8 Señales no evidentes de que el cuerpo necesita grasas urgentemente

Salud
hace 5 años

¿Cómo percibes los alimentos ricos en grasas? Muchos los rechazamos, considerándolos perjudiciales porque propician un aumento de peso. Sin embargo, la falta de grasas saludables está ligada a problemas considerables en nuestro organismo. Los más inocuos de ellos son los relacionados con la piel, membranas mucosas, intercambio de calor inadecuado, así como irritabilidad. Si una dieta baja en grasas dura mucho tiempo, es posible que aparezcan problemas con el corazón, el hígado y la vesícula biliar.

En Genial.guru hemos recopilado los síntomas no evidentes que el cuerpo nos revela cuando necesita de algo graso pero no se lo permitimos.

¿Qué grasas se consideran buenas para el cuerpo?

Es necesario evitar los ácidos grasos saturados, es decir, aquellos que se unen fácilmente entre ellos (sobresaturados de carbono) y se depositan formando una capa de grasa corporal. En este grupo encontramos las carnes grasas, la comida rápida, confitería, margarina, aceite de palma y de coco.

Pero los ácidos grasos insaturados (omega-3, omega-6, omega-9) tienen un efecto positivo en nuestro sistema endocrino y en el metabolismo. La norma recomendada para una persona sana es de 50-80 gramos de grasas por día. Los alimentos con un alto contenido de estos deben ser incluidos en la dieta a diario. Entre estos productos, encontramos:

  • Pescado
  • Mariscos
  • Frutos secos
  • Aceites vegetales
  • Legumbres
  • Semillas (girasol, sésamo, lino)
  • Hortalizas (calabaza, maíz, brócoli, coliflor)
  • Frutas (aguacate)
  • Frutas del bosque (espino amarillo, rosa salvaje, grosella negra)
  • Huevos
  • Quesos
  • Frutas deshidratadas
  • Verduras (perejil, espinacas, cilantro)

Ahora, adentrémonos en cómo entender por tu propia cuenta cuándo tu cuerpo demanda claramente la ingesta de grasas.

1. Tienes la piel seca y problemas con el cabello

Descamación e irritación de la piel, caspa, pérdida del cabello: todos estos síntomas pueden revelar el hecho de que el cuerpo carece de ácidos grasos. No en vano se denominan “elementos de la belleza” porque su presencia en el cuerpo supone una garantía de un cabello brillante, uñas fuertes y piel sana.

Las células de la piel están protegidas por membranas compuestas de ácidos grasos omega-3 y omega-6. Son estas las que aportan elasticidad a la piel y retienen la humedad. Su déficit provoca que las propiedades protectoras de la piel se reduzcan en gran medida, produciéndose un envejecimiento prematuro.

El uso de cosméticos no salvará la situación, ya que estos solo actúan en las capas superiores de la piel y eliminan los síntomas, pero no la causa.

Productos ideales para la piel: pescado, brócoli, aceites vegetales y frutos secos.

2. Tienes frío a menudo

¿Tienes frío incluso cuando claramente la temperatura en la habitación o en el exterior es confortable? Esto indica un intercambio de calor incorrecto, que puede deberse a un déficit de grasas, ya que existe una relación directa entre el nivel de grasas y la capacidad corporal de retener el calor.

Para paliar la situación, añade a tu dieta el aguacate, calabaza al horno, aceite de oliva y frutos secos.

3. Te cansas rápidamente

Las grasas saludables ralentizan la absorción de hidratos de carbono y previenen de saltos repentinos de azúcar en sangre, permitiendo que el cuerpo funcione como debe. Además, para producir energía, el cuerpo necesita precisamente de las grasas. Si estas faltan en tu dieta, después de consumir hidratos de carbono simples puede producirse una fuerte y repentina fatiga, así como somnolencia.

Alimentos ideales para sentirse bien: frutos secos, quesos, huevos.

4. Eres propenso a los cambios de humor

Los ácidos grasos poliinsaturados ayudan a combatir el estrés, ya que aumentan el nivel de serotonina (la hormona de la felicidad y el placer).

Para el sistema nervioso, los ácidos grasos omega-3 se consideran los primeros medicamentos, por lo que, para un buen estado de ánimo, debes incluir en tu dieta los frutos secos, pescado graso y semillas de lino.

5. No consigues perder peso

Comer grasa y perder peso no parecen compatibles, ¿verdad?

Pero, en realidad, los nutricionistas han descubierto desde hace mucho que la pérdida de peso más eficaz tiene lugar cuando se reduce la cantidad de hidratos de carbono simples en la dieta, mientras se aumenta la proporción de las grasas saludables. Prueba este método, especialmente, si te has enfrentado con el así llamado “efecto meseta”: el peso permanece en su lugar, aunque antes estuvo bajando activamente.

6. Y siempre tienes hambre

Si tienes hambre a todas horas, entonces el problema del déficit de grasas está manifestándose. Cuando la falta de las grasas se convierte en algo crónico, una persona puede experimentar una sensación de hambre incluso después de una comida copiosa.

Curiosamente, las grasas saludables tienen un efecto bien diferente en el proceso de saciedad. Para suprimir de manera rápida y prolongada la sensación de hambre, debes dar preferencia al pescado rojo, tofu, queso de cabra y nueces. Los aguacates, las verduras y los aceites vegetales son menos efectivos para tales casos.

7. Te cuesta concentrarte

Una escasa cantidad de grasas, poco a poco, conduce a una alteración del funcionamiento del cerebro: la memoria y el pensamiento se deterioran, a la persona le cuesta concentrarse. Una cantidad suficiente de ácidos insaturados permitirá mejorar el funcionamiento del sistema nervioso, las terminaciones nerviosas comienzan a transmitir las señales más rápido y, como resultado, la información llega al cerebro.

Los ácidos grasos omega-3 estimulan la actividad mental mejor que todo, por eso, en tu caso, los mejores aliados serán el salmón, el atún, las semillas de lino, los frijoles y los mariscos.

8. Tienes el síndrome del ojo seco

Sensaciones desagradables, sequedad y enrojecimiento de los ojos: estos son síntomas que los oftalmólogos definen como el síndrome del ojo seco. Pero el problema surge, no solo por el largo trabajo que se realiza frente a la computadora y por el aire seco, sino también por la carencia de grasas en la dieta.

Esto se debe a que los ácidos grasos influyen en la producción de la película lagrimal, que protege e hidrata al ojo. Con su ausencia, disminuye el nivel de humidificación natural. Esto se percibe especialmente en aquellas personas que utilizan lentes de contacto.

Los mejores productos para la salud ocular son las grosellas negras, los pescados grasos, los mariscos, la calabaza, el brócoli y las espinacas.

¿Qué tal te va eso de la “dieta grasa”? ¡Escucha a tu cuerpo y lleva una vida sana!

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