Aprende a reconocer sus emociones. Cuando los padres están molestos, puede ser una experiencia aterradora y confusa para un niño. Pueden sentir que han hecho algo malo o que no son amados. Por eso, es importante que, si un padre se excede gritando o castigado a su hijo, se disculpe. Así, le muestra al niño que lamenta su comportamiento y que todavía lo ama y se preocupa por él. Una disculpa sincera puede ayudar a reparar la relación entre padre e hijo.
Acepta responsabilidad por tus acciones. La gran mayoría de niños o hijos criados con padres incapaces de reconocer algún impacto negativo sobre ellos, reveló que después de todo, lo único que les hubiera gustado escuchar en esos momentos, eran palabras que los hicieran sentir escuchados, comprendidos y amados. Y lograr esto, de hecho, esto es mucho más simple de lo que se puede creer, y el primer paso es simplemente reconocer el error, y disculparse sinceramente.
Explícale lo que necesite saber. Muchas veces las personas están muy acostumbradas a comportarse de cierta manera, y cambiar conductas arraigadas puede ser muy complicado. No obstante, un cambio, podría alcanzarse siendo más consciente de sus acciones y las reacciones de los demás, especialmente, los niños.
Por ejemplo, si tu hijo busca incesantemente atención, y se enoja contigo por ignorarlo, podrías tratar pedirle disculpas por el incidente, y explicarle qué es lo que estaba pasando por tu mente en ese momento. Así, él abrirá un espacio para la comprensión en lugar del enojo.
Demuéstrale que no volverá a pasar. Una disculpa sincera se logra reconociendo tu propio comportamiento. Para lograrlo, debes recordar llenarte de empatía y conexión con tu niño. Es más, toma esta oportunidad para hacer pactos y acuerdos con tu hijo, para tratar de que no vuelvan a ocurrir situaciones como las que llevaron al conflicto, nuevamente.
Ofrece reparaciones. Ahora, ¿cómo dar el primer paso? Un buen comienzo puede ser haciendo preguntas neutrales como “¿Cómo te sientes?” o “¿Cómo podría compensártelo?”. Esto podría ayudar a comprender las diferencias de percepción ante el suceso entre ti y el niño, además, de hacer una ofrenda de paz más palpable.
Nunca olvides las palabras mágicas. A veces, puede pasar que los padres busquen tener gestos amigables con sus hijos a manera de disculpa por una disputa. Sin embargo, saltarse un diálogo sincero antes de las reparaciones, no siempre es la mejor opción, puesto que pueden llegar a parecer actos poco genuinos. Por ello, antes de nada, nunca olvides decir clara y directamente “lo siento”.

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