Es muy importante respetar la intimidad de los hijos
15 Frases de los padres sin las cuales la crianza puede alcanzar un nuevo nivel de confianza
El camino hacia cualquier psicoterapeuta está pavimentado con las buenas intenciones de nuestros padres. En la mayoría de los casos, las mamás y los papás realmente querían lo mejor, pero luego muchos hijos adultos terminan tratando de resolver las consecuencias de su crianza durante años. Además, algunos de ellos repiten los errores de sus propios padres y madres, transmitiendo a sus hijos las mismas frases que alguna vez los lastimaron tanto.
Genial.guru recopiló las actitudes que más afectaron en la infancia a los adultos de hoy para descubrir qué impacto tuvieron las palabras aparentemente inofensivas en la vida de las personas.
“En esta casa nada es tuyo”
Algunos padres están sinceramente convencidos de que un niño se convierte en una persona independiente solo cuando puede mantenerse a sí mismo. En consecuencia, hasta ese momento, uno puede ignorar su opinión, sentimientos, necesidades especiales, etc. La idea tóxica de que mientras una persona no esté ganando dinero “no es nadie” está creando una generación de adictos al trabajo acomplejados.
Los niños que han aprendido desde la cuna la idea de que nada en el hogar de sus padres les pertenece nunca se sienten seguros. La infancia perdida, la depresión, la ansiedad, los sentimientos debilitantes de culpa y vergüenza y la baja autoestima son solo algunas de las consecuencias frecuentes de esta forma de crianza.
Tales actitudes de los padres son la mejor manera de motivar a un adolescente a alejarse rápidamente de mamá y papá, para finalmente proporcionar a su pequeño mundo al menos algún tipo de estabilidad. Se irán a vivir fuera aunque sea a un rincón en un albergue, pero con la ilusión de que sea “su” lugar. Estas personas, por regla general, trabajan duro, porque es la única forma en que sienten su valía.
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Yo: “Mamá, por favor, toca la puerta antes de entrar a mi habitación. La falta de espacio personal es una de las razones de mi ansiedad constante”. Mamá: “¿Qué quieres decir con tocar? ¡Este es mi departamento! ¡¿Quizás debería mudarme de aquí y ya, para no interferir con tu espacio personal?!”. © sviatayalojka / Twitter
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“No tienes nada propio, incluso tú estás hecha de mí. No has ganado ni un centavo, pero te haces pasar por una personalidad”. Esta frase me persiguió desde los 5 hasta los 18 años. No sé descansar, tengo pánico de perder o cambiar (con un breve descanso) de trabajo, tengo dificultad para expresar mis emociones en voz alta. © Ksenia Gerasimyak / Yandex.Zen
“No te metas en las conversaciones de los adultos”
Para muchos padres, su hijo seguirá siendo un bebé ignorante para siempre, sin importar la edad que tenga: 5, 15 o 50 años. Les parece que el niño no puede entablar una comunicación plena con los adultos, y es demasiado pronto para que tenga su propio punto de vista sobre cualquier cosa. Estos padres no consideran a sus hijos como individuos y los niños se dan cuenta de eso perfectamente.
Con los años, esto puede dar como resultado el hecho de que el hijo adulto se avergüence de expresar su opinión en presencia de personas mayores (maestros, profesores, jefes), considerando sus propios pensamientos son insignificantes y no dignos de atención. Esto le impedirá descubrir sus habilidades académicas y construir una carrera exitosa.
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A mi madre le encantaba esta frase. Por ejemplo, una amiga de ella venía de visita, de repente se acordaban de una película interesante, que yo también había visto, yo quería dar mi opinión, y entonces: “¡No te metas en las conversaciones de los adultos!”. Una de sus amigas una vez dijo: “¿Por qué la callas? Que también diga lo que piensa”, a lo que mi madre respondió: “No tiene por qué meterse cuando están hablando los adultos”. Y yo ya era adolescente. En esta frase yo escuchaba “no te metas, eres tonta y no entiendes nada”.
© Kaoma777 / AdMe
“No lo recuerdo, entonces no pasó”
Ahora todos sabemos sobre el gaslighting y entendemos que la negación de los hechos reales es una forma de violencia psicológica. Pero cuando éramos niños, muchos de nosotros escuchamos la frase “¡Lo estás inventando! ¡Eso nunca pasó!” de nuestros padres, quienes realmente no querían admitir que se habían equivocado.
Como resultado, los niños comienzan a dudar de su percepción de la realidad y de la utilidad de su propia memoria. Esto es extremadamente perjudicial para su capacidad de confiar en sí mismos y en el mundo porque las personas más cercanas, sus padres, les muestran que, en realidad, algo anda mal con ellos, ya que “recuerdan lo que no fue”.
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Trabajé con una clienta a la que, a la edad de 13 años, su madre echó a la escalera del edificio en ropa interior con las palabras: “¡Fuera, aquí nada te pertenece!”. ¿Por qué? Porque la niña se atrevió a decir “¡Esta también es mi casa!”. Los vecinos la dejaron entrar para que esperara allí a que pasara la rabieta de su madre. Cuando la niña trató de recordarle este incidente a su madre, ella dijo: “¡No pudo haber pasado, no podría mirar a mis vecinos a los ojos, lo estás inventando!”. © lfeey / Pikabu
“No puedes ofender a las niñas”
Parece ser la actitud correcta, un hombre de verdad debe proteger a las chicas, ceder ante ellas, ayudarlas. Y todo va bien exactamente hasta que las chicas comienzan a abusar de sus privilegios, comportándose de una forma que nada tiene que ver con unas delicadas margaritas. Pero un niño bien educado tiene que soportar el acoso de sus compañeras.
Como resultado, los hombres crecen y simplemente les temen a las mujeres, no pueden rechazarlas verbalmente, incluso en los casos en que ellas claramente van más allá de todos los límites. Y entonces, la actitud que se suponía debía prevenir la violencia física contra algunas personas, conduce al surgimiento de una violencia socialmente aprobada contra otras. Y a los hombres les da vergüenza siquiera quejarse de eso, y mucho peor resistirse.
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¡No puedes ofender a las chicas! La frase más delirante y estúpida, que es muy popular entre los padres de los varones. Es decir, una chica insolente puede golpear a un niño en la cabeza, romper su libro de texto, trolearlo en las redes sociales, ¡y no le pasará nada por eso! ¡Porque ella es una neeeena! © Evgeniya Yavuz-Ponomareva / Facebook
“Arruinas todo”
Pocas personas logran hacer algo nuevo bien la primera o incluso la segunda vez. Se necesita experiencia, habilidad y hábito. Está bien cometer errores y fallar, especialmente en la niñez. No es normal pasar toda la responsabilidad de sus errores al niño, porque si mamá y papá no le enseñaron algo, entonces el niño no tiene la culpa de eso.
Con el tiempo, un pequeño que escucha esas palabras regularmente deja de intentar hacer algo por completo para no fracasar. Además, puede comenzar a considerarse a sí mismo la fuente de todos los problemas de sus padres, una persona que no es lo suficientemente buena, que no merece ni el amor ni el derecho a la vida.
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En un centro comercial local hay una máquina automática donde se sacan los juguetes. Ayer se le acercaron una mamá y su hijo de unos 4 años, ella movía esta garra metálica y el niño no paraba de intentar presionar el botón. Y finalmente lo presionó, pero ella no pudo sacar el juguete, así que simplemente le gritó: “¡Siempre lo estropeas todo!”. Pobre niño. © RukaLizo / Pikabu
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Me decían: “No sabes cantar”, etc. Aun si así fuera, ¿por qué decirlo de esta forma? Todavía no lo entiendo. Ahora me da vergüenza hacer todo: me parece que no soy lo suficientemente buena y que lo arruino todo. © iamal0stcause / Twitter
“Puedes hacerlo mejor”
No hay límite para la perfección, pero muchos padres piensan de manera diferente. Desde los primeros pasos le ponen a su hijo una expectativa tan alta que el pequeño tiene que alcanzar lo inalcanzable todo el tiempo. A la vez, los adultos a menudo se olvidan de recompensar al niño por los resultados obtenidos porque no son un motivo de orgullo, sino solo una señal de que es hora de establecer nuevas metas.
Un niño que vive en la eterna carrera por el ideal paterno no sabe valorarse y disfrutar el proceso de su trabajo. Y, por supuesto, le resulta difícil evitar las neurosis y el estrés, porque siempre hay algo por lo que luchar. Estos niños a menudo se enferman, caen en la procrastinación y abandonan la carrera, cansados de girar eternamente en la rueda de las ambiciones de otras personas.
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La madre de una amiga siempre le decía: “Puedes hacerlo mejor”. Si al menos la hubiera elogiado por los resultados. Durante mucho tiempo, mi amiga no podía disfrutar de sus logros. Y de las pequeñas cosas habituales tampoco. Porque siempre es posible hacerlo mejor. Luego logró superarlo de alguna manera. Y empezó a comprender que si hizo algo bien, hizo algo bien, y eso debería ser motivo de alegría. Y si es posible hacerlo mejor, o siquiera si hace falta, ya es una cuestión aparte. © Irmali / AdMe
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Toda mi vida he intentado hacer algo para recibir un elogio. Pero sí, cómo no, incluso un banal “gracias” llegaba, con suerte, una vez al año. Por lo general, recibía una reacción plana o un regaño. Como resultado, crecí como una persona perezosa, reservada y poco comunicativa porque ¿de qué sirve hacer algo o hablar de algo si de todos modos nadie lo apreciará? © kaddyd / Pikabu
“No lo necesitas”
Esta frase tiene muchos análogos, desde “¿para qué lo quieres?” hasta “sobrevivirás sin eso”. Su significado se reduce al hecho de que el niño debe olvidarse de sus sueños y deseos, y no porque sean irrealizables, sino porque los padres no consideran necesario cumplirlos.
Con el tiempo, los niños simplemente dejan de soñar con algo porque comprenden que nunca se hará realidad. Ya saben que en lugar de la muñeca tan esperada, debajo del árbol de Navidad habrá un suéter, y en lugar de un bocadillo en un café, mamá dirá: “¿Acaso no tenemos comida en casa?” (incluso si no hay problemas económicos en la familia). ¿Por qué? “¡Porque yo lo decidí, por eso!”.
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Me decían “no te hace falta” en respuesta a cualquier solicitud (no necesariamente una compra) y “solo aguanta” ante una queja sobre cualquier malestar. Ahora soy una “aguantadora” que tiene dificultades con los límites personales. © saasshhha / Twitter
“¡Eres el / la mayor!”
Cuando a la familia llegan niños más pequeños, los mayores a menudo tienen que crecer muy rápido. A los ojos de muchos padres, pierden el derecho a ser pequeños, incluso si la diferencia de edad es muy chica. Se les asigna una serie de responsabilidades: volverse más sabios, más serenos, más independientes. Y no importa que el niño en ese momento tenga entre 2 y 3 años.
La maduración temprana y a la fuerza aún no ha beneficiado a nadie. Sí, un niño así está más adaptado a la vida y puede lograr mucho, pero el costo del éxito termina siendo la infancia perdida, el resentimiento hacia los padres y “los más pequeños”. Esto no contribuye a las relaciones familiares cálidas de ninguna manera y, a menudo, se convierte en un obstáculo psicológico para crear una familia propia.
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Toda mi infancia escuché la frase “Eres la mayor”. Después de eso, tenía que entregar inmediatamente mi juguete favorito, un libro, un dulce, olvidarme de mis propios intereses y cuidar de mis hermanas gemelas menores. Cuanto más crecía, tantas más cosas debía hacer. Limpiar todo el departamento, cocinar, ayudarles con la tarea. A los 19 años, me escapé. Ahora me mantengo en contacto solo con mis padres. Y tampoco con demasiada frecuencia. Y la diferencia de edad entre mis hermanas y yo es de 1 año y 10 meses. © “Oídoporahí” / Vk
“Haces todo mal, mejor lo hago yo”
Nadie nace con la capacidad de cocinar, lavar o planchar una camisa: todo viene con la experiencia, que debe surgir de prueba y error. A menudo es más fácil para los padres hacer algo ellos mismos en vez de enseñarle a un niño una nueva ocupación, porque eso lleva tiempo y luego hay que eliminar las consecuencias de sus experimentos y rehacer todo.
Muchas madres y padres tratan de proteger al pequeño de las preocupaciones innecesarias, olvidando que las tareas del hogar son una parte importante de la crianza de los hijos. Tal trabajo ayuda al desarrollo del autocontrol y la disciplina (después de todo, no tiene sentido tirar basura donde tú mismo lavarás los pisos), y ambas cualidades definitivamente serán útiles para los niños en la vida.
Los pequeños que no tienen la oportunidad de aprender de sus errores junto a sus padres, en la edad adulta se sienten inválidos domésticos, tienen miedo de emprender cosas nuevas y no creen en sus propias fuerzas.
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Cuando era pequeña, mi madre me regañaba por pelar las papas demasiado toscamente y quitar una capa muy gruesa, y me decía que mejor ni hubiera comenzado. O, si aspiraba el piso, esperaba alegre su reacción, pero me decía que me había hecho falta aquí, que había quedado suciedad allí, y era mejor no hacerlo que hacerlo mal. Qué puedo decir, a la edad de 17 años, estando en una residencia estudiantil, ni siquiera podía calentar comida preparada. Pero nada, la vida me lo terminó enseñado. © ankaka / Pikabu
“No lograrás nada en la vida”
La desconfianza de los padres en las capacidades de los niños afecta fuertemente su autoestima: “¿Quién me necesita si mis propios padres me consideran un inútil incapaz de nada?”. Si se inculcan constantemente tales pensamientos en los niños, aprenderán una sola cosa: “Algo está mal conmigo”. Se necesitan muchos años de terapia seria para superar este sentimiento.
En la vida adulta, los niños en los que sus padres no creían suelen comportarse de manera diametralmente opuesta: o se rinden de antemano y ni siquiera intentan lograr algo (porque están programados para fallar), o dedican su vida a demostrarles a mamá y papá que estaban equivocados.
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“No lograrás nada, eres mediocre, no como Cata de la familia vecina, que es una chica tan inteligente...”. Resultado: muchos complejos a los 22 años. Me gradué de la escuela con honores: “No ingresarás a la universidad”. Entré a todas las especialidades donde apliqué; fui, a pesar de todos los pronósticos, a la más difícil: “No terminarás ni un año”. En fin, puedo continuar hasta el infinito. © alicep / Pikabu
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La frase que más recuerdo de mi madre: “¿Pero qué dices? Con tus capacidades, tendrás suerte si te casas con un cerrajero”. Tal vez por eso me esforcé con tanta terquedad estudiando y buscando mi hombre soñado. ¡Y terminé la universidad, por supuesto! Soy feliz. © Natalia Galkina (Kholkina) / Yandex.Zen
“Son tus problemas, resuélvelos tú mismo”
Criar a un niño según los principios “no confíes, no temas, no pidas ayuda” tiene sus pros y sus contras. Por un lado, enseñar a un niño a afrontar las dificultades por sí solo es una habilidad importante que sin duda será útil en la vida. Pero hay que tener en cuenta que, debido a la falta de experiencia en la vida, los pequeños simplemente no pueden hacer frente a algunos problemas y no deberían hacerlo.
Si los padres no son para el niño un apoyo en el que puede confiar en tiempos difíciles, tiene todas las posibilidades de meterse en problemas. El sentimiento de seguridad y de confianza es tan necesario para los niños como la independencia, por lo que es esencial que los adultos no vayan demasiado lejos en este sentido.
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Me enseñaron a no quejarme y a confiar solo en mí misma. Recuerdo haber dicho que me dolía mucho el brazo. Tomé la póliza, el documento y fui sola a una clínica. Mamá llegó a casa del trabajo y yo estaba con el brazo enyesado. “Mamá, te dije que me dolía. Tengo una fisura”. Mi esposo luchó durante mucho tiempo para que yo pudiera comenzar a decirle qué me dolía, cómo me dolía y cómo iba el curso de mis tratamientos. Por eso, ahora que tenemos tres hijos, los examino, los trato y presto atención a todo tipo de quejas. © Guzik Lena / Facebook
“¿Estás leyendo? Mejor haz algo útil”
Muchos padres creían sinceramente que un niño debía estar constantemente ocupado con algo: prepararse para las lecciones, estudiar en talleres y cursos, poner las cosas en orden en la habitación. Solo soñar o leer un libro parecía algo vergonzoso, una especie de ociosidad. Como resultado, ha crecido toda una generación de adultos que simplemente no saben cómo descansar. Ni un poco.
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Tengo un ardiente sentimiento de culpa cuando no hago nada. ¿Ver una película? No, aprovecharé para planchar la ropa o cocinar una sopa, ¡no me sentaré sin hacer nada frente al televisor durante 2 horas! Y así siempre. No se puede relajarse. No hacer nada es malo. Como resultado, vivo en un estado de tensión eterna, los ataques de nervios se han convertido en un hábito desde hace mucho tiempo. E, intelectualmente, entiendo que es tengo que descansar. Pero no sé cómo: ¡me da vergüenza no hacer nada!
“No eres una belleza...”
Los padres son el primer espejo en el que un niño se mira para comprender cómo es él mismo. Y si mamá y papá le repiten regularmente que su cabello es demasiado fino, sus piernas están torcidas y en lugar de una nariz tiene una papa, así es exactamente como el niño se percibirá. Con tales actitudes, no puede haber nada ni remotamente parecido a la autoestima.
Esto no significa que haya que mentir imprudentemente a los pequeños sobre su belleza sobrenatural, pero a muchos padres no les haría daño empezar a notar lo bueno y enfatizar las ventajas de la apariencia del niño. Conocer sus fortalezas ayudará al niño a sentirse más seguro, mientras que la información persistente sobre sus deficiencias lo hará acomplejado y cerrado en sí mismo.
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Mi madre me convencía de que tenía unas piernas horribles: flacas, feas, torcidas. Como resultó más tarde, era para que no usara faldas cortas para que “no llamara demasiado la atención”. A los 18 años, me vestía como una anciana, con faldas hasta los talones y suéteres holgados. Pero ni siquiera eso me salvó de la atención, y luego me explicaron que yo no era tan fea, sino todo lo contrario. Pero nunca he podido deshacerme por completo de los complejos. © Natalia Bogush / Facebook
“Te dedicamos toda nuestra vida y tú... ¡Ingrato!”
Los padres hacen un gran esfuerzo para asegurarse de que sus hijos vivan mejor que ellos. Para algunos, el niño se convierte en el centro del universo alrededor del cual gira el mundo. Pero el pequeño no elige esa posición y no está obligado a pagarles a sus padres una deuda toda su vida por lo que han invertido en él. Porque fue la elección de ellos, no la suya.
Un niño a quien se le inculca desde la infancia la idea de que él es el sentido de la existencia de alguien, carga sobre sus hombros el peso de la responsabilidad por el bienestar de los adultos y un sentimiento de culpa por no siempre cumplir con sus expectativas. Parece existir “a crédito” en lugar de simplemente vivir.
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Mi diagnóstico es “Hicimos todo por ti, y tú...”. Siempre me compraban todo sin preguntarme. Todo lo mejor, por supuesto. Pero no lo que yo pedía. No podré pagar por toda la riqueza material que tengo hasta el final de mi vida, y siempre me lo recuerdan. Me presentan el recibo regularmente: hemos hecho tooooodo esto por ti, y tú... Y yo no tengo vida propia en absoluto, pago la deuda con mi vida. © Irmali / AdMe
“Eres un nene” / “Eres una nena”
A muchos niños se les prohíben ciertas acciones y comportamientos debido a los roles de género. Tradicionalmente, se supone que los niños no deben llorar, ser tiernos ni vestir de rosa; y las niñas no deben trepar a los árboles, jugar a los carritos o al hockey. Estas restricciones impiden que los niños aprendan libremente sobre el mundo que los rodea y expresen abiertamente sus sentimientos.
Además, estas frases forman conceptos erróneos en los niños. Los varones crecen con la sensación de que sus compañeras son inferiores a ellos porque ser “como una niña” es vergonzoso. A las chicas les parece que todos los niños son gamberros agresivos, de los que es mejor mantenerse lejos. Esto puede conducir a problemas en las relaciones con el sexo opuesto para ambas partes.
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“¡Eres una nena!” ocupa el primer lugar entre las frases favoritas de mi madre. No se puede discutir, no se puede pelear, no se puede mandar a pasear bien lejos al “novio” que ella misma se ha encargado de encontrarme. © Mnogolikaya / Yandex.Zen
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Me harté de que mi hijo tenga prohibido llorar, de que haya colores “correctos” e “incorrectos” para un niño, simplemente me congelo si mi hijo se golpea dolorosamente y lo callan con la frase “No llores, no eres una niña”. Y me molesta no poder limitar mi círculo social, porque la mayoría de las personas con la percepción de “eres un niño” son mis parientes mayores, a quienes, en realidad, amo mucho. © “Habitación № 6” / Vk
¿Qué frases de tus padres han influido más en tu vida? ¿Has logrado evitar las actitudes negativas al criar a tus hijos, o te sorprendes pensando que estás repitiendo los mismos errores que tus padres?
Comentarios
“Arruinas todo” es una frase muy dura
Yo a veces uso la de “eres el mayor”
Me siento plenamente identificado con casi todos los puntos del artículo...
en el punto de "no debes molestar a las niñas" me sucedió; recuerdo que cuando era niña a mi me encantaban las cosas de "chicos" y siempre jugaba con ellos, un día mi maestra nos reto por correr en el recreo, les dijo a los chicos que se sentaran en un rincón, pero a mi no me dijo nada. así que fui y me senté con ellos también. La maestra se enojo por que yo fuí.