17 Historias sobre abuelas que serían capaces de sorprender a cualquiera

Gente
hace 2 años

Los científicos creen que las abuelas cumplen un rol esencial en las sociedades humanas, y por este motivo la naturaleza las ha provisto, en general, con una larga vida. Ellas tienen un efecto positivo en el desarrollo de los nietos y en su estabilidad emocional, y ayudan a las madres a criar a sus hijos. Solo unos pocos representantes del mundo animal pueden contar con sus abuelas, lo que significa que somos increíblemente afortunados. Después de todo, entre otras cosas, las mujeres mayores hacen que nuestra infancia sea más brillante y que el mundo sea más bueno.

Genial.guru ama a nuestras abuelas por su ingenio, su creatividad y su sentido del humor. Y seguro que algunas historias relacionadas con ellas las recordaremos durante toda la vida.

  • Atendía pacientes (soy traumatólogo). Entró una anciana de unos 85 años y tuvimos este diálogo:
    —¿Qué me dice, señora?
    —Me están doliendo las rodillas, querido.
    —Deme su placa, vamos a ver.
    Me pasa la placa que se había hecho antes.
    —Para su edad, las articulaciones están bastante bien. Le voy a recetar cremas y pastillas, se sentirá mejor.
    —No, querido. Yo necesito que dejen de doler por completo. Me gusta el deporte extremo. Hago saltos de esquí de trampolines.
    —¿Tal vez quiso decir que “hacía”?
    —No, no, antes era atlética, saltaba con paracaídas, bajaba de 10 metros con soga, ¡también me gustaba hacer tiro al blanco! Ahora me gusta saltar en esquí de trampolines medianos. © HINHHHIL / Pikabu
  • La abuela canta en el coro de la iglesia. Recién me llamó y dijo: “Hoy fue un día difícil. Tuvimos como 5 conciertos en el cementerio. ¡Cantamos tan bien que el cementerio se llenó de vida! Hasta nos dieron ganas de bailar, pero ¿quién lo vería? Los muertos no tienen ojos”. Concurso de historias espantosas: Stephen King — 0, Abuela — 1. © Wizard_Severus / Twitter
  • Abuela: “¡Por fin llegó el fin de semana, se puede tomar algo!”.
    Yo: “Pero abuela, hoy es martes”.
    La abuela, con melancolía, abriendo una botella delicadamente: “Es fin de semana para mi alma”. © Dominastya / Twitter
  • Era una mañana maravillosa de mucho sol, estaba en la parada del autobús. No estaba sola, a una anciana también se le ocurrió ir a algún lado el domingo por la mañana. Empezó a sonar su teléfono. “Sí. Ah, hola, nieto, qué bueno que llamaste. ¿Qué dices, nietito querido? ¿Pero cómo pudo pasar? ¡Pero Carlitos, claro que te puedo enviar! Tú sabes: yo siempre tengo algo de dinero guardado. ¿Pero cómo pasó? ¿O sea que tú estabas en el carro nuevo que te regalaron tus padres? Ah, ¿entonces no fue tu culpa? Sí, claro, todo va a estar bien. Apenas llegue al cajero, te mando. Pero cuéntame, ¿cómo está María? ¿No se casó todavía? ¿Y don Mateo, sigue bebiendo y después hace desastres? ¡Pero será posible! Ah, ¿te están llamando? Bueno, vuelve a llamarme cuando puedas”. Me vino a la mente que alguien estaba tratando de engañar a la anciana. Me acerqué y le dije que era probable que la estuvieran estafando, que sería mejor que llamara a su nieto. Y ella me respondió sonriendo maliciosamente: “Querida, no tengo ni nunca tuve nietos”. © greensvet / Pikabu
  • El año pasado, a mi abuela le diagnosticaron problemas cardíacos, el médico pidió que limitara la carga y que evitara (¡horror!) los trabajos en el jardín. La abuela hizo un tratamiento y mejoró. ¿Y qué hizo ella? Se puso a sembrar plántulas. Cuando mamá fue a verla el otro día, la abuela escondió las plántulas detrás del sofá. © svetachalova / Twitter
  • Tengo una abuela vieja y caprichosa. Se queja de salud: presión, corazón, piernas, oídos, visión, dificultad para respirar. Pide que le llevemos comida. Vivimos a 30 kilómetros de distancia y solo vamos los fines de semana. Ella se queda tirada, llorando porque todo está mal, y nosotros lavamos los pisos, cocinamos y la entretenemos como podemos. Una vez, de alguna manera, a mi esposo le dieron un día libre y fuimos a visitarla durante la semana. De día. La vimos en la calle: caminaba tranquilamente. Cuando nos vio desde lejos, trató de escapar. Subió al cuarto piso más rápido que yo y sin ninguna dificultad para respirar. Esa “James Bond” nunca ha estado tan cerca del fracaso. © Mr.Svet / Pikabu
  • Mi abuela y yo pasábamos cerca de la plaza donde yo siempre jugaba cuando era niña. Miré con nostalgia a la barra fija, en la que la misma abuela me enseñaba a dar volteretas hacía 10 años. La abuela notó mi mirada y preguntó en broma: “¿Podrías dar una vuelta mortal ahora?”. Yo negué con un gesto. Y la abuela respondió: “¡Yo sí puedo!”. Dejó sus bolsas en el suelo y corrió hacia la barra. ¡Hizo la vuelta mortal y más de una vez! No me he reído así en mucho tiempo. ¡Amo a mi abuela! © “Oídoporahí” / Vk
  • Mi amigo es un profesional de la botánica. En pleno verano, pasábamos con él por el mercado, había muchos vendedores alrededor, todos estaban tratando de vender algo. Y una anciana trató de atraparnos diciendo: “Compren mis papas, las cultivé en mi huerta, con mis propias manos, con amor, como si fuera para mí”. Mi amigo miró los tubérculos y dijo: “Deberíamos comprar. Así ayudamos a esta anciana al menos un poco. Su huerta debe estar muy lejos”.
    Le pregunté: “¿Conoces a esta anciana?”.
    Él respondió: “No. Conozco estas papas, son de Egipto”. © WotkiDay / Pikabu
  • Trabajo en una empresa que abastece gas. Hoy vino una anciana, ni me acuerdo qué asunto tenía, pero resolvimos todo bastante rápido. Me preguntó:
    —¿Tengo que pasar por algún lugar más?
    —No.
    —¿Pero está seguro? Tal vez tenga que pasar por algún departamento más.
    —¿Para qué?
    —Es que mis hijos me regalaron una pulsera fitness, tengo que hacer 8 mil pasos por día y ya no sé a dónde ir. © AedGinvael / Pikabu
  • Mi abuela de 72 años siempre está entusiasmada con los nuevos episodios de The Walking Dead que salen los lunes. Y luego me envía mensajes espeluznantes como: “¿Serías capaz de ver un rayo de luz en plena oscuridad?”. © macbeezy_ / Reddit
  • Después de clase, fui a visitar a la abuela. Abuela: “Cata, prueba la papilla. ¿Está buena?”. Yo: “Deliciosa”. Abuela: “Muy bien. La hice para el perro”. © kate_ne_smeshno / Twitter
  • Hoy mi esposa en el hospital señaló a una enfermera anciana y dijo: “Esta anciana pone las inyecciones en la vena con los ojos cerrados. Y al mismo tiempo susurra: ’¡Quien no se haya escondido, ahí voy!’”. © Bash.im
  • Hoy pasaba por una zona infantil con un área de juegos, toboganes, escaleras, etc. Bastante ligeros, no eran altos y no daban miedo. Un niño de 3-4 años caminaba lentamente por la escalera, y una madre preocupada le seguía los pasos.
    Cerca estaba sentada una anciana.
    —¡María! ¿María, me oyes? —gritó la anciana.
    —¿Qué, mamá? —dijo la mujer que estaba con el niño agarrándolo de la capucha mientras se daba la vuelta.
    —Dime, ¿a qué se va a dedicar Pablito cuando crezca?
    —Es rara esa pregunta. Lo va a decidir cuando sea mayor.
    La anciana se puso a reír:
    —¿Cómo va a decidir algo por sí solo si no lo dejas ni dar un paso por su cuenta?
    La madre se quedó pensativa un momento y, sin muchas ganas, dejó al niño jugando solo. © Zeppilin / Pikabu
  • Hace un par de años, estaba esperando que mi esposo volviera del trabajo. Era verano, salimos a pasear con mi hijo. Llevábamos mucho tiempo afuera, lo llamé, y él estaba acompañando a una anciana perdida a su casa. Ella no se acordaba de dónde vivía. Fue a la comisaría con ella, allí dijeron que iba a ser más fácil si él encontraba su casa. Siguieron buscando durante 2 horas, pasaron por todo el barrio. Yo empecé a enojarme, aunque entendía que era una buena acción. Al final, llegaron al edificio donde la había encontrado y ella lo invitó a pasar. Resultó que su nieta era soltera y él le había parecido un buen hombre. ¡Pero, maldita sea, qué celestina! © “Oídoporahí” / Vk

¿Qué historias de abuelas recuerdas tú?

Imagen de portada greensvet / Pikabu

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