Por qué el cerebro nos lleva a elegir comida chatarra y consejos para ayudar a frenar los antojos

Psicología
hace 6 horas

¿Te ha pasado que, sin hambre real, de repente te invade un antojo irresistible por algo dulce o salado? Tranquilo, no estás solo: esos impulsos por comida chatarra tienen más que ver con el cerebro que con la fuerza de voluntad. Nuestros hábitos, emociones y hasta la memoria juegan un papel clave. Por ello, te invitamos a entender qué los causa y así empezar a controlar estos impulsos.

1. El cerebro busca recompensas rápidas

Comer alimentos con mucha azúcar o grasa activa la parte del cerebro que nos hace sentir bien. Esto libera dopamina, una sustancia que genera placer. Así, nuestro cerebro quiere repetir esa sensación y volvemos a buscar esos alimentos, a veces sin que nos demos cuenta.

2. Recuerdos que nos llaman a comer

Según investigaciones, el cerebro guarda recuerdos de comidas muy calóricas en una parte llamada hipocampo. Esos recuerdos pueden generar antojos, incluso si no tenemos hambre. Asociamos ciertos alimentos con placer, y por eso a veces comemos solo por recordar lo bien que nos hicieron sentir.

3. El ciclo de la euforia alimentaria

Comer alimentos altamente procesados genera la denominada “euforia temporal”, una breve sensación de placer. El cerebro recuerda esa experiencia y la busca de nuevo, lo que provoca que los antojos se repitan con frecuencia.

4. El impacto del estrés en nuestros hábitos alimenticios

El estrés aumenta la producción de cortisol, una hormona que puede incrementar el apetito. Muchas personas recurren a la comida chatarra como una forma de lidiar con emociones negativas, activando los centros de recompensa y haciendo que este comportamiento se vuelva repetitivo.

5. La falta de sueño amplifica los antojos

No dormir lo suficiente cambia los niveles de hormonas como la grelina y la leptina, que regulan el hambre. Esto puede hacer que tengamos más ganas de comer alimentos con azúcar y grasa, ya que el cuerpo busca energía rápida para contrarrestar la fatiga.

6. La influencia de los hábitos y el entorno

El entorno juega un papel crucial en los antojos. Cuando hay comida procesada por todos lados y poco tiempo o dinero para cocinar, es más fácil caer en hábitos poco saludables y más difícil evitar las tentaciones.

7. La conexión emocional con la comida

Muchas personas relacionan algunos alimentos con emociones felices o recuerdos lindos. Estas emociones pueden generar antojos, sobre todo en momentos de vulnerabilidad emocional. En esos casos, buscamos en la comida un consuelo o una forma de sentirnos mejor.

8. El impacto en la memoria y el aprendizaje

Algunos estudios han mostrado que una dieta con mucha grasa y azúcar puede dañar la memoria y el aprendizaje. Esto pasa porque afecta a algunas sustancias del cerebro como la acetilcolina, que es clave para aprender y prestar atención.

Consejos para frenar el antojo de comida chatarra y azúcar

  • Mantén una rutina de sueño regular: dormir al menos 7 a 8 horas por noche ayuda a regular las hormonas del hambre y reducir los antojos de alimentos poco saludables.
  • Gestiona el estrés de manera efectiva: practicar técnicas de relajación como la meditación o el yoga puede disminuir la necesidad de recurrir a la comida como mecanismo de afrontamiento.
  • Planifica tus comidas y meriendas: tener opciones saludables disponibles y evitar la tentación de alimentos procesados puede ayudarte a tomar decisiones más saludables.
  • Mantén una hidratación adecuada: a veces, la sed se confunde con hambre. Beber suficiente agua puede ayudar a reducir los antojos innecesarios.
  • Incorpora más fibra en tu dieta: alimentos ricos en fibra, como frutas, verduras y granos enteros, aumentan la saciedad y disminuyen los antojos.
  • Limita la exposición a alimentos procesados: reducir la disponibilidad de alimentos poco saludables en casa puede ayudar a disminuir la tentación de consumirlos.
  • Come con atención y disfruta más: practica la atención plena al comer, evitando distracciones como el celular, la televisión o el trabajo. Enfócate en saborear cada bocado y reconocer cuándo estás satisfecho. Comer con conciencia ayuda a disfrutar más y comer menos.
  • Opciones dulces, pero saludables: cuando tengas antojo de algo dulce, opta por frutos rojos con chocolate negro (mínimo 70%) o un toque de mantequilla de frutos secos. También puedes probar infusiones frutales, frutos congelados o snacks caseros con dátiles. Son alternativas sabrosas y nutritivas que satisfacen sin culpa.

Los antojos de comida chatarra y azúcar no son simples caprichos, sino respuestas complejas del cuerpo y la mente a estímulos externos e internos. Con estrategias adecuadas, es posible reducir su impacto en nuestra salud. Y tú, ¿estás listo para identificar tus desencadenantes y cambiar tu relación con la comida? ¿Qué pequeño hábito podrías cambiar hoy para comenzar?

ESTE CONTENIDO FUE CREADO CON FINES MERAMENTE INFORMATIVOS Y NO DEBE SER CONSIDERADO UN REEMPLAZO DE LA OPINIÓN MÉDICA.

POR CUALQUIER DUDA CON RESPECTO A SU SALUD O UNA POSIBLE AFECCIÓN MÉDICA, CONSULTE A SU DOCTOR.

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