Un objeto misterioso hizo un agujero en el espacio y desapareció

Curiosidades
hace 7 meses

Cuando los astrónomos dieron inicio a un proyecto organizado para crear un mapa 3D detallado de nuestra galaxia, no esperaban encontrar nada sorprendente. Pero eso fue exactamente lo que sucedió. Más temprano ese año, una científica de Harvard, la Dra. Ana Bonaca, había detectado una extraña anomalía en las corrientes estelares de nuestra galaxia. Una corriente estelar es una línea de estrellas que se trasladan juntas a través de las galaxias. La corriente estelar de la que hablamos se llama GD-1, y se extiende en una impresionante a través del cielo.

Solía ser una línea uniforme y estirada por la gravedad de nuestra galaxia. Un día, la Dra. Bonaca detectó un hueco en ella, un hueco con un extraño borde irregular. ¡Parecía que algo aterradoramente enorme había atravesado la corriente estelar! La mera fuerza de gravedad de este objeto era tan grande que alcanzó para arrastrar estrellas en su camino. Lo más sorprendente fue que los telescopios no lograron detectar la fuente del daño. Pero entonces, ¿qué podría ser esa bala invisible?

Una teoría sugiere que la intrusa es una estrella errante. Pero, según la Dra. Bonaca, el agujero es mucho más grande que cualquier estrella existente. ¡Tendría que ser un millón de veces más grande que nuestro Sol! Muy bien, ¿qué tal si el agujero en la Vía Láctea hubiera sido producido por un agujero negro supermasivo, como el que se encuentra en el centro de nuestra galaxia? Si esos dos agujeros negros se acercaran demasiado, no podrían escapar a la gravedad del otro. ¡La colisión sería inevitable!

En ese caso, el más fuerte de los agujeros consumiría al más débil, formando un agujero negro enorme y superaterrador. Pero hasta ahora nunca hemos sido testigos de una colisión de agujeros negros. Además, por más que la han simulado en computadoras poderosas, los científicos no pueden predecir las consecuencias de una fusión como esa. El único dato obvio es que produciría cantidades increíbles de energía. Unas enormes ondas viajarían por todo el universo, ¡y tarde o temprano impactarían en nuestro planeta!

¡Dicho eso, dos agujeros negros en nuestra galaxia podrían negarse a fusionarse! Imagina esto: un agujero negro supermasivo, con una masa cientos de millones de veces superior a la del Sol, gira en el centro de la Vía Láctea a una velocidad fenomenal. Otro agujero negro se acerca al “nuestro”. ¿Qué crees que sucedería? Así es: uno de los agujeros, probablemente el intruso, sería expulsado y saldría volando como un frisbee por el espacio. ¿Y quién puede garantizar que no se dirigiría hacia la Tierra?

Por suerte para nosotros, no hay ningún agujero negro supermasivo cerca, así que esta teoría no puede explicar el fenómeno del misterioso agujero de bala. La Dra. Bonaca aún no descarta la posibilidad de que el intruso sea una especie de objeto luminoso, similar a una estrella. Después de haber dejado un agujero en la Vía Láctea, podría estar escondiéndose en algún lugar de la galaxia. Pero, una vez más, esto parece altamente improbable debido al gran tamaño del objeto. ¡Es decir, estamos hablando de un diámetro de 30 a 65 años luz!

En cualquier caso, si se tratara de un objeto luminoso, sería difícil predecir dónde terminaría. El intruso podría haberse movido a una velocidad increíblemente alta. En ese caso, no tendría que ser muy grande para producir un agujero en la corriente estelar. También podría haberse movido más despacio y ser muy pesado, pero los astrónomos no saben cuál es la opción correcta. ¡Por esa razón, es casi imposible predecir dónde terminó!

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