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¿Te has mirado al espejo y sentido que tu rostro luce más hinchado, cansado o apagado? No estás sola. El estrés no solo se siente... también se nota. En redes sociales, muchas hablan de la famosa “cara de cortisol”, una tendencia viral que ha puesto a la hormona del estrés en el centro de la conversación. Pero, ¿qué hay de cierto en todo esto? Te contamos lo que dicen los expertos —y lo que realmente puede estar reflejando tu piel.
Cuando vivimos bajo estrés constante, nuestra piel, incluyendo la del rostro, nos empieza a dar diversas señales. Por ejemplo, nuestro cuerpo empieza a liberar hormonas que pueden alterar la salud de la piel: más sensibilidad, brotes o pérdida de luminosidad. Además, el estrés muchas veces puede llevarnos a adquirir malos hábitos, como apretar la mandíbula o morderse los labios... y eso también deja huella.
Otro de los síntomas que se han vuelto virales en la actualidad es la hinchazón de la cara, producto del estrés. La tendencia sugiere que los picos de cortisol son directamente responsables de la hinchazón y distensión facial que resultan en una apariencia redonda e hinchada. A eso se le ha llamado “cara de cortisol”.
El cortisol es conocido como la hormona del estrés, y aunque suena negativo, en realidad es vital: regula el metabolismo, te ayuda a enfrentar enfermedades, cirugías o cualquier situación que exija un “extra” de tu cuerpo.
Funciona como un reloj interno, subiendo por la mañana para activarte y bajando por la noche para que puedas descansar. Pero si ese ritmo natural se altera —por estrés crónico, insomnio o malos hábitos— tu cuerpo lo siente: fatiga, cambios en la piel, ansiedad, problemas digestivos y más.
Tus niveles de cortisol pueden subir por muchas razones: estrés diario, una infección, la hora del día... ¡incluso el embarazo! Y lo curioso es que, muchas veces, ni siquiera se notan los síntomas.
Pero cuando el cortisol se mantiene alto durante mucho tiempo, puede deberse a algo más serio, como el síndrome de Cushing, una condición poco común que, en algunos casos, se debe a un tumor en la hipófisis. Los signos incluyen aumento de peso, pérdida de masa muscular, rostro redondeado (cara de cortisol) y una pequeña joroba en el cuello.
También existe el síndrome de Cushing exógeno, que no viene del cuerpo, sino del uso prolongado de esteroides (como pastillas, inhaladores o cremas) para tratar enfermedades como asma o lupus. Esta es la causa más común. Y por último, algunas condiciones como la depresión, el abuso de alcohol o la desnutrición también pueden elevar el cortisol. En estos casos, al tratar la causa raíz, los niveles tienden a normalizarse. A esto se le conoce como pseudo-Cushing.
Esta tendencia viral en TikTok asegura que los niveles altos de cortisol —la hormona del estrés— pueden provocar inflamación facial, generando un rostro más redondeado o hinchado. Aunque muchas de estas afirmaciones no tienen respaldo médico y la “cara de cortisol” es más mito que realidad, miles de videos han inundado las redes con tips para “combatirla”.
Algunos especialistas, en lugar de ignorar estas modas, prefieren mantenerse al tanto de lo que el algoritmo está mostrando, para poder informar con evidencia y claridad. “Cuando una tendencia como ’Cara de Cortisol’ empieza a circular, quiero asegurarme de que mis pacientes conozcan la verdad en lugar de caer en la trampa de mensajes intimidatorios o tratamientos costosos e innecesarios. Mi trabajo es aclarar qué es real, qué es exagerado y qué pueden hacer las personas para cuidar su piel y su salud en general”, comenta uno de ellos.
Algunos de estos cambios cotidianos ayudarán a mejorar tu salud y, por ende, el aspecto de tu rostro:
Tu rostro puede ser un reflejo de lo que vives por dentro, y entender cómo el estrés impacta tu piel es el primer paso para cuidarte mejor. Cuéntanos cómo has sentido que el estrés se refleja en tu cuerpo.
LOS CONTENIDOS SE FACILITAN ÚNICAMENTE CON FINES INFORMATIVOS Y NO PRETENDEN SUSTITUIR EL ASESORAMIENTO MÉDICO. CONSULTA A TU MÉDICO EN RELACIÓN CON TU ESTADO DE SALUD.