algo dentro del globo ocular (que no estaba allí el día anterior)”, recuerda la madre.
Se hizo evidente que algo iba terriblemente mal cuando el niño no mostró dolor ni molestias a pesar de rascarse el ojo. “Se metió literalmente el dedo en el ojo, rascándose el globo ocular, sin inmutarse. Esto no es normal”, dice la madre. Los padres, preocupados, acudieron inmediatamente al médico, que diagnosticó el virus del herpes al niño.
Sin embargo, el virus no puede curarse del todo. “El herpes no se puede ’curar’, solo ’controlar’”, escribe la madre. “Tiende a rebrotar de vez en cuando, que es por desgracia lo que le ocurrió a nuestro bebé”.
La infección fue tan grave que el niño desarrolló un agujero en la córnea, una herida abierta de 4 mm de tamaño. “Es la experiencia más traumática mirar a tu bebé y ver literalmente una herida abierta de 4 mm en su ojo, que es tan claramente visible”, dice la madre. También subraya que “lo más aterrador es que este virus, si no se trata, puede migrar al cerebro. También pueden surgir muchas otras complicaciones”.
En enero de este año, la familia viajó a Sudáfrica para consultar a un oftalmólogo pediátrico. El niño fue sometido a la primera de tres operaciones para intentar salvarle el ojo. La segunda operación consistirá en extraer nervios de la pierna del niño para implantarlos en el ojo, con la esperanza de que este procedimiento le devuelva alguna función.
Si la implantación del nervio tiene éxito, el niño podría optar a un trasplante de córnea, siempre que se encuentre un donante adecuado. Sin embargo, la madre admite: “En este momento se desconoce si podrá recuperar la visión, pero hemos hecho las paces con el hecho de que podría quedarse ciego (permanentemente) del ojo izquierdo”.
En la actualidad, el niño tiene los párpados cerrados para proteger el ojo. La madre admite que se trata de una experiencia increíblemente dolorosa para su hijo, que debe soportar las molestias y el trauma emocional asociados a las operaciones y sus secuelas. Su post termina con la advertencia: “La moraleja de la historia: no dejes que nadie bese a tu bebé. Un virus tan tonto causó tantos traumas y daños, ¡no merece la pena!”.
El herpes suele malinterpretarse, y muchas personas creen que no es un problema grave. Y aunque mucha gente asocia el herpes labial con los adultos, el virus también puede transmitirse a bebés y niños pequeños, a menudo con graves consecuencias.
El virus es muy contagioso y puede propagarse por contacto estrecho con una persona infectada. Esto puede incluir besos, compartir utensilios o incluso el contacto con la saliva por otros medios. Es importante señalar que el virus puede transmitirse incluso cuando no hay herpes labial visible, razón por la cual los portadores asintomáticos a menudo no son conscientes de que pueden estar propagando el virus.
El caso del niño es especialmente alarmante porque el virus del herpes le causó daños importantes en el ojo, incluida una herida abierta en la córnea. “Nuestro bebé perdió la mayor parte de la visión y la sensibilidad del ojo izquierdo. Debido a la herida abierta, el ojo estaba/está infectado constantemente”, explica la madre. Si no se trata, este tipo de herpes puede provocar una pérdida permanente de visión o incluso la necesidad de extirpar el ojo para evitar complicaciones posteriores.
Los niños con sistemas inmunitarios debilitados -ya sea por enfermedad, medicación o afecciones congénitas- corren un mayor riesgo de sufrir complicaciones graves por VHS-1. En estos casos, las infecciones por herpes pueden agravarse más rápidamente y ser más difíciles de tratar.
Si tu hijo está inmunodeprimido, debes tener especial cuidado para evitar una posible exposición al virus. Esto incluye asegurarte de que cualquier persona que interactúe con tu hijo sea consciente de los riesgos y siga los protocolos de higiene y prevención adecuados.
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